La vuelta a casa fue mucho más emotiva de lo que esperaba. Apenas pisé la entrada mi familia se abalanzó sobre mí, envolviéndome en un cálido abrazo. ¿Para qué negarlo? Yo también les extrañé muchísimo.
Pasé casi toda la mañana contando las aventuras vividas en los Hamptons.- omitiendo algunas partes, claro- les entregué los recuerdos que les había comprado a cada uno; una playera para papá, un lindo llavero para mamá, y a Lily un bonito prendedor que conseguí junto a un collar. Ellos me contaron todo lo que hicieron en mi ausencia, entre los tres plantaron un nuevo huerto en el jardín, fueron a ver un recital de ballet en el teatro, y cocinaron pie de limón, el cual tuve la oportunidad de probar, guardaron una porción para mí.
Mientras conversaba con mi familia, me pregunté si sería capaz de estar sin ellos todo lo que quedaba del verano. Ciertamente extrañaría ver a Lily haciendo sus piruetas por toda la casa, vistiendo su uniforme de Ballet. Las charlas de leyes de papá (aunque la mayoría de las veces no entendía mucho, pero trataba de captar las ideas lo mejor posible) lo que más me gustaba era escucharle contar los casos, parecía un programa de CSI y era divertido. Los consejos de mamá, verla cuidando sus plantas con tanta paciencia, o contando cómo había sacado unas cordales con éxito.
Sé que si me voy, ellos me apoyarán en todo momento, y aunque ayer me sentía completamente segura de que iría a Austria, hoy era diferente, no me veía capaz de estar en un país desconocido sola.
La indecisión me mata.
¿Qué es lo que quieres hacer realmente Margaret? Me repetí a mí misma una y otra vez.
Necesito tomar una decisión oficial pronto, solo quedan dos semanas y planear un viaje a otro continente no es algo que se haga de la noche a la mañana.
Me dejé caer en el piso de mi habitación, mirando los estantes color caoba frente a mí, los cuales estaban llenos de carpetas con partituras musicales, libros de música y novelas. También se encontraban varios álbumes con mis fotografías favoritas.
Me reincorporé, acercándome a éste, tomé el álbum color verde manzana que me regaló Gabriel en uno de mis cumpleaños. Allí guardo las fotos más viejas, desde algunas de bebé, mi primer recital de piano, las navidades en la casa Fuller, y la primera foto grupal con mis amigos; la admiré durante varios segundos.
En aquel entonces debíamos tener unos trece años, fue la primera vez que salimos todos juntos (excepto Mason, porque no le conocíamos todavía) El plan inicial era ir al cine, pero los boletos estaban agotados para la película de acción que queríamos ver. Recuerdo que Aaron casi se echa a llorar de la decepción, porque ama las pelis de Jason Statham.
A petición de Jena terminamos frente a un arcade. Y para nuestra buena suerte una señora nos dio un montón de fichas gratis para que jugáramos en todas las máquinas. No tenía idea de la razón; pero cuando tienes trece años no le das mucha vuelta a los asuntos.
Lo gracioso fue que, al final, nos dimos cuenta de que por accidente nos habíamos colado en la fiesta de cumpleaños de un chico al que no conocíamos; la madre pensó que éramos de los invitados y por ello nos dio las fichas, pero era demasiado tarde, ya teníamos el pastel en las manos.
Salimos muertos de la risa, fue entonces cuando Adam propuso tomar una foto, usamos el teléfono con mejor cámara - en aquel momento el de Anne. - y le pedimos a una pareja que pasaba por allí que la tomara, salíamos con nuestra mejor sonrisa, y desde lejos se notaba lo bien que lo habíamos pasado, incluso su sujetábamos los platos con aquel delicioso pastel de chocolate.
El recuerdo me hizo soltar una carcajada. No hay un día que pudiera ser aburrido junto a mis amigos.
Cerré los ojos apretando la foto contra mi pecho. Intenté remontarme a la conversación de ayer con Turner en la rueda de la fortuna; realmente deseo ir a Viena. Una parte de mi puede verse con claridad disfrutando las calles de Austria, visitando los teatros, conociendo músicos de todas partes. Es un sueño hecho realidad, una oportunidad que probablemente no volvería a tener jamás.
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50 Días
RomanceExisten dos tipos de personas:a los que les va bien en el amor, y a los que no, claramente Meg y Adam pertenecen a la segunda. Decidida a ponerle fin a su mala suerte en aquel tema, Meg le cuenta a su mejor amigo una alocada propuesta, que parece...