"El ojo en el cielo"

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Algo hacía que cosas inexplicables me pasaran, para referirme a esa cosa la llamé "el ojo en el cielo", que me seguía y no me dejaba... Había ido de vacaciones a un lugar con historia, era una parte colonial de Londres, Inglaterra, la había pasado muy bien, pero este lugar tenía algo que era distinto, no cuadraba con lo demás, porque, ningún lugar al que yo había ido era paranormal, pero, a todos los lindos faroles, después de las 9:00 pm, les ocurría algo raro, sus luces incandescentes parpadeaban de manera aleatoria y constante, y lo peor es que se veían sombras de personas tras de ellos. La zona, al ser colonial, se refería a la época Victoriana, por aquello, los faroles fueron restaurados, pero no con un sistema eléctrico, sino como aquella época, a las 8:00 pm, un hombre, las cargaba de gas y querosén para hacerlas funcionar, y como ya saben, las 9:00 pm, era, para mí, la hora de las animas...

La vez en que más me impresioné al ver las sombras de personas y al ver parpadear los faroles fue un miércoles, a las 7:30 pm, que salí a dar una vuelta por la linda ciudad y fui a cenar a un lindo restaurante panorámico, con una gran ventana de vidrio que daba hacia la calle donde todo se observaba, cuando dieron las 8:03, el hombre preparó las farolas para encenderse en unos cuantos minutos. Yo apenas estaba comiendo, cuando dieron las 9:00 pm, me puse a observar los faroles de la calle, y de repente, una empezó a parpadear constantemente, y las demás unos minutos después comenzaron a hacer lo mismo, y yo veía las sombras de las personas pasar justo debajo de la luz, parecía que paseaban por la calle en todo momento, justo cuando pasaban por el brillo de la lámpara se les podía ver, al pasar de nueva cuenta por la oscuridad se desvanecían....

Después de quedarme viendo un rato el "espectáculo", pagué la cuenta, y me fui a mi hotel, como la noche tenia buen clima, decidí irme caminando en lugar de pedir un taxi, el edificio estaba en el noroeste de Londres, tenía que ir a la orilla del rio Támesis, por un lindo andador colonial turístico antes de cruzar el puente hacia el oeste, en ese andador, no solo vi una sombra; en primer lugar, el farol era diferente a los coloniales, era actual y, además, no tenía una sombra, sino, había una silueta de un hombre, todo en él era de color negro, no se podía ver nada de él, lo vi a distancia, así que cuando lo distinguí, me quedé ahí, tomando unos metros, parpadeé una vez, y en ese momento se desvaneció...

Cuando vi a ese hombre, realmente se notaba, por la silueta de su vestuario, su bastón y su sombrero de copa, que era un hombre de la alta sociedad de aquella época, en el momento en que lo vi eran las 9:30 pm, me asusté un poco, pues nunca pensé que esto pasaría, todo esto solo me inquietó, porque me preguntaba si realmente eran reales o me estaba volviendo loco, pero no lo creo, no había ni un gramo de locura en mi mente, estaba seguro y juro que esas sombras y esa silueta estaban ahí... Crucé el puente y los faroles del resto del trayecto al hotel eran como los anteriores, con una extrañísima sombra bajo el resplandor; no logré dormir bien, porque no sabía si la gente lo veía igual que yo, o si ya lo reportaron a alguien que se encargara de eso, y también porque en la entrada del hotel, había un pequeño farolito, donde también había sombras debajo de él...

Salí del hotel a las 7:30 am, para ir a desayunar a un pequeño restaurante de comida típica y lugareña, salí del restaurante a las 8:00 am, donde vi al hombre que preparaba las lámparas, que les estaba enseñando a un par de turistas lo que hacía para apagarlas, y le pregunte qué estaba pasando, y no me supo responder, pero había algo que su voz escondía, su tono parecía ocultar un secreto, solo me dijo que a las 8:45, terminaba los faroles, y se va a dormir, en ese momento, pensé que esta ciudad tenía "un ojo en el cielo", porque siempre donde yo iba y me fijaba en los faroles, había algo inexplicable...

Llegué a un parque, de hecho, el hermoso Hyde Park, de Londres, es un hermoso lugar con una larga extensión de pasto recortado, y tenía un pequeño riachuelo que desembocaba en el Támesis, tenía un puente que lo cruzaba, y donde desafortunadamente para mí, había lámparas, aunque su forma era más que bonita. Lo más extraño es que no importaba si era de noche o de día, yo veía sombras debajo de ellos, incluso en uno que estaba un poco destartalado, vi una silueta de otro hombre, se notaba que este era un hombre pobre, y como cualquier persona borracha estaba recargado en el poste con una terrible posición, sin duda estaba ebria y desapareció también cuando parpadee, luche por no hacerlo, pero tuve qué. Después de pasear por el resto del pueblo todo el día conociendo gente y viendo mercados de artesanías, regresé al Hyde Park, eran las 9:30 pm, no había nadie, solo yo, y volví a ver al hombre, pero, ¿Era el mismo?...

No, no creo que haya sido el mismo, porque en la noche, igual parecía ser una persona ebria, pero distinta, tenía la ropa terriblemente desarreglada, tenía en la mano derecha una botella, y en la izquierda una escoba, no sé porque ese detalle, pero la poseía. Lo extraño es que esta vez no desapareció cuando parpadee, sino que desequilibradamente se fue caminando de ahí, de hecho, no parpadeé por la emoción y el miedo, no sabía si esta silueta, al estar ebria, me haría algo en un ataque de locura, pero no lo hizo, y se fue...

Qué tenía este lugar, o qué tenía yo, por más que trataba de darle vueltas y vueltas a estos pensamientos de intriga, no lograba pensar una teoría lo suficientemente creíble o aceptable para tratar de explicarme a mí mismo y convencerme de la rareza de lo que vivía.

A la mañana siguiente salí a caminar por un vecindario hermoso, estaba decorado con una vegetación verde y llena de vida, y las fachadas de las casas eran tan preciosas que crearon en mi mente pensamientos de envidia de la fachada de mi hogar, que era en extremo simple a comparación de estas. Pasé en frente de un hogar, que tenía en un pequeño jardín delantero unos farolitos a vela que servían de decoración; así mismo vi sombras de pequeños niños jugando y corriendo en la calle, la piel se me erizó por completo...

Cuando vi las sombras de los niños al ver faroles pequeños, pensé: -Se terminó para mí-, así que dejé el lugar, no podría seguir soportando que "el ojo en el cielo" me siguiera haciendo esto, así que me fui.

Lo que pensé del viaje es que fue interesante, pues conocí otro país, y principalmente un lindo lugar, lo que no entendí, obviamente, son los porqués de lo que observaba y por qué algunos tenían únicamente sombras y otros las temibles siluetas.

No lo sé, pero "el ojo en el cielo" tenía algo, algo que no cuadraba, porque "eso" hacia que las cosas me tocaran a mí y no a otras personas, y porque con algo misterioso para mí, las lámparas, para mí son así, porque no sabía con toda la exactitud cuánto tiempo tenían, que habían visto, y sobre todo su propósito de alumbrar por todos los tiempos a través de la historia, qué podrían contar...

Es interesante pensar en que la sociedad de una época que se vivió cientos de años atrás puede quedarse sin desaparecer por completo al rescatar algo tan común y cotidiano para ellos y para nosotros, unas simples lámparas encargadas de brindar un poco de luz a la oscuridad que trae la noche. Sin embargo no deja de ser un misterio que, por más vueltas que le doy en mi cabeza no logro encontrar una explicación lógica para un fenómeno que nunca había visto o del que nunca habías oído hablar, y sin tener una garantía de saber si eras o no el único que experimentaba eso que trajo miedo a mi mente.

Nunca sabré que tenía ese lugar cuyo pasado acompaña el pasar de sus días como si no se hubiera ido con el hecho de ver a una silueta o una sombra de alguien que vivió cientos de años atrás, parece que viajases en el tiempo por el simple hecho de ver a algo así, basta un solo elemento para traer a la actualidad  un pasado que se creía desaparecido...

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