Bandera blanca de paz, supongo.

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Quizás no se suponía que fueras lo que yo quería que fueras (necesitaba, aún más que querer).

He analizado las cosas una y otra vez, las he leído de cabeza, de izquierda a derecha, en todos los idiomas posibles y desde todos los ángulos que mi corta visión me permite, y he llegado a la conclusión de que probablemente no se suponía que fueses mi mano derecha.

Aún hay algunas cosas que no me quedan claras, como el por qué conocemos gente que no pertenece a nuestro molde de vida, o el por qué duele tanto dejar ir a alguien que nunca estuvo dentro, pero creo que ahora entiendo mejor las cosas, lo entiendo ahora que tengo la cabeza fría como la nieve que jamás en la vida conocí.

Sé que no eras lo que necesitaba porque me daba miedo dejarte ver lo que soy todos los días cuando la gente no me está mirando. Sé que mi lugar no era contigo, porque no era capaz de admitir que estoy triste el noventa por ciento de mis horas, porque no era capaz de contarte que la película que miré la noche anterior me hizo llorar, incluso cuando se suponía que tenía que hacerme reír. Sé que me aferraba a la presencia de tu vida en la mía, porque jamás te dije lo mucho que te quería, porque no estaba segura de que tú también me quisieras.

No es tu culpa, no me mal entiendas. Nada de lo que estás leyendo aquí ahora quiere decir que eres una mala persona, porque la cosa no va en esa dirección. Eres una de las personas más interesantes que he tenido la fortuna de conocer, y mira que eso pasa una vez cada mil cabezas huecas. Eres todo lo que la gente se rehúsa a aceptar que eres. Que gran error de aquellos que son ciegos a tu verdadera esencia, a tus verdaderos intereses, a tus verdaderos pensamientos, sentimientos, impulsos. Estás tan lleno de cosas (unas maravillosas, otras no tan agradables) que un mundo no es suficiente para terminar de entender lo que pasa en esa mal humorada cabeza.

Estoy fascinada, de lo que eres y de lo que no. De lo que pretendes ser y de lo que la gente piensa que eres.

Sin embargo, a pesar de todo el salmo anteriormente recitado, yo tampoco pude ser capaz de conectar contigo. O quizás si lo hicimos, lo hicimos por un par de años, meses, días, pero como toda conexión existente, existen interferencias lo suficientemente fuertes como para terminar con toda transmisión de información. En nuestro caso, la mayor interferencia fue el hecho de que tenemos tantas cosas en común que se volvió enfermizo.

Somos semejantes, en las ojeras, en la tristeza, en la melancolía y en el insomnio. Nos parecemos en la profundidad, en la debilidad, en la fortaleza. Nos parecemos en las circunstancias, y es por eso que no podíamos continuar conectando como quisiera.

¿Cómo se supone que te impulse alguien que está igual de desinflado que tú?

Eso sí, claro que somos diferentes en un montonal de cosas, quizás hay más diferencias que semejanzas, pero eso nunca fue un problema. Todos necesitamos personas que hablen otra frecuencia, eso es lo que nos ayuda a comprender todo en ángulos radicales, eso es lo que nos abre la mente, los ojos y el corazón.

Ahora me estoy desviando del tema, genial.

Necesito que comprendas que nunca fue mi intención empujarte fuera, y tampoco tenía planes de invadirte tan desvergonzadamente. No era mi intención, y lo siento mucho.

Me disculpo por todas las veces que dije que no me disculparía con nadie por nada, porque ahora sé que es lo más arrogante que alguna vez llegue a pensar.

Ahora lo entiendo todo, o casi todo, aunque aún me cueste trabajo aceptarlo, aunque aún desearía que me hablaras de cosas que no comprendo y probablemente nunca lo haré.

Lo entiendo y lo acepto, porque mereces toda la felicidad del mundo, incluso si eso significa vivir ocultando todo lo que no carga por dentro.

Fuiste lo que quería que alguien fuera conmigo y para mí, muchas gracias por eso. Ahora es el turno de alguien más, y espero que sepa aprovecharlo de una manera inteligente.

Esta es mi bandera blanca, es mi señal de paz (aunque nunca hubo guerra para mí).

Y si, lo creas o no, te quise, te quiero y te querré siempre, hombre de apariencia burocrática.

Resumen de lo gris.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora