-Nunca dije eso.-Infle los mofletes.-Solamente no me alimenta, pero esta deliciosa. A mí lo que me alimenta es la Ambrosia.
Ace me miro y sonrió sin venir a cuento. No me mal interpretéis, adoro su sonrisa pero...
-¿Por qué sonríes?
Negó con la cabeza.
-No es nada, sólo... eres adorable cuando te da por explicarme cosas.
Sentí mis mejillas enrojecerse y mi corazón latir con fuerza. Estoy segura que cualquiera que prestase atención podría oírlo. Todo a mi alrededor había desaparecido, el festival entero se había volatilizado.
-Ahora que lo pienso-¿Ese es Ace?- ¿No será peligroso que no te alimentes?-No dije nada, ya que estaba demasiado metida en esa palabra "adorable"... Ace me ve como alguien adorable.-Oi Alia. Alia te estoy hablando.
-¿Qué le pasa a Alia-chan?- Esa es la voz de Nani-san ¿cierto?
-No lo sé. Se ha congelado.-Note sus manos en mis hombros. No lo estas arreglado.-¿Alia? ¡¿Alia?!-Dijo sacudiéndome con fuerza.
-¡Detente bestia, que la desmontas!-Grito Marco. ¿Cuándo ha llegado?
Ace se detuvo, pero como lo hizo de una forma tan brusca acabe cayendo de boca contra su pecho, impactando allí donde latía con fuerza su corazón.
-¿A-Alia? Deja de jugar me estas asustado.-No pensé mucho, sólo me impulse con la punta de los pies usando sus hombros como apoyo y cerré los ojos al ver sus mejillas rojas y sus ojos negros abrirse de par en par.
Nuestros labios apenas se rozaron cuando un dolor atroz me atravesó entera. Abrí los ojos y me deje caer hacía atrás hasta que mi espalda choco bruscamente contra el suelo. Lleve mi mano a mi muñeca, allí donde el tatuaje estaba palpitando y grite.
-¡¡AHHHHHH!!-Me curvé entera apretando con fuerza mi muñeca y cerrado con fuerza los ojos. Las lágrimas no habían tardado en salir de mis ojos.
-¡ALIA!-Grito Ace.
Oí como la gente a mi alrededor preguntándose qué pasaba.
-¡Alia-chan!-Nani-san se arrodillo a mi lado.-¿Qué ocurre?
No respondí ya que el dolor me lo impedía. Abrí un poco los ojos, para ver como Ace me miraba totalmente aterrorizado y sin saber qué hacer. Bajo la mirada hasta encontrar mi mano envolviendo mi muñeca.
-¡Quémalo!-Grite.- ¡El tatuaje, quémalo!
-¿Qué?
Aparte mi muñeca dejando a la vista ese maldito tatuaje.
-¡Ace! ¡Ahhh!-Grite volviéndome a curvar entera, sintiendo ese horrible dolor surcar mi cuerpo.
Ace apretó la mandíbula y envolvió sus dedos alrededor de mi muñeca, quemando la piel con su fuego. El dolor combinado del fuego y el tatuaje fue insoportable, tanto que me desmaye del dolor. Sentí a los pocos segundos mi cuerpo relajándose y el dolor desaparecer. Sentí mi muñeca pelada y quemada, antes de cerrar los ojos.
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