Estábamos los tres sentados sobre la cubierta del barco. Ace tenía las piernas cruzadas a lo indio, sus brazos también estaban cruzados. Zeus estaba arrodillado con las manos sobre las rodillas y la espalda recta. Yo estaba en medio de los dos, mirándoles sintiendo esa aura tan incómoda que nos envolvía a todos.
-Bueno...-Comenzó Ace.-Tengo hambre.-Me miro.-¿Qué vas hacer de comer?
-¿Es que mi hermana es tu esclava? Cocínate tú mismo.-Gruño Zeus.
-¡Zeus!-Le regañe. Mi hermano me miro y luego bufo.
-No. Tiene razón. Ace se levanto del suelo ante nuestra atenta mirada.-Si me necesitáis estaré en la cocina.-Nos sonrió y se marcho entrando en la cocina.
Mire a Zeus con el ceño fruncido.
-¿Por qué le hablas así?
-Por varias razones.-Me miro.- Es la razón de tu suicidio, es el que se ha colado en esa cabecita loca tuya y te ha desquiciado aun más, es el hombre que te ha enamorado y yo como tu hermano mayor no estoy de acuerdo con eso.
Rodee los ojos. Zeus se inclino hacía delante observándome.
-¿No te habrá hecho nada verdad?-Abrió mucho los ojos y se levanto de golpe.- ¡No se habrá atrevido a hacerte nada pervertido! ¡Maldito, le mataré!-Dijo levantando un puño enfadado.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
-¡Cállate idiota!-Le grite poniéndome en pie.-No me ha hecho nada, ni lo ha intentado, aunque me haya insinuado.
-¡¿Qué tú has hecho qué?!-Grito sorprendido.
Me tape los oídos con las manos. Sé que me quiere, se ha encargado de repetírmelo toda la vida, pero eso no quita que sea un pesado. Aunque bueno, siempre es mejor que Él...
0000000000
-¿Eso es comestible?-Pregunto Zeus observando el plato, donde según Ace había un pedazo de carne. Lo que yo veía era una masa negra y que parecía que en cualquier momento iba a saltar del plato a mi cara.
-Ahm... yo no me lo comería.-Dije mirando a Ace.
-Ya... no tiene muy buena pinta.- Ace tenía una gotita en la cabeza de sudor.
-No te preocupes por eso. Nunca has cocinado, la última vez que lo intentamos acabamos llenos de salsa de tomate. Si quieres me encargo yo. –Sonreí.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
