Es trágico como la gente no suele apreciar el arte.
Quiero decir, ¡mira a tu al rededor! Si justo ahora caminara hasta donde está mi madre y le dijera que la soledad es la más bella de las amantes, probablemente me mandaría a dormir con una advertencia de "no más noches sin dormir".
Realmente es triste como la gente más profunda es la más marginada, pero creo que comienzo a entender por qué.
Verás: según mi alocada teoría, dentro, muy dentro de cada persona, existe un cuarto oscuro. Dentro de cada individuo existe un refugio anti sociedad, sin excepción alguna, todos cuentan con un espacio en blanco.
La cosa con este cuarto vacío es que cada quien decide que tan vacío, profundo y grande es.
Cuando una persona comienza a pensar más de lo que la sociedad considera "normal" (y lo pongo así, con todo y comillas porque la palabra normal es algo discutible) este espacio en blanco se torna de varias texturas, según la tonalidad de pensamiento que se esté usando.
Las personas enamoradas tienen las paredes tapizadas de bellos ojos y sinfonías de agradable compañía.
Las personas tristes se refugian en color melancolía (si es que eso realmente puede ponerse en un color) y árboles viejos, grandes, grises.
Las personas solitarias, bueno, solo ellas saben que hay dentro.
Pero, ¿y que pasa con aquellas personas que se rehúsan a pensar?
Me atrevo a apostar que los cuartos de todas aquellos que temen encender sus frentes lucen iguales. Paredes color crema, escritorios con fotos familiares viejas, libreros vacíos y ventanas que muestran el hermoso panorama de una pared hecha de ásperos ladrillos rojos. Todo es cómodo, todo es sencillo. Todo es seguro.
Una de las características más importantes de la seguridad, desde mi perspectiva, es que te priva de la búsqueda. Si te sientes seguro con un estilo de música, probablemente te limitarás a escuchar ese tipo de música, puesto que si comienzas divagar más allá de los horizontes que ya conoces, existe la gigante posibilidad de que te encuentres con algo que te disguste, algo que te haga sentir incómodo, inseguro.
¡Pero he ahí el detalle! A nadie le gusta sentirse inseguro, sin embargo, aquellos que se atreven a explorar, además de unas espantosas cicatrices, obtienen lo más valioso de está vida: la noción de que nada en esta existencia está fijo.
Pensar te lleva a caminos sin sentido, a callejones sin salida. Pensar te lleva al borde de la inexistencia, pensar te hace desear que no pudieses hacerlo. Pensar te vuelve a la vida, te pone en ella.
Pensar, pensar.
Es arte del más crudo, de ese que no se analiza, de ése al que le vale un carajo si te gusta o no.
Cuando le pides a alguien que piense contigo, y este alguien está demasiado ocupado nadando en la seguridad de sus paredes color crema, lo más seguro es que termines haciéndolo solo.
Si eres de los que caminan muy profundo en lo desconocido, entonces amigo mio, entonces lo mejor es que te acostumbres a caminar solo por un rato, porque hay demasiada gente cuadrada en el camino. Pero no te preocupes, te prometo que hay alguien dispuesto a correr contigo si es necesario, solo tienes que aprender a esperar.
Tenemos que ser pacientes.
En fin; ésta es solo mi despampanada teoría.
En realidad podría haberme limitado a solo decir que algunas personas se interesan en los detalles más que otras, pero ya vez, me encanta hacer desastres con las palabras.
Deberías ver el desorden que hay en mi mente.
Son las 4 con 27 y no sé ni dónde quedaron mis ganas de dormir.
Válgame, pero qué poética.
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Resumen de lo gris.
RandomCiclo sin orden aparente. Ojalá que te quedes hasta el final.