Narra Dakota
La tarde siguiente recibí la paliza del año. Por suerte era domingo, no tenía clases así que no tenía que preocuparme de que alguien vea mis moretones.
Sollocé por horas, el dolor era inmenso y las pastillas analgésicas ya se me habían acabado. El dolor era tan fuerte que no podía moverme de la cama.
Mi tío se había ido después de la golpiza que me dio, dejándome votada en el piso y amenazándome con que no saliera.
Escuche que sonaba el timbre de la casa una y otra vez. Me limpie las lágrimas y me puse algo para tapar todo mi cuerpo de los moretones, en la cara no podía hacer nada, esos moretones serían imposibles de cubrir.
Abrí la puerta de entrada sin atreverme a levantar la mirada. Había una mujer en la puerta.
-Disculpa, esta es la casa del señor Tomilson?-preguntó la señora. Tenía una voz tan...cálida.
Asentí mientras me bajaba las mangas del suéter nerviosa. Qué querría esta mujer?
-Le podría entregar esto?-me entrego un sobre blanco con decoraciones doradas. Volví a asentir y finalmente la señora se fue.
Levante la mirada viendo su espalda y pelo. De seguro era del banco...
Cerré la puerta y deje el sobre en la mesa de la sala, subí las escaleras con dificultad y finalmente llegue a la cama, pudiendo descansar finalmente mis músculos.
Narra John
-Joder tío pero que resaca que tengo!-se quejó Tomas entrando a mi sala.
-En la cocina sobre el mesón están las pastillas-le dije y este se fue enseguida a verlas.
Volví a dirigir mi mirada al anuario buscando a Dakota por este, sin embargo era muy difícil no sabiendo su apellido.
Aunque no quisiera admitirlo, esa chica me tenía asombrado cada vez más, ya no sabia que esperar de ella.
Finalmente la encontré: Dakota Pettra Tomilson. En el anuario salía con la cabeza casi gacha, sin sonreír, los ojos viendo directamente a la cámara.
Ambición: libertad de expresión.
Eso era lo que decía abajo de su nombre, me quedé impactado y tire el anuario fuertemente cuando me di cuenta de lo que hacía.
Pero que mierda, yo no busco chicas, las chicas me buscan a mi! Y esa chica, esa chica debería estar lejos de mi, muy lejos.
Pero cada vez que pensaba eso, algo inquietante me entraba, algo desagradable, algo que no debería sentir.
-John me voy, nos vemos mañana-me despedí de Tomas y me recosté en mi cama.
Era domingo, que mierda hacia tirado en mi cama? Me cambie de ropa y me puse algo cómodo para salir.
Me fui en mi moto a toda velocidad hasta el restaurante de siempre, mi favorito.
-Que hay John!-me saludó el jefe.
-Hola Mario, como andas?-le pregunte.
-bien, por ahí-dijo sonriendo-. Lo de siempre?-preguntó después.
-Claro-camine hasta una mesa y me senté ahí viendo hacia la ventana.
Casualmente una mujer iba bajando de su carro y timbraba a la puerta, tardaron un largo tiempo hasta que abrieron.
Esperen...esa es Dakota? Acaso el infierno se empeña a fastidiarme la vida?
Esta parecía cansada, lo único que hacía era asentir de vez en cuando. Finalmente la señora se fue y Dakota levanto la mirada hacia el frente por un momento, luego la bajo y cerró la puerta.
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Ayuda
RomanceDakota es frágil cual vidrio. John es duro cual roca. Dakota le teme a todo. John no le teme a nada. Dakota necesita ayuda. John necesita ayuda. Sin embargo la ayuda que necesitaban ambos era por temas completamente diferente. John tenía un vicio ma...