El derecho de querer y ser querido.

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Siempre pensaba que era diferente, que era capaz de destacar entre los demás, que era posible confiar en mí misma... Pero ¿cómo podía siquiera confiar en algo que sabía perfectamente que nunca pasaría? Eso es vivir de ilusiones. Vivir de las cosas que queremos que pasen y al final no acaban pasando. Vivir de una mentira realizada por nuestra propia mente solo para jugar con nosotros mismos y darnos cuenta de las cosas que tenemos en realidad. Solo para hacernos ver que en esta vida no todo sale cara, también puede salir cruz y hay que afrontarlo. A veces pienso en que no sirve de nada perseguir un sueño, pero luego pienso en que si hiciese tal cosa, la vida no sería la misma. La vida en la que vivo no sería igual de divertida sin tener un objetivo por el cual sería perfecto conseguir, por el cual sería perfecto luchar. No podemos saber lo que pasará, si de verdad nos ocurrirá o no. Pero de todas formas... hagas lo que hagas... alguien va a pensar que haces las cosas mal. Por ese motivo haz lo que te venga en gana si te hace feliz siempre y cuando no sea destructivo para ti. Porque siempre viene bien pensar en nosotros mismos de vez en cuando. Tenemos derecho a querernos de la misma manera que queremos a los demás o incluso más todavía, pero debemos usar la cabeza. Siempre pensaba que si reunía un poquito de esfuerzo lo conseguiría todo, pero siempre hace falta un poco más para hacerlo incluso mejor. Soy una persona normal, una persona con corazón y cerebro los cuales siempre hay que saber usarlos para el bien. Está claro que siempre queremos más de lo que tenemos, pero hay que conformarnos con eso ya que hay personas que no tienen absolutamente nada. A veces me siento como si estuviera en una burbuja donde solo dejo pasar las cosas buenas, las cosas que importan, donde todo está lleno de color haciendo así como si me sintiera protegida conmigo misma. Protegida de la oscuridad y la maldad del exterior que hasta a veces me cuesta respirarla. Siempre pensaba que me encantaba destacar, ser única. Porque no todo el mundo puede sentir las cosas que sentimos nosotros mismos. Todos somos distintos, a nuestra manera, pero lo somos y no solo por eso tenemos que quedarnos solos. Los polos opuestos se atraen. Nadie es perfecto y nadie nunca lo será jamás. Porque a fin de cuentas... todos somos dignos de merecernos cosas buenas.

Mi pequeña destrucciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora