Capitulo 17

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En ese momento, Blake comprendió su actitud. Toda la furia que sus ojos expresaban y porque no quería saber de él. Vio como Priscila entraba en su habitación aquella noche, creyendo seguramente que había dormido con ella. Sin embargo, lo que Camila no sabía era que salvo el beso, no ocurrió nada más. Mucho menos cuando su marido llegó y se unió a la conversación.

―Puedo explicarlo ―aseguró sintiéndose un poco aliviado. No tenía nada que esconder. Priscila fue la mujer que lo introdujo en aquel mundo, la única en someterlo, pero era algo que no deseaba volver a practicar. Finalmente ella terminó por convertirse en una amiga, a quien hacía años no veía. Esa noche habían quedado de comer juntos, con la intención de presentarlas, sin embargo, Camila se marchó sin decir nada. Una confusión, un malentendido. Tal como Minerva lo afirmó.

― ¿De verdad? ―preguntó con ironía. El alcohol le dio el valor suficiente para enfrentarlo, para no callar y atreverse a expresar todo su malestar―. No lo creo. ¿Qué me dirás? ¿Que era una "amiga"?

―Aunque suene trillado, es solo una amiga ―dijo con tranquilidad―. No hice nada con ella y puedo demostrarlo ―declaró sin titubear, sorprendiéndola por un momento―. Ven conmigo. Por favor.

―No ―negó retrocediendo. La parte obstinada de su mente, insistía en recordarle lo que había visto.

―Camila ―Blake extendió la mano, intentando tocarla, pero Camila rápido se apartó. No deseaba ser engañada de nuevo, dejada de lado.

― ¡Que no! ―exclamó tambaleándose.

Dos pares de manos la sujetaron al instante y eso de nuevo encendió la furia en Blake. Nadie más podía tocarla.

― ¡No la toquen! ―protestó empujando a uno de los hombres, quien al instante lanzó un golpe hacia su rostro.

― ¡No! ―chilló Camila.

Sin problemas Blake lo esquivo. Él estaba en sus cinco sentidos y ellos parecían algo tomados, lo que los hacia lentos y torpes, aun así, seguían siendo mayoría.

― ¡Chicos! ¡Chicos! ―Minerva subió al escenario interponiéndose, evitando que el hombre intentara de nuevo alcanzar a Blake, quien estaba más que listo para responder su ataque―. No tenemos por qué discutir.

―Este tipo tiene que largarse ―bramó el hombre fulminándolo con la mirada.

Blake sacudió la cabeza. La actitud y el hecho de que no dejara de tocar a Camila lo enervaban, quería romperle la cara y alejarlo de ella.

―No sin ella ―declaró mirándola suplicante.

A pesar de su estado y de su malestar, ver como habían estado a punto de golpearlo la hizo temer. No quería que lo lastimaran, aun cuando lo mereciera.

―Ella no quiere irse ―aseguró otro de los hombres interponiéndose.

Camila no sabía qué hacer. Aquellos hombres no parecían dispuestos a dejarla ir y Blake tampoco se iría sin ella. Miro a su prima en busca de respuestas, pero ella estaba pálida y parecía asustada.

―Yo... ―murmuró intentando arreglar la situación.

―No te preocupes, linda. Si no quieres irte, no lo dejaremos ―dijo uno de los hombres, tratando de darle alivio. No obstante, tuvo el efecto contrario.

―Ella es mi novia y voy a llevármela, aun si tengo que pasar sobre ustedes ―advirtió Blake.

―Un momento ―De nueva cuenta, Minerva intervino al notar como la tensión crecía. Conocía a Blake y sabía que no hablaba solo por hacerlo, pero aquello solo lo metería en problemas―. Chicos ―dijo mirando a los hombres―. Creo que todos han tenido malos entendidos con sus chicas, ¿cierto? ―Ellos se miraron entre sí, asintiendo―. Deberíamos dejar que este par hable con calma, para que puedan arreglar sus problemas ―Aprovechando la distracción, colocó las llaves de su auto en la mano de Camila y la empujó hacia Blake―. Habla con ella, mientras nosotras cantaremos con ustedes ―aseguró tomando del brazo a Claire.

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