Capitulo 12 Alexis Esta Aquí Parte 3

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—Kendall—habló desde afuera—abré la puerta.

—¡Vete!—exclamé rogando que así lo hiciera.

—bien—lo escuche decir—solo recuerda algo, ¡Tu Eres Mía!—gritó.

Respire intentando tranquilizar mi enojo, pase saliva y rápidamente subí a la habitación encerrándome en ella, observe la foto de aquel niño  tan dulce e inocente, el que pagó las consecuencias por mi culpa.

—te extraño mucho,—susurré—todo esto es mi culpa, fui una tonta—me dije a mi misma mientras miraba la fotografía y los recuerdos iban a mi cabeza, cerré los ojos por unos segundos y los abrí lentamente contemplando la carta sobre la cama—esto se acabo—dije para después guardarlas.

Alexis Martz

Ver a Kendall me hizo recordar muchas cosas, sin duda alguna aun sentía algo por ella, se encerró en su casa y no me dejó explicarle nada, me fui de ahí y llegue a donde estaba el consejo.

Lilian estaba al lado de Ardack el cual se encontraba sentado descansando como todos los días.

—¿donde estabas?—preguntó mirándome entrar.

Tenía que saber el por que le había mentido y había dicho que yo estaba muerto, necesitaba una respuesta y la quería en ese momento.

—¿me quieres explicar por que me mentiste diciéndome que Kendall no quería volver a verme y a ella le dijiste que yo estaba muerto?—pregunté.

—¿de que estas hablando?

—no finjas, tus trucos no funcionan conmigo—tomó asiento y Ardack abrió los ojos para mirarme—hoy la ví, y ella me dijo que ustedes le dijeron eso y no traten de negarlo.

—sabemos que eso estuvo mal pero era necesario—habló Ardack.

—¿necesario?—pregunté—¿por que o para que?

—ella no pertenecía a nosotros—dijó molesta la rubia.

—¿no pertenecía?—pregué increduló—ella era parte de nosotros, solo que ustedes solo pueden ver bien a los que les convienen.—dijé molestó, di media vuelta y comencé a caminar.

—¿a donde vas?—preguntó alzando su tono de voz.

—a donde tenga que ir—respondí.

Salí y camine alejándome unos metros, me senté cerca de un árbol y sentí como alguien se acercaba a mi.

—¿por que tan solito?—preguntó la única chica que ha alegrado mis días desde lo que paso con Kendall.

—¿que quieres Daysy?—pregunté con algo de fastidio.

Realmente no quería verla, necesitaba estar solo para pensar.

—solo quería saber por que estas tan solo—se acercó y comenzó a darme un masaje sobre los hombros—¿tuviste problemas con el consejo?—pregunto y yo asentí—¿y ahora por que?

—ví a Kendall y hable con ella, el consejo le dijo que yo estaba muerto y a mi me mintieron diciéndome que ella no quería que la buscara.

—no entiendo por que la viste si nunca sentiste nada por ella—habló molesta alejándose de mi obligándome a mirarla.

—no te confundas, al principio sería mi diversión pero cuando no la volví a ver me di cuenta de que ya me había enamorado de ella—me levanté—y ahora que la he vuelto a ver no me queda ninguna duda de que en verdad la amo.

—¿que?—preguntó—¿te enamoraste de ella? pero si fuiste tu quien mató a su "segunda madre" y ahora resulta que te gusta.

Los pasos de alguien aproximándose hicieron que guardaramos silencio, me giré y observe a Andrés caminando, al mirarnos hizo lo mismo de siempre: regresarse después de enviarnos una mirada de asco.

—¿no te ha perdonado?—pregunté.

—jamas lo hara—respondió y se giró para irse por otra dirección.

Ahora que el hermano esta lejos, ¿quien esta cerca de ella?

Itan Mccolman

Mariana y yo entramos a la biblioteca la cual era un lugar inmenso en donde habían libros por todos lados.

—iré a buscar algún libro que nos ayude para terminar la tarea—dijó Mariana y asentí.

—bien, yo iré a preguntar sobre el libro.

Comencé a caminar hasta un gran escritorio y observe a una señora como de ochenta y cinco años y me acerqué a ella.

—disculpe—me miró con una sonrisa—¿podría ayudarme? estoy buscando un libro.

—claro que si hijito—respondió dulcemente—¿cual buscabas?—preguntó

—Pídeme lo que quieras de Megan Maxwell—respondí y susurró algo que no alcance a escuchar.

—esta por aquí, sigueme.

Comenzó a caminar hasta una repiza enorme llena de libros (claramente) algo llamó mi atención, me acerque y en eso llegó Mariana hasta mi empujandome y vi una fotografía de una chica que tenía un parecido increíble con Kendall.

—¿esa no es Kendall?—preguntó Mariana también observándola.

—si, ¿que hace una fotografía de Kendall aquí?—pregunté mirándola.

—¿disculpen?—preguntó la señora llamando nuestra atención.

—ella—apuntó la fotografía—se parece demasiado a una chica que conocemos.

—imposible—habló la señora—yo a ella lo conozco,—dijó—bueno la conocí—susurró corrijiendose—ella—señaló a la chica que tenía un increible parecido con Kendall y después al chico que estaba al lado de ella—y a su hermano también lo conocí.

Mariana sacó su celular y le mostró una foto de Kendall, que no tengo ni idea de donde la sacó.

—¿ella?—preguntó Mariana mostrándole su celular.

—si, es raro por que yo la conocí cuando era joven y tenía diecisiete y ahora tengo ochenta y cinco.

Mariana y yo nos miramos extrañados.

—espere—hablé—¿como que cuando era joven? si ella ahora tiene dieciocho años—dije confundido.

—no hijito, ella tenía dieciocho años y yo diecisiete cuando la conocí, ella se llama Kendall Connor ¿cierto?—preguntó y nosotros asentimos, ella se acercó al muro que estaba al lado de la repiza y señalo la fotografía—miren ella es Kendall y el es su hermano Andrés,
solo los conocí a ellos y esta foto tiene como cien  años aquí—Mariana y yo abrimos los ojos como platos—pero tal vez sean ancestros o algo así, por que alguien no puede conservarse tan joven por siempre—dijó riendo.

La señora me entregó el libro y se fue dejándonos muy confundidos.

Algo muy extraño estaba pasando y necesitaba saberlo.

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