Resumen de lo gris.

Te usó.

Odio repetir palabras.

Estaba pensando en cómo eso pudo haber contado como violación. Realmente no tengo razones para declararlo así, fui yo la que dejó que sus manos navegaran debajo de mi playera. Es simplemente que todo parece tan vacío, tan obsoleto y tan usual.

Siempre, todo el tiempo.

Puedo escuchar su corazón latiendo con fuerza mientras siento que todo su peso aplasta la indiferente bola roja que bota por costumbre, tan perdida debajo de mis costillas.

Es todo un tabú ¿sabes? Es algo tan complicado hablar de esto con las masas. Pasa, y te das cuenta de que no es tan sencillo y satisfactorio como lo pintan, o al menos no siempre, no cuando tienes a la razón, las emociones y a la impulsividad colgando de un hilo que sale de la manga de tu roído suéter.

Cuando menos lo notas estás debajo de alguien, o quizás encima, jalando cabellos que no se enredan a tus dedos y mordiendo pieles que saben a placer agridulce. Cuando menos lo piensas tienes la cabeza de tu última víctima colgando de tu ombligo mientras tus cuerdas vocales se hacen cosquillas entre sí para lograr producir al menos una gota de sonido, aunque sea un chillido.

Se siente igual que revolcarse en lodo para quitarte el calor.

Lo siento, siento haber metido mis manos debajo de tu piel y siento haber frotado mi ser en todos tus huesos.

Lo siento, pero en realidad no tanto.

Diría que no eres tú, que soy yo, pero en realidad es Alter Ego, cara negra, botas rojas.

Es mi vientre que está en pausa, y son mis pechos que no saben cómo despertar.

Es mi mente, que tiene ganas de pensar antes de zarpar, antes de adentrarse en otras dunas engañosamente bien formadas.

Es la decepción que pinta realidades en la espalda de otro bandido.

Malditas sean mis sienes, y maldito seas tú, Alter, maldito seas por cerrar el pozo incluso antes de que sea capaz de vislumbrar la copa de los arboles.

Odio repetir palabras.