Capitulo 7 Una Cita

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Al salir me fui a casa, las horas pasaron y cada vez faltaba menos para las ocho, trate de arreglarme para esperar a Itan.

Itan Mccolman

Ya casi serían las ocho, estaba tan ansioso, después de insistir un año al fin saldría con ella.

Pase el peine por mi cabello y mi hermana entró a la habitación.

-al fin saldrás con ella-dijó como si fuera algo esperado por años.

-si-sonreí-es genial.

-claro, aunque no puedo creer lo que hiciste, casi pierden el partido por tu culpa-dijo molesta mientras se sentaba sobre mi cama.

-tenía que aprovechar, una oportunidad así no sucede dos veces en la vida.

-¿tanto te gusta?-preguntó sabiendo la respuesta.

-me encanta.

-¿por que?-preguntó y la mire-se supone que puedes tener a cualquier chica.

-si, pero a ella no.

-te gustan las difíciles-afirmó con una sonrisa y negué con la cabeza dejando el peine a un lado.

-sabes que yo nunca había insistido, pero con ella todo es diferente, muy diferente, ella me gustó desde el primer momento en el que la ví, me encanta todo de ella.

Bufó-me das diabetes, eres un cursi de porquería, mejor vete que llegaras tarde.

Reí-tienes razón, ya me voy, te odio-dije mientras salía de la habitación para salir de la casa.

La escuche reír mientras bajaba para irme-yo también te quiero hermanito.

Salí de la casa y subí al auto, arranque y conduje hasta la casa de Kendall, al llegar toque el timbre y segundos después abrió la puerta mostrando su angelical rostro adornado por un recogido hacia el lado izquierdo.

-pasa-pidió y entre, nunca antes había entrado por que las veces que la había seguido me cerraba la puerta en la cara.

Debí traer flores.

-toma asiento ahora vuelvo-dijo mientras se giraba y comenzaba a caminar.

-claro.

Tomé asiento sobre un sofá gris y ví una fotografía al lado de un niño como de ocho años, la cogí para mirarla mejor y Kendall regresó.

-bien, vámonos.

-si claro,-me levanté y deje la fotografía en su lugar-¿oye?-asintió sin mirarme-¿quien es este niño?-pregunte mientras apuntaba la fotografía.

Ella la miró y parpadeo varias veces-nadie, no es nadie-su voz se escuchaba diferente-¿podemos irnos ya?

-claro-dije extrañado por la forma en la que había reaccionado.

Me acerqué a la puerta y la abrí, salimos de la casa y nos acercamos al auto, le abrí la puerta, subió y rodee para subir, conduje hasta llegar al restaurante, al llegar entramos y nos llevaron a la mesa correspondiente, nos entregaron el menú y ordenamos lasaña y tiempo después una mesera se acerco.

-¿puedo traerte el postre?-preguntó de una manera coqueta.

-si, gracias.

-ahora vuelvo-sonrió mostrando sus dientes blancos.

-¿no piensas comer?-pregunté viendo que tenia el plato igual a como lo habían llevado momentos antes.

-yo no..-guardo silencio-no tengo hambre-dijo seria.

La mesera regresó con dos helados de yogur y los colocó sobre la mesa.

-aquí están sus postres que lo disfruten-dijo guiñandome un ojo.

-muchas gracias.

-de nada guapo-habló de una manera coqueta.

-disculpa, pero te pagan por trabajar no por estar de zorra con lo clientes-dijo Kendall ¿celosa?

-¿perdón?-pregunto indignada.

-perdonada-la miró y sonrió, de una manera falsa mientras que la mesera se giraba y se iba molesta.

¿Kendall estaba celosa?

Observe el celular y eran las ocho y media, me levante de la silla-ahora vuelvo-me giré y comencé a caminar hacia donde estaba el gerente-disculpe ¿podria ayudarme?

-claro que si, digame.

Miré hacia donde estaba Kendall y regrese mi vista al gerente-¿me daría el permiso de cantar una canción?

-claro que si-afirmó sonriendo.

Me subí al escenario como me lo indicó, cogí el micrófono y miré a Kendall la cual jugaba con el tenedor-Kendall, esto es para ti.

Kendall Connor.

-Kendall, esto es para ti-levanté la vista encontrando al rubio a unos metros encima del escenario.

Una canción desconocida comenzó a escucharse y el comenzó a cantar.

Cada palabra que se envolvía por el sonido de la musica era perfecta.

Cuando término de cantar todos aplaudieron, la realidad era que cantaba muy bien, se bajó del escenario y comenzó a acercarse a mi en el momento en el que me puse de pie.

Llegó hasta mi y me miró, sus labios estaban muy cerca de los mios y en eso recordé a mi familia, Luisa, el consejo, Andrés, todo lo que había pasado por mi culpa, aquel momento en que todo acabo, la carta, el juramento y el día en que mi vida se destruyó, todo pasó tan rápido por mi cabeza estaba a punto de besarlo pero salí del restaurante.

Ya no podía mas, quería que todo acabara.

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