Capítulo 23

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El aturdimiento se desvaneció al darse cuenta de lo que conllevaban sus palabras. Había aceptado sus sentimientos por él. ¿Y si no correspondía del mismo modo? ¿Qué haría? El temor se agolpó en su pecho, de mala manera había aprendido a no ser la primera en confesarse y ceder el control de la relación. Por mucho que intentara mostrarse segura, los miedos y temores que su ex prometido había sembrado a lo lardo de los años y la ruptura eran como una enorme nube que seguía eclipsando su corazón.

―Yo... ―Despacio se dio la vuelta, hasta que sus ojos se encontraron. Una cálida sonrisa dibujada en su perfecto rostro la sorprendió y descolocó.

―Te quiero, Camila ―repitió con firmeza, provocando una cascada de sentimientos dentro de ella. ¿La quería? ¿Era sincero?

Aunque antes había admitido gustar de ella y sentirse atraído, ambas cosas distaban mucho de admitir sentir algo más por ella. Amor. El mismo que sentí por él.

―Blake... ―balbuceó sentándose un poco alejada de él, tratando de mantener la calma.

―¿Por qué te sorprende tanto? ―inquirió frunciendo el ceño―. Creí habértelo dicho en Italia y varias veces cuando te tuve en mi cama ―afirmó deslizando la punta de su dedo por su muslo. Hasta el momento ella no había admitido abiertamente sus sentimientos por él y estaba dispuesto a conseguir que lo hiciera. La deseaba de todas las maneras posibles, pero en especial, ganar su corazón sobre su voluntad. Una mujer era capaz de ceder todo, excepto esa parte de ella, que reservaba solo para el correcto y Blake anhelaba ser su indicado.

Camila suspiro despacio. Si, lo había escuchado, pero en aquel instante prefirió ignorar las palabras. Creer que había sido cosa del momento, del arrebato de pasión o solo para endulzarle el oído y conseguir lo que se proponía. Llevarla a la cama. Sin embargo, que lo dijera quizás no era lo peor, sino que ahora él sabía sus sentimientos y eso la hacía sentir expuesta, débil vulnerable.

La noche que las cosas con Derek terminaron, juró no caer de nuevo y ser reservada con los hombres, no obstante, apenas la besó, toda la cautela y cordura salió volando por la ventana. Blake la hacía sentir no solo segura y deseada, también amada, quizás por eso había huido al verlo con otra.

―Bueno... ―Elevó con ternura su barbilla y probó lentamente sus labios.

―No temas, Camila. Esto también es nuevo para mí ―confesó con un suspiro―, pero he dejado de buscar razones a lo que siento por ti. ―Estaba decidido a hacer las cosas a su manera, por ella y para ella. No pensaba dejarla ir.

Movió la cabeza sintiéndose un poco fuera de lugar. Tal como lo decía, él había demostrado mucho más que sus anteriores parejas, mucho más que esa "relación" de casi 4 años en los que se esforzó por ser lo que él deseaba y que no era, sin obtener nada a cambio. «Deja de temer no seas cobarde», se dijo a sí misma.

―Debo advertir que puedo ser... abrumadora ―confesó recordando los reclamos de Derek. Era conocedora de que una vez que amaba, se concentraba demasiado en las necesidades de su pareja que terminaba agobiándolo.

―Quiero que me abrumes ―afirmo dándole un beso rápido.

―Blake.

―Deja de pensar en el futuro y vivamos el presente ―insistió con otro beso casto―. No sé si estaremos juntos dentro de 25 años, pero al menos puedo jurarte que estaré hasta navidad contigo.

Ella soltó una risilla relajándose. Hasta el momento él parecía ser un hombre de palabra y bastante insistente, ella misma se había convencido de que viviría el momento hasta que acabara, sin esperar algo más. Navidad aun parecía lejana y la idea de pasar esos meses con él, le crearon una sensación de calidez como nunca antes había experimentado.

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