Apocalipsis Chileno [terminada]

Capítulo 29: "el agujero"

Sofi Pov

—Hola cabros— Dijo el Felipe. —Los llamé para avisarles algo que está pasando y que me tiene muy incómodo, ya que yo y el Rodolfo somos los únicos que sabemos— Yo miré confundia al pipe y despues al Rodolfo. —lo que pasa es que... no se si recuerden el por qué ahora sólo somos solo veinticinco... porque en realidad lo que pasa es que había un agujero en una de las salas, y no se como mierda pasaron... a lo que voy es que yo y el Rodolfo tratamos caleta de tapar el agujero, pero no se pudo, y si en media hora no tapamos la huea estaríamos cagaos— Nos dijo con cara de preocupao, pero re preocupao el hueón.

—Pero hueón— Saltó el ególatra rico, el Diego —¿¡por qué mierda no nos dijiste ni una hueá!?— Se veía tenso y chato. Puta, yo igual lo estaría si miles de zombies amenazaran con entrar a la cagá de colegio, y no fuera inmune. Pero lo soy po, asi que estoy tranqui.

—Puta, porque pensé que era un hoyito no mas po— el Felipe se paró. —ya, no voy a alegar porque si no tapamos la huea todos van a estar... o sea, todos vamos a estar muertos— se revolvió el pelo. —así que se me paran y nos vamos pa' la sala en la que está el hoyo— El se fue directo a una sala que estaba cerca del sector dos, pero no estaba ahí. No cacho na. Solo seguí al Felipe. Todos andabamos con cuchillos, siempre, así que en este momento estábamos sacándolos de cualquier parte de nuestro cuerpo para así después matar a cualquier zombie que fuera mas capo que nosotros. Se oían los gruñidos, y se veían manos pálidas tratar de destruir las débiles tablas que hacian que no entraran los pocos zombies que habían a nuestro colegio. —Rodolfo, Antonio y Maria, traigan las tablas, están en mi oficina— los culiaos asintieron, pero el Diego se metió.

—Hueón pero mira todo' lo' zombies, en cualquier momento van a aumentar en cantidad y van a sacar todas las tablas que pongamos en el hoyo— las personas empezaron a murmurar y yo asentí con la caeza'.

—Es verda', tenemos que matar a esas hueás— dije levantando el cuchillo. El Felipe se mordió el labio mientras me miraba, pensando en lo que decíamos, y despues agachó la cabeza.

—Hueón, ustedes cruzan este hoyo y van a estar en plena calle, esa huea la saben ¿cierto?— el Felipe levantó la mirada dirigiéndose a la mía, yo asentí con la cabeza.

—Pero puedo ir yo, tu y el Maria po— me crucé de brazos, y al rato se metió la Meilyn reculiá.

—Nosotros igual queremos aportar en algo, hueón, tu no eri la única— dijo la Mèílŷn, yo rodé los ojos.

—De ninguna manera— dijo el felipe. —si salimos, salgo yo con el Maria y la Sofi, si no, no— se cruzó de brazos, y despues todos empezaron a murmurar hueás. Mientras que llegaban los culiaos de traer las tablas.

—Vamos todos— dijo el Javier, oh el culiao, se me había olvidao que existía. —yo igual quiero matar zombies, y no voy a poder si me tienen encerrao como una mascota— algunos culiaos asentían mientras otros movían la cabeza de manera positiva, dándole la razón al boca culiao.

Hice un gesto de indiferencia, y en eso el Maria, que ya había llegado de traer las tablas, habla. —Felipe, nos falta un serrucho pa' cortar las tablas que son muy largas.

—Tengo un serrucho en la oficina tambien, y tambien clavos con martillos, tráelos— el Maria asintió con la cabeza y se fue. Después el Felipe nos miró a todos. —ya, vamos a ir todos pa' matar a los zombies, pero escuchenme por favor— suspiró. —si alguno está en problemas que grite no más, ¿ya?— todos asintieron y al rato estaban haciendo una hilera, a lo que llegó el Maria con el martillo, los clavos y el serrucho. Yo le quité lo último de sus manos y empecé a romper las tablas que evitaban que los zombies pasaran. Cuando terminé, los otros ya estaban matando a los pocos zombies que querían pasar. Y cuando veo para afuera, no se veía ni aparente a los zombies que parecían. Eran caleta.