Capitulo 2 No Es Un Adiós

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-Kendall-sonrió-¿como estas?-preguntó mientras se levantaba.

-¿como entraste?-fue lo primero que se me ocurrió preguntar.

-eso no importa-su voz se escuchaba diferente a como la recordaba-te traje esto-se acercó a mi y me extendió una fotografía arrugada.

La observe detenidamente y sentí como mi corazón se rompía en mil pedazos, era tan horrible lo que estaba sintiendo, cerré los ojos fuertemente y levante la vista hasta Luisa.

-¿donde la encontraste?-pregunté.

-eso no importa-había algo diferente en su sonrisa, era de.. lastima-tengo que irme.

-quedate-pedí.

-no puedo, yo sólo tenía que entregarte eso,-coloco su mano derecha sobre mi hombro-adios Kendall-se giro y caminó hacia la puerta, la abrió, me dio una última mirada de comprensión y salió.

Contemple nuevamente la fotografía, tantos recuerdos, no podía creer todo lo que había pasado por mi culpa, aquel pobre niño inocente que pagó las consecuencias por mi culpa.

Aparte la mirada y suspire.

Las palabras de Luisa vinieron a mi mente haciendo que una sensación extraña se apoderara de mi pecho, Luisa nunca se había mostrado como aquel día, era tan extraño que me hacía sospechar muchas cosas.

Caí en la realidad, no tuve que pensarlo ni dos veces, salí corriendo de la casa y me encontré con un sobre de papel café tirado afuera de la puerta, mire hacia todos lados, me agache y la recogí, me levante y abrí el sobre sacando un pequeño papel blanco con manchas rojas en el.

"Kendall sabes que te quiero, yo siempre te lo demostré, se que nunca te había dicho adiós pero llego mi momento, solo puedo decir adiós e irme para siempre, aun recuerdo el día que te conocí y te lleve a casa conmigo, nunca olvidare cada día que compartiste conmigo, los recuerdos se quedan grabados, lamento no haberme despedido de otra manera pero fue lo mejor, quiero que sepas que pase lo que pase tu no tienes la culpa, a todos nos llegara el momento y quiero que sepas que esto no es un adiós, tampoco es un hasta luego simplemente es un tengo que irme.
Adiós kendall, yo se que en el fondo tienes un corazón espero y lo veas y seas feliz,
Con amor: Luisa"

Al terminar de leer lleve mi vista a los árboles que se encontraban alrededor de la casa, entre a casa y me senté sobre el frío suelo. Durante toda la noche estuve pensando en las palabras que decían la carta haciéndome demasiadas preguntas.

Las siete de la mañana llegaron, me levante del suelo y subí las escaleras hasta llegar al baño, tome una ducha, me cambie, baje y salí de la casa, subí al auto y conduje hasta llegar al instituto.

Al llegar me dirigí al salón, la clase comenzó y todos entregamos el trabajo que habían asignado, el descanso llegó y salí del salón, algunos se encontraban en el patio, otros en dirección y la mayoría en la cafetería, recorrí el pasillo aun con los pensamientos sobre la carta hasta que una voz me saco de eso.

-te invito a comer-dijó llegando hasta mi.

-no tengo hambre-dije cortante.

-saliendo de clases.

-estare ocupada..-no pude terminar por que fui interrumpida por la plástica del instituto, alías "Britanie"

-hola guapo, ¿por que no vamos a algún lado tu y yo?-preguntó ignorando por completo que yo estaba al lado.

-los dejó-dijé y comencé a caminar alejándome.

-no se si lo notaste pero no estaba solo-lo escuche decir.

Sentí como me seguía, me gire para enfrentarlo y aclararle que no quería nada con el y me encontré con el rostro de Hector.

-¿a donde?-preguntó.

-que te importa-solté fríamente.

-¿quien te crees para hablarme así perra..?

-con ella no te metas-dijó Itan llegando hasta nosotros.

-tu no te metas Mccolman.-lo señalo con el dedo índice.

-no, tu no te metas con ella-hizo la misma acción que el idiota.

Hector me miró molesto y después miró a Itan, se giro y comenzó a caminar alejándose. Todos estábamos seguros de que hacía eso para evitar problemas con el capitán del equipo de football, ya que metiéndose con el se metía con todo el equipo.

-no necesito que me defiendas.

-no fue nada-dijó sonriendo y lo mire mal.

-no te lo agradecí-me gire nuevamente y seguí mi camino.

Luego de que las clases terminaran fui a casa y minutos después escuche como tocaban la puerta, me acerque hasta ella y la abrí.

Si ya había sentido una sensación espantosa antes en ese momento ya no importaba, ya estaba experimentando lo peor.

Me encontré con el castaño que jamas en su vida mostró expresión alguna, y si pensaban que yo era fría había que conocerlo a el.

-Cárter-hablé-¿que haces aquí?

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