Capítulo 21

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Consultó de nueva cuenta su reloj, el cual marcaba poco más de las 5 pm. Había pasado todo el día dentro de su oficina, enfrascándose en los deberes para evitar romper su acuerdo y salir a buscarla. No obstante, seguía sin recibir su llamada. Cosa que lo inquietó demasiado. «¿Acaso has huido de nuevo, Camila?», se preguntó poniéndose de pie. Era consciente de que posiblemente tendría mucho trabajo, del mismo modo que él. Pero moría por verla y abrazarla. Sonrió moviendo la cabeza varias veces. ¿Eso le hubiera sido suficiente algunos meses atrás? Definitivamente no, pero no era cualquier mujer, sino Camila. Quien sin proponérselo, lo cautivó convirtiéndose en su droga favorita. Con firme determinación comenzó a ordenar su mesa. Si ella no daba señales, él lo haría. No podía esperar más.

― ¿Te vas? ―preguntó Minerva desde la puerta de su despacho. Sosteniendo con una mano su portafolio y con la otra, desabrochando los botones de su elegante saco azul.

―Si ―respondió Blake sin dejar de moverse detrás del mueble, entre los estados de cuentas y los registros de clientes del club―. Has vuelto temprano, creí que estarías todo el día en la corte.

Ella puso los ojos en blanco y resopló. Lo único que deseaba era olvidarse de ello. Una jornada horrible, aunque su sesión matutina con Leandro le fue de gran ayuda para ser capaz de ignorar a los "capullos con traje", como los llamaba mentalmente.

―Termine antes ―comentó restándole importancia y mirándolo con el ceño fruncido―. ¿Te das cuenta que ni siquiera me has agradecido por salvar tu trasero la otra noche? ―pregunto fingiéndose dolida.

Blake sonrió, tomando su saco del respaldo de la silla y comenzando a colocárselo.

―No sé de qué te quejas, apuesto a que jugaste con algunos de esos tipos. Vi como los mirabas cuando llegamos.

―Pensé que solo veías a tu chica. ―Él se encogió de hombros―. Tenía que analizar lo que podría sacar de ventaja. ―Negó con una sonrisa tonta―. Esos tipos son tan mansos como pequeños gatitos siguiendo una bola de estambre. Cosa contraria a su aspecto amenazante y rudo...

―No quiero detalles ―negó con expresión horrorizada―. También supe que le diste una buena tunda a Leandro.

―De eso no soy responsable. ―Se defendió elevando las manos―. Él me lo pidió.

Blake suspiro. Sabía que su hermano era capaz de todo, solo por llamar su atención y sin embargo, ella no demostrada afecto alguno.

―Sabes lo que siente por ti ―dijo intentando sonar desinteresado. Aunque en el fondo le preocupaba el asunto. Ambos eran su familia y no deseaba que las cosas terminaran mal, pero Leandro era tan obstinado. Más de 15 años y seguía detrás de sus faldas.

Minerva resopló. También conocía sus sentimientos, pero no podía hacer nada al respecto, ni siquiera negarse a usarlo. Era uno de los mejores juguetes que había encontrado hasta el momento. Nunca se negaba a nada, ni siquiera cuando no recibía más que castigos de su parte. Quizás fuera por ese "amor" que aseguraba sentir, pero ella no creía en eso. Solo en el placer que le daba dominar a otros.

―Esta mañana me encontré con Abran ―comentó cambiado rápido el tema, evitando una charla que se sabía de memoria―. Estaba buscándote.

Blake frunció el ceño. Percatándose de que estaba evadiéndolo de nuevo.

― ¿Te dijo algo? ―preguntó dejándola salirse con la suya. No entendería, ella era mucho más testaruda que su propio hermano. «Tal para cual»―. Hace tiempo que no venía al club. ¿Quería distraerse?

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