Capítulo 19

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La noche cayó y Camila apenas fue capaz de poner un pie fuera de la habitación. Únicamente lo hizo para satisfacer sus necesidades, tomar una ducha y un pequeño bocadillo. Suspiró con la vista fija en la puerta entreabierta del baño. La luz que se proyectaba desde el interior, iluminaba la mitad vacía del colchón. Sin pensarlo, deslizó la palma de la mano sobre la suave tela, recordando lo ocurrido durante las últimas horas. Una intensa e interminable sesión de sexo. Prácticamente no habían hablado. Sus cuerpos lo hicieron por ellos. La necesidad, el deseo, el hambre por el otro los había consumido. Todo parecía encajar demasiado bien y temía que fuera a terminar. No quería pensar que vendría después, pero tendría que hacerlo en algunas horas.

En ese instante, su silueta se dibujó sobre la superficie y sin poder ocultar una sonrisa traviesa, elevó el rostro. Encontrándolo apoyado en el marco de la puerta, mirándolo con ese par de increíbles ojos azules.

― ¿Lista para continuar? ―preguntó caminando lentamente hacia ella.

Camila sonrió aún más al escucharlo y sin poder evitarlo, contemplo su pene, que de nuevo comenzaba a cobrar vida.

―Si ―contestó apoyándose en el respaldo de la cama―, pero... tengo hambre. ―El sonido de su estómago reafirmó sus palabras.

―Soy un pésimo amante ―murmuró ocultando una ligera sonrisa―. Ni siquiera te he alimentado como es debido.

Ella negó divertida y se incorporó, colgándose de su cuello.

―Al resto de mi cuerpo sí, pero me temo que mi estómago también reclama tu atención.

―Entonces, no lo hagamos esperar. Alimentémoslo. Porque una cierta parte de mi cuerpo, comienza a tener más hambre de ti.

Camila movió la cabeza y rio por debajo, entendiendo a que hacía alusión. Esa parte hablaba por sí misma y a ella le encantaba la idea. No importaba cuantas veces repitieran, parecía no tener suficiente de él. «¿Él podría tener suficiente de mí?», esa era su inquietud.

―Necesitamos hablar ―dijo sentándose sobre él. Blake la miró sorprendido, aún estaba reponiéndose de su último asalto, pero verla en esa postura, lo encendió de nueva cuenta.

―Creí que ya lo habíamos hecho ―cuestionó frunciendo el ceño, sujetando su pequeña cintura, anclándola sobre sus músculos.

―Sí, pero... no sobre tu propuesta ―habló mordiéndose ligeramente el labio. Lo había meditado en esas horas que llevaba con él. Lo intentaría.

―Olvídalo ―negó al instante―. No necesito eso, solo a ti ―afirmo lleno de determinación.

Lo había comprobado de muchas formas. No era solo el poder doblegarla, verla rendida a su voluntad, lo que sentía por ella, iba más allá. Incluso observarla dormir, gritar o reñir, todo le resultaba placentero. Era Camila, simplemente ella. Con cada una de sus facetas y actitudes.

―Pero... ―balbuceó desconcertada. No entendía porque su cambio. Ella deseaba poder satisfacerlo, cumplir todas sus fantasías y que no necesitara buscar a alguien más. Aunque había renunciado a las prácticas, por él podía intentarlo. Se había convencido de eso. Blake no era como Derek. Su mirada, sus gestos y cada una de las palabras que le dirigía le daban la confianza necesaria para atreverse―. Tú dijiste...

―Sí, se lo que dije. Pero no es necesario.

―Blake...

― ¿Quieres hacerlo? ―preguntó poniéndola a prueba. Él sabía lo que quería, pero deseaba que ella tuviera segura. Su único pensamiento, era darle placer. Era su prioridad.

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