Pleasure

Capítulo final

Por favor, leen la nota final. No pienso dar explicaciones redundantes. Gracias. Odio repetir las cosas...

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Con nerviosismo observó como el auto de sus padres se detenía, frente a la entrada del elegante restaurante italiano que Blake había reservado esa noche. Hacía apenas unos segundos que acababa de llegar. Sintió el impulso de llamarle y comprobar si ya se encontraba dentro, pero ellos se acercaron antes de que pudiera hacerlo.

Ambos vestidos impecablemente y con expresiones no muy felices. Optó por no revelarles el verdadero motivo para su encuentro, pero seguro podían imaginarlo. La dura mirada de Bernardo Sellers, su padre, le indicó que conocía lo que su madre había observado en su oficina. Cuando encontró a Blake con ella.

―Papá, mamá ―saludó forzando una sonrisa. Sintiéndose un poco inquieta. Ninguno de los dos deseaba esperar demasiado para hacerles saber sus planes, por lo que esa misma noche planearon verlos.

―¿Has invitado a Derek? ―preguntó su progenitor, ignorando su saludo. Algo que no la sorprendió realmente. Su padre no era el mismo desde que comenzó a moverse en los altos niveles sociales, ya no disponía de tiempo para verla.

Camila respiró profundo, recordándose a sí misma que no debía perder la calma. Los conocía demasiado, para saber que intentarían de sacarla de sus casillas y provocar una confrontación. Llevarla a su límite y luego hacerla sentir responsable de la discusión. Siempre les funcionaba, pero ya no sería así. No esa noche, no de nuevo.

―Él debe estar con su nueva pareja ―contestó de manera educada, obteniendo una reprimenda por parte de su madre. Que negó y le dedico una mirada molesta.

―Es mejor que entremos ―sugirió tomando a su marido del brazo.

―Sí, entremos de una vez ―murmuró él sin apartar la mirada de su hija. Parecían sospechar algo y quizás ese fuera el motivo por el que no habían puesto pretextos como siempre que pedía verlos.

Recorrieron la poca distancia hasta la puerta, donde un hombre con traje negro les sonrió de manera amable.

―Tengo una reservación... ―comenzó a decir, pero él la interrumpió, haciendo una pequeña reverencia.

―Síganme, por favor ―respondió indicándoles que lo acompañaran.

Sus padres no vieron el gesto como algo fuera de lo normal. Eran bastante conocidos en la ciudad, estaban acostumbrados a no esperar por nada y ser el centro de atención.

Camila suspiró obligándose a caminar, deseando verle y dejar de sentirse abrumada por la actitud de ellos. Aunque le inquieta que llegara tarde y empezaran mal las cosas. No toleraban los retrasos y mucho menos esperar.

Observó el sitio, que permanecía vacío, adornado con rosas blancas y rojas, y velas. Confusa quiso preguntarle al camarero, pero en ese momento vio a Blake, ubicado en la mesa central. Vestido con uno de los trajes diseñados por Eric, luciendo realmente impresionante. Tanto que le costó no arrojarse a sus brazos y besarle. Él se dedicó una sonrisa y sintió un enorme alivio. Estaba con ella, no la dejaría sola.

Blake se incorporó al escuchar que se acercaban a donde se encontraba. Había dado instrucciones para que les dejaran entrar en cuanto llegaran y no les hicieran esperar. Serían los únicos comensales esa noche, pues el restaurante estaba cerrado al resto del público. No estaba seguro que esperar de aquella cena, pero no deseaba que Camila pasara un momento difícil. Sin embargo, tenía presente la actitud de su madre, así que cualquier cosa podía ocurrir.