Día 17

13K 1.2K 189
                                    


El sol iluminaba todo a su paso, logrando que las flores de mi jardín se vieran mucho más radiantes.Estaba segura que si me quedaba más rato sentada en el húmedo césped, expuesta al sol, mi piel acabaría completamente roja.En la mañana, mamá me pidió regar sus preciadas plantas, al principio no tenía ganas de hacerlo, pero luego de terminar la tarea, noté que todo el jardín se veía realmente hermoso, casi hipnótico, no pude marcharme, quedándome casi media hora allí sentada.

 Sin embargo, no pude quedarme más tiempo. Al ver la hora salí corriendo hacia mi habitación para cambiarme, terminé escogiendo unos pantalones cortos con una camiseta de lunares, y mis clásicos tenis, dejé mi cabello suelto, para después bajar a la sala, justo en el momento que sonó el timbre.

Tomé una respiración profunda, mientras caminaba hacia la puerta con lentitud, pues ya sabía de quien se trataba, las mariposas comenzaron a danzar en mi estómago en cuanto aquellos ojos verdes tan familiares se posaron sobre los míos.

Intercambiamos un saludo, mientras cerraba la puerta detrás de mi. Turner me contó que no trajo el auto, pensando que una caminata al aire libre nos haría mejor, aquello me pareció bien. Contarles que el ambiente está tenso, es decir poco. No eramos capaces de mirarnos a los ojos, la distancia que nos separaba era de al menos un metro, no paraba de jugar con mis dedos, y Adam no dejaba de crujir los nudillos, poniéndome de los nervios. Suspiré, relajando las manos y dejándolas caer a los costados.

— Supongo que no podemos retrasar más lo inevitable. —comenté.

—Supongo que no.— Fue su turno para suspirar.— El día de la fiesta de Lily, te escuché hablar con Claire.

¿Con Claire? ¿Hablando de qué? Me tomó unos segundos recordar a qué conversación se refería, pero cuando finalmente lo hice, no pude evitar soltar una exclamación. Ya, escuchó esa conversación. La conversación que tuve con Claire en el baño, dónde básicamente le conté cómo había empezado todo esto, y lo mucho que comenzaban a asustarme mis sentimientos.

—¿Y para ti que es? — fue lo que me preguntó la morena esa noche.—¿Estar con Adam es un juego para ti?

Mierda, mierda, mierda.Él no tenía que haber escuchado aquella conversación. Regresé a la realidad, sus ojos verdes estaban posados sobre los míos, esperando una respuesta. Pero de todos modos ¿Por qué había espiado mi momento a solas con Claire? ¿Qué le daba derecho a hacer eso?

—Así que escuchaste a escondidas.crucé los brazos sobre mi pecho. Adam se pasó una mano por el cabello rubio, algo avergonzado.

Pues, bien, se lo merece, el muy idiota.

No fue mi intención, pasaba por allí porque Lily me envió a buscarte por la cámara.— se encogió de hombros.— Y bueno...escuché un poco.

—¿Exactamente que oíste? —inquirí.

—Ella te preguntó si jugabas conmigo, tú te quedaste muda.Luego me marché. — me miró con tristeza.— ¿Eso es lo que estás haciendo, Margaret?

Le miré dolida ¿Pensaba que era capaz de hacerlo?¿Pensaba que era capaz de jugar con él? ¿Y por qué todo el mundo de repente parecía creer lo mismo? 

—Me quedé muda porque no me esperaba aquella pregunta.Y, para que quedé claro, le dije a Claire jamás sería capaz de hacer algo así. Esto no es un juego para mí. —respondí. —Me entristece que pienses eso, Adam.

Él suspiró, parecía más aliviado por mis palabras.

— Lo siento, a veces me cuesta entender todo lo que está pasando entre nosotros. — admitió, asentí. A veces sentía lo mismo. — Nuestra relación no es del todo normal. —hizo una pausa— Lamento haber dudado de ti, Meg. — se disculpó. 

50 DíasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora