Me encontraba aburrido en casa, por lo general cuando esto me ocurre, me dirijo a la cocina, tomo las llaves de la cuatrimoto, me dirijo al garaje, cargo gasolina en el tanque hasta llenarlo y repentinamente me encuentro en el campo, sintiendo el aire al golpear mi rostro al hacer un contravolante mientras derrapo en una curva en el camino de terracería. Ya sea que llueve o truene, este despejado o nublado, de día o de noche, yo disfruto salir a dar una vuelta con la moto, es esa actividad que me da esa sensación de libertad que muchos luchan por obtener.
Esta era una noche, me dirigía hacia el campo, iniciando la terracería teniendo en frente un tramo de acaso unos 2 kilómetros completamente rectos. Me detuve para apreciar el horizonte totalmente oscuro. De día se ven los cultivos de alfalfa, trigo o maíz, de noche, yo no sabía dónde acababa la tierra y donde empezaba el cielo.
Cuando iba ya como a tres cuatros del trayecto en sexta velocidad, la tierra suelta del piso se levantó en forma de ondas, rápidamente, disminuí la velocidad para tratar de ver más a detalle el extraño fenómeno y entender que estaba pasando. Me detuve completamente, sin más, el polvo que reposaba en el camino se elevaba como si fueran olas y ascendían como un remolino y yo solo pude notar que había un viento nulo, así que no logré explicar ese fenómeno. Imaginen mi reacción, al alumbrar únicamente con el faro de la moto el suelo del que misteriosamente se levantaba la fina arenilla como si alguien lo hiciera de una manera sobrenatural. De noche, solo y vulnerable.
Reanude mi marcha y tras pasar unas casas tenia frente a mi como 8 kilómetros en rectas, curvas, subidas, bajadas que fluyen entre cultivos antes de reingresar a las calles normales del pueblo. Pasé por un pequeño establo y comencé a oír un ruido fuerte, naturalmente descendí la velocidad como medida de precaución e identifiqué que era una lona que estaba cubriendo un silo, se sacudía de tal forma que parecía que saldría volando de las amarras que poseía, el ruido era muy fuerte y ensordecedor, me detuve hasta quedar frente a él, no podía entender que estaba haciendo que las cosas volaran como si un fortísimo viento las sacudiese, algo de fuerzas paranormales debía estar ocurriendo en esos momentos y yo estaba viviéndolo en carne propia. El ver algo que se mueve rápidamente sin hallar una explicación más que pensar que no es normal te deja un poco impactado. Sin embargo, debía continuar, no servía de nada quedarme ahí sin hallar respuesta.
Seguí el camino hasta llegar a una parte en la que veía todo el camino que deseaba seguir desde una parte alta, cuando de repente, una niebla espesa se formó de la nada y avanzaba a una velocidad inusualmente rápida, envolvía todo a su paso justo por donde debía seguir. Me encontraba a la mitad del camino, lejos de todo, estaba en la nada, la decisión radicaba en seguir adelante y hacerle frente a esa misteriosa niebla que me impediría ver el camino o regresar por donde las cosas eran sacudidas de una manera tal que parecía ser controladas por un ente paranormal. Estaba atrapado...