Copito de Nieve: La vida cambia rápido (PAUSADA)

Capítulo 51

*Narrado por Zarpa Escarchada*

La joven gata se despertó y se levantó. Miro a su alrededor, cerca suyo, Avellino y Nieve estaban enrollados en sus respectivos lechos.

Zarpa Escarchada suspiró. Después de una batalla contra tejones, había perdido a dos compañeros amigos aprendices: Abejilla y Zarpa Audaz. Todas las mañanas los recordaba. Ahora, la guarida de Aprendices estaba vacia, en excepción de los pequeños tres lechos que habian quedado esparcidos por ella, tratando de que no se viera tan vacia.

Sin despertar a nadie, la gata blanca logró salir de la guarida, y velozmente se dirigió a la entrada de la cueva, donde se estaba preparando la patrulla del alba.

Cola de Polvo se acercó a ella, moviendo su característica cola gris.

-Justo venía a despertarte, ven, ya casi nos vamos. -maulló amigable el gato.

-Si, lo siento, cuando desperté me quede pensando. -dijo Zarpa Escarchada.

Semilludo lideraba la patrulla, y detrás de el estaba Nube Lluviosa, su mentora.

-Hola, Nube Lluviosa.

-Hola, pequeña. Hoy te enseñaré a pescar cuando estemos cerca del río, no es el mejor tiempo, pero si logras cazar con este frío, pdrás cazar en todas las estaciones.

La Aprendiza ronroneó de alegría. Le encantaba entrenar para cumplir su sueño: Ser guerrera.

-Vengan, nos vamos. Con tanta conversación parecemos unos pajaritos. -maulló con una nota de risa Semilludo.

Y tras las palabras del gato blanco de manchas marrones, la patrulla salio de la cueva.

Cuando la joven salio completamente de la cueva, una ráfaga de viento se abalanzó sobre ella, dandole un escalofrio que le recorrió la espalda.

Después de sacudirse, la patrulla se internó en los grandes y resistentes árboles, caminando cerca del río que pronto se congelaría.

Todo estaba tranquilo, y hasta lograron cazar unas cuantas ardillas y campañoles para la pila de presas, que últimamente no estaba muy llena.

Sin embargo, pronto los pelos blancos del cuello de Zarpa Escarchada se erizaron al ver el borde del territorio, que por órdenes de Estrella Sombría tenian que cruzar.

La Aprendiza notó que los guerreros también estaban nerviosos. Nube Lluviosa movia su cola de un lado a otro, al igual que Cola de Polvo, y Semilludo tenía unos cuantos pelos de la cola erizados; a los que intentaba disimular sin obtener resultados.

-Tranquilos, mantenganse juntos, si alguien ve algo me avisan. -dijo Semiludo con una casi innaudible nota de temor en si voz.

Los gatos se acercaron más unos a otros, aterrorizados. Zarpa Escarchada olfateó el aire, y suspiró relajada cuando no sintió ningún olor fuera de lo normal.

Pero a medida que se acercaban a los sauces, la joven percibió un olor a depredador, y velozmente se le erizaron los pelos.

El Lugarteniente se detuvo en seco. Con la cabeza apuntaba a los sauces, donde tres zorros jóvenes se abalanzaban sobre un pequeño cuerpo blanco.

-¡Zorros! -bufó asustado- ¡Rápido, creo que hay un gato ahí!

Obedeciendo, los gatos corrieron con Semilludo guiandolos hacia allá. Los temores de Zarpa Escarchada se hicieron realidad.

Con todo el pelaje erizado, Semilludo se lanzó velozmente a la cabeza de uno de esos animales rojizos, y tras arañarle furiosamente la cara, el zorro salio gimiendo con la cola entre las patas.

Esos zorros, a diferencia del que había atacado el clan hace poco, eran demasiado jóvenes e inexpertos en peleas.

La Aprendiza se volteó al escuchar un gruñido detrás de ella, y se encontra cara a cara con un zorro que se lanzó sobre ella.

Tal como le habia enseñado Nube Lluviosa, Zarpa Escarchada golpeó con las patas traseras el estómago, liberandose para luego arañarle el hocico, lastimandole un poco la nariz.

La gata arqueó el lomo, con una herida en su pecho. Para su suerte, Cola dd Polvo secacercó al zorro y lo arañó y le bufó fuertemente, asustandolo.

Zarpa Escarchada asintió de agradecimiento al guerrero. Ya solo quedaba un zorro. Semilludo le gruño, y el animal rojizo se internó en unos helechos, notandose en clara desventaja.

En el suelo, yacía un gato blanco con algunos cortes y con una edad parecida a la de un cachorro a punto de ser nombrado aprendiz. El Lugarteniente se le acercó y lo olió. Pronto levantó la cabeza.

-Esta vivo -Murmuró. Luego, lo tomó del pezcuezo- Vengan, hay que llevarlo al campamento.