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3.

Narra Dakota

Caminaba silenciosamente por la casa tratando de no hacer ruido.

Era sábado, el peor día de la semana para mí, por qué? Porque El siempre trae a sus amigos a tomar y pues...siempre termina mal para mí.

Camino mirando el piso y por ende mis pies cubiertos por zapatos de caucho.

Eran las 6:00 de la mañana y yo lo único que quería hacer era tomar aire fresco y caminar un poco.

Aunque todo el cuerpo me dolía no podía quedarme en esa casa, claro que tenía que estar ahí para hacer el almuerzo y cena pero hasta eso tenía tiempo.

Camine por la acera acomodándome mi suéter bajo mis dedos nerviosa. Sentía la mirada de algunas personas sobre mi, aunque solo duraran por segundos me sentía nerviosa.

Y que si ven lo mal que estoy bajo esta ropa? No, no puedo tener más problemas.

Camine hasta el cementerio que quedaba a una cuadra de mi casa y me senté frente a la tumba de mis padres.

-Hola-murmuré apenas audible-. Todavía sigo aquí...los extraño mucho-sollocé.

No podía más con esto, no tengo a nadie, no puedo más...

Estoy echa pedazos, pedazos tan pequeños que no se pueden ni recoger sin cortarte.

-Por qué me hicieron esto-volví a sollozar hundiendo mi cara en mis piernas.

Llore por horas, les conté como me iba en el colegio y las horribles cosas que me hacia El.

A las finales salí de ahí a las 8:30 de la mañana, con la cara roja de tanto llorar.

Camine con la cabeza gacha como siempre, viendo la acere y de vez en cuando levantaba la mirada para asegurarme de no chocar con nadie.

Una vez volví a entrar en esa casa una terrible depresión me vino.

No me gustaba este lugar, siempre tan silencioso y lúgubre.

Me metí en mi cuarto y me puse a leer un poco, luego dibujo y al final ordene mi cuarto.

Para eso ya eran las 12:30 de la tarde así que baje las escaleras para hacer el almuerzo.

Hice lo que me había ordenado: carne, arroz y puré con jugo de naranja.

Solo para el. Yo comía algo diferente, como pan y mantequilla.

Le deje el plato en el comedor y espere ahí hasta que él llegara como siempre.

Al escuchar la puerta abrirse me tense y un miedo paso por todo mi cuerpo.

Se acercó a mí y me levanto la mirada, trate de apartar la mía pero me tomo fuertemente del mentón.

-Espero que estés lista para esta noche perra, por qué mis amigos vendrán...y quieren verte-me sonrió cínico.

Asentí y baje la mirada mientras pequeñas lágrimas se me escapaban, más no las deja oír porque si no me esperaba una golpiza.

-Lárgate de aquí mugre-me ordenó y así hice.

Corrí hasta mi habitación y me tire a mi cama llorando. Esta noche será horrible, como una puta, de señor en señor.