La mejor parte del viaje son las sombras que se escabullen a través del vidrio, todas ellas corren por los asientos y se trepan en las cortinas.
Yo solo las observo bailar sobre mi cabeza,
las observo, quieta, callada.
Y sonrío.
Sonrío porque son agradables.
Tan eternas tan efímeras,
siempre felices.
Felices de que nadie las pueda tocar, felices de poder sentarse en mi cabeza a dormir.
Felices de no ser nada y serlo todo.
La sombra mayor, mi sombra, es diferente. Ella se sienta encima del cuaderno e intenta impedir que escriba la verdad.
No le gusta que divaguen en su negrura.
Pero yo la conozco demasiado bien, tanto que no tengo la necesidad de decírselo, así que solo me siento a su lado, y juntas observamos a las pequeñas hacer poesía.
Ésta también es su parte preferida.
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Resumen de lo gris.
RandomCiclo sin orden aparente. Ojalá que te quedes hasta el final.