38.

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Recuerdo el día de la corte.

Recuerdo el dolor que sentía al estar ahí sentada delante del juez. Ver a las hermanas de John y a Daniel dándome pequeñas sonrisas de apoyo.

Pero también recuerdo el odio que se instaló en mi, ver al que se hacía llamar el padre de John y mi tío del otro lado. De pronto les había caído diez años más.

Ellos creían que se iban a salir con las suyas y no lo lograron. No lo lograron porque al final el mal nunca vence, se puede robar varias cosas, pero nunca terminará venciendo por completo.

-La señorita Dakota...-escuchaba la voz del juez a lo lejos. No podía entender en realidad las palabras que formulaba. Sentía dolor y furia-. Testificar contra el caso de...-seguía hablando.

Sabia que no había forma de que ellos ganen, pero no podía evitar que la ansiedad suba en mi cuerpo. Lágrimas se acumulaban en mis ojos y vi un pañuelo extenderse hacia mi. Me seque mis lagrimas y trate de mantenerme fuerte.

-Caso de drogas, secuestró, abuso y homicidio-lleve mi mano a mi corazón al escuchar lo último. No podía respirar, el pecho se me comprimía mientras trataba de calmarme.

Tenía que calmarme para poder testificar. Pase al podio. No veía nada, solo escuchaba las preguntas y contestaba. Recuerdo bajar de podio, ver sus caras de odio, tenia ganar de matarlos. Tenía un sentimiento más allá del odio hacia ellos.

-...cadena perpetua sin libertad condicional-es lo último que escucho decir al juez. Hubiera querido que los ahorquen, que los quemen y los corten. Pero solo me pare, tome la mano de Fiorela y Romi, mientras Paula y Daniel me seguían atrás y salí de ahí lo más rápido posible.

Lágrimas nublaban toda mi vista al recordar ese día. Hacia un mes. Llegar con la policía a la escena una vez ya capturados, ver el cuerpo de John inmóvil en el césped, ver sus ojos deslumbrantes apagados. Nunca lo olvidaré.

Nunca olvidare ese dolor y me seguirá hasta el resto de mi vida.

Recuerdo no poder si quiera tocarlo, a los paramédicos cargándolo con cuidado y poniéndolo en la funda.

Recuerdo la cara de sus hermanas cuando les conté. Las noches que dormimos las cuatro juntas llorando hasta quedarnos secas.

Pero tengo presente ese dolor, ese dolor alimenta mi amor por seguir adelante, el amor que tuvimos nosotros no se compara con nada en el mundo.

La ayuda que ambos necesitábamos, y sin embargo solo nosotros nos dimos cuenta. Tal vez fuimos muy jóvenes, no nos dimos cuenta de los errores que cometíamos al no tomar las acciones correctas.

Me derrumbé finalmente, una vez dije todo en la estación no podían creer lo que había pasado. Especialmente no podían creer que lo hayamos mantenido callado. Pero en nuestro mundo, vivíamos el uno por el otro y eso era suficiente.

Una vez llegamos al departamento de John nos sentamos todos en la sala mientras Daniel nos hacía leche caliente. Todas abrazadas en un sofá, me excuse para ir al baño y fui al cuarto.

Recorrí con mis dedos las sábanas, los muebles, el baño y la tina, no podía dejar de pensar en los recuerdos que habíamos construidos. Recuerdos.

Abrí su cajón y vi sus fotos. Fotos mias dormida, fotos de su motocicleta, fotos con Tom, con su mamá. En todas salía tan triste, las fui pasando hasta que vi una foto conmigo, el salía abrazándome por la cintura mientras yo estaba dormida en la cama, la luz le daba en toda su cara y sus ojos brillaban como siempre.

Una semana después de lo ocurrido, nadie sonreía, mientras su cuerpo era enterrado, nadie brillaba.

Aunque John traía odio dentro de él, llevaba felicidad a muchas personas, y con las personas especiales ese odio se convertía en amor, un amor que superaba cualquier otro.

Antes de enterrarlo por completo, todos besamos una rosa y la depositamos dentro, la mía además de un beso se llevaba mi corazón. Y sabía que nunca iba a volver, que se iba con el.

Aveces soñaba con el, que seguía conmigo, que estábamos riendo en pijama en su departamento. Que se burlaba de mi canto, o me ayudaba a ponerme el shampoo en la bañera. Que acariciaba mi cara y me abrazaba por detrás.

Mientras seguía viendo las fotos me vinieron náuseas, y antes de arrepentirme corrí hacia al baño y deposité todo en el escusado. Escuche pasos venir y alguien sosteniendo mi pelo. Una vez termine vi a Daniel pasarme una toalla mojada y le agradecí levemente.

-Estás bien?-me pregunta preocupado.

-Si, no se que ha pasado, me vinieron unas náuseas repentinas-le expliqué confundida.

El se quedó mirándome extraño mientras ayudaba a ponerme de pie y me pasaba un cepillo de dientes. Lo vi a través del espejo, tenía una cara de shock plasmada en su cara.

-Que pasa Daniel?-pregunte confundida. No entendía porque me veía así.

-No... no yo... yo se que puede sonar extraño pero... no crees que puedes estar embarazada?-me tenso y camino hacia la cama del cuarto.

Embarazada? Podría ser? Lo habíamos hecho sin protección pero... cuales son las posibilidades? Lleve mis manos a mi barriga y la sobe suavemente y sonreí.

John no se fue... y se aseguró de siempre estar para mi.

Me dio su amor y ahora dejo en mi la prueba de eso.

-Hay que ir al médico- dijo tomando mi mano y levantándome de la cama.

-Ahora?-le pregunte confundida.

-Tengo alguien en el hospital que te atenderá enseguida-me dijo mientras salíamos del cuarto.

-Que paso?-preguntan las hermanas de John.

-Vamos al médico, Paula queda a cargo-dice Daniel tomando las llaves. Les sonrío para quitarles preocupación y sigo a Daniel.

***
Mi pierna temblaba de arriba a abajo. Daniel llevaba conversando con el médico por más de media hora. ¿Y si no estaba embarazada? ¿Y si eran simples náuseas? La ansiedad.

De vez en cuando Daniel giraba a verme con el ceño fruncido, pero eran esos tres segundos que me miraban suficientes para saber que algo andaba mal. Luego de esos tres segundos volvió a ver al médico.

Después de unos 15 minutos en el que la ansiedad me estaba comiendo viva, finalmente volvió y se sentó alado mío. Me quede en silencio esperando que hable pero el solo tomó su cabeza entre sus manos y bajo la mirada.

Aún más nerviosa que antes, ya no solo temblaba mi pierda, si no también mis manos, mi cuerpo entero sentía la tensión del aire.

-Que vas a hacer? Que vamos a hacer?-dice negando con la cabeza-. Apenas hago suficiente dinero para mantener a mis hermanas, y ahora esto-dice mascullando. Lleve mis manos a mi barriga y la sobe para calmarme.

Ahogue sus palabras y sonreí. No podía estar más feliz.

Me pare y comencé a caminar hacia la salida, no tenía de que preocuparme, mi hijo o hija tiene el mejor papá que haya pisado la tierra, el siempre se asegurara de tenerlos protegidos. Y para mi eso era suficiente.

No necesitaba más ayuda, tenía todo lo que necesitaba. El me dio la fuerza, el amor, y recibí el mejor recuerdo que me pude quedar de él.

Alguien que siempre será nuestro, el resultado vivo de nuestro amor.

John... siempre fue y será mi ángel.


***

Hola como estan, hago esta publicacion para informar que solo falta el epilogo para terminar con esta historia y luego un mensaje de mi parte. 

Gracias, y siempre disfruten de leer. 


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