-Tengo tomate hasta las orejas.-Dije mintiéndome entera en el agua de la bañera. Después de ese intento de cocinar y la gran guerra de comida que habíamos hecho, Ace se había quedado a limpiar lleno de salsa de tomate, espaguetis y pan y a mí me ha mandado a bañarme después de coquetearle.
Rodee con mis brazos mis piernas y mire mis muñecas allí donde tenía los dos tatuajes que me marcaban como una criminal angelical. Odio esto. Odio que esto se dibuje solo marcándome sin remedio.
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Bufe y saque la cabeza en busca de algo de aire. Apoye la cabeza en el borde de la bañera.
-Al menos estoy con Ace.-Sonreí.- Mi Ace.
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Después de intentar espiar a Ace mientras este se duchaba y huir cuando ha notado algo extraño, nos hemos ido cada uno a su habitación.
-Buenas noches Alia.
-Buenas noches Ace.-Sonreí. ¿Por qué no puedo dormir con él? No es justo.
No sé cómo se puede dormir también por las noches, por culpa de su narcolepsia se ha quedado desmayado tres veces hoy, lo único bueno es que durante el tiempo que ha estado dormido me he podido acurrucar en su pecho y la verdad es lo mejor que me sentido en mucho tiempo.
Suspire tumbada en mi cama. Hay algo que me preocupa mucho, encontrar a Alexiel será algo casi imposible sobretodo sin ningún rastro de él. Quizás si tuviera el collar de almas... ¡El collar de almas! ¡Claro! Cada día estoy más estúpida que el anterior.
Me levante de la cama y salí a cubierta. Sólo tenía que volver al Nirvana y agarrar de mi cómoda el collar de las almas, con él encontrare a Alexiel y a cualquier ángel que me interese encontrar. Mire la puerta de la habitación de Ace y saque mis alas.
Adelante.
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-Aquíestas.-Dije con una sonrisa y el collar de las almas en mis manos. Tenía unaala de ángel y una bola de color azul que se iluminaba si un ángel estaba cerca,solo tenía que decir su nombre para que comenzara a buscar
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-¿Princesa?
Mierda.
Me gire para encontrarme con la mirada cristalina de Fariel. Corrió hacia mí con las lágrimas surcando sus mejillas.
-¡Princesa Alia!-Grito abrazándome.
-¡Shhh!-Le dije posando un dedo sobre mis labios. – No grites, nadie debe saber que estoy aquí.
Ella me miro.
-¿Se ha arrepentido verdad princesa? Ha vuelto mi princesa, su padre estará tan feliz.
Un escalofrió recorrió mi espalda.
-Oye Fariel, no le digas a nadie que me has visto. No volveré, no con vida al menos. Ya te lo dije cuando resucite a Ace. -La separe de mí y la mire a los ojos.-Me ha alegrado de verte.
Salí corriendo antes de que pudiera detenerme.
-¡Princesa!
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-¿Dónde has estado? Me tenias preocupado.-Me dijo Ace cuando aterrice lo mejor que pude en la proa del barco.
-Perdona, pero he ido a buscar algo que nos ayudará a encontrar a Alexiel.-Le sonreí. Le mostré el collar que traía en la mano.-Ya he metido en nombre de Alexiel, él nos mostrara el camino.-Le miro y una idea surco mi mente.-¿Me lo pones?
-Claro.
Sonreí y le tendí el collar. Ace lo tomo no muy convencido.
-¿Qué estas tramado?-Me preguntó con una curiosa cara.
-Nada, ¿por quién me tomas?-Me di la vuelta y aparte mi pelo. Ace pasó el collar por mi cuello y lo ato. Me gire y le mire.-Ahora tienes que besarlo mientras toca mi piel.
Y rojo como un tomate de nuevo.
-¡¿Qué?!
-Es parte del ritual para que funcione.-Mentí.-Los labios del protegido del ángel que lleve el collar han de besar la esfera.-Explique. Soy tan buena mintiendo. Las mejillas de Ace estaban muy rojas. Inflé los mofletes.-¿Qué pasa? ¿No quieres encontrar a Alexiel?
-V-vale.
Se inclino hacía mí, dirigiendo su cara mi busco, hasta que sus labios se posaron en la bola azul. Un leve rubor se extendió por mis mejillas, al sentir sus labios tan cercanos a mi cuerpo.
-Y-ya esta.-Dijo separándose de mí.-Eres una ángel pervertida.-Dijo al ver mi sonrisa, la cual se ensancho.
