Capítulo 28

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Lograr convencer a su hermana de que era mejor regresar con su hija y esperar a que Brent se encargara de todo, no resultó nada sencillo. Pero Camila se esforzó en aparentar tranquilidad y finalmente, con la excusa de tener que pasar al trabajo, dejó a Nax en su piso, en compañía de su prima. Aunque era cierto que debía atender sus labores, el motivo real era encontrarse con su amigo en un café cercano.

Desde que regresó con ellas, se percató de que algo no iba bien. No dio detalles sobre el proceso y solo insistió que debían esperar a que se analizaran las pruebas. Temía escuchar lo que diría, pues su expresión no indicaba nada bueno. Brent se mantuvo en silencio todo el trayecto hasta su apartamento y al despedirse de una ansiosa Nax, no prometió nada concreto sobre la situación de marido.

Su hermana se mostraba sumamente angustiada, algo muy lógico, pero que odiaba profundamente. Deseaba que todo se resolviera cuanto antes y ella estuviera tranquilidad. Apenas habían tenido oportunidad de hablar, sin embargo esperaba que se quedara con ella hasta fuera necesario. Sola no tendría cabeza para encargarse de su sobrina, que por fortuna, era completamente ajena a la situación.

Descendió de su auto y entró en el establecimiento, rápidamente lo localizó en una de las mesas. Realizaba una llamada y no parecía nada contento. Camila se acercó y acomodó en silencio, esperando que finalizara la comunicación. Brent terminó de inmediato y se removió inquieto.

―No se por dónde empezar ―admitió frotándose las manos.

―¿Qué tan grave es? ―cuestionó dejando de lado las formalidades. Quería saber a qué atenerse y como proceder con Nax.

Brent empujó en su dirección un folder y le indicó que mirara su contenido.

―Demasiado ―confesó estudiando su expresión―. Tienen pruebas suficientes para hundirlo. Aunque se pudieran descartar de alguna manera, hay demasiados documentos con su firma y personas que lo señalan como el contacto para realizar transacciones. Las cuales nunca fueron ingresadas en las cuentas bancarias de Grover.

¿Estás seguro?

Camila hojeo rápidamente el contenido de la carpeta, que contenía algunas copias de dichos documentos. Blake se contó y no parecía mentir, tampoco creía que pudiera fabricar pruebas. No había dudas de su implicación.

―Eso me temo ―confirmó pasándose la mano por el rostro. A pesar de ser un asunto delicado, ya tenía en mente algunas opciones, pero no serían del todo legales―. ¿Qué hacemos? ―Ella dejó los documentos sobre la mesa y se mordió los labios, desviando la mirada por la ventana.

«¿Qué hacer?». Sinceramente deseo darle el beneficio de la duda a su cuñado, pero con todo tan claro, no había mucho que pensar al respecto y menos aún que hacer.

Suspiró y lo miro a los ojos.

―Nada ―respondió imaginando cual sería la reacción de su hermana cuando tuviera que decirle. Se pondría furiosa, posiblemente hasta la odiaría, pero... fingir no saber nada y mirar en otra dirección no era lo correcto.

―¿Nada? ―inquirió desconcertado. La conocía lo suficiente para darse cuenta de que hablaba muy en serio y eso no lo esperaba. Siendo el marido de su hermana, tenía que considerarle como parte de su familia y ella no era de las que daba la espalda―. Camila... ―comenzó a decir, pero ella negó. Mas resuelta que nunca a no tratar de liberarlo de su castigo.

―No hay nada que discutir al respecto, Brent. Si es culpable, tiene que pagar.

Él suspiró y se recostó sobre el respaldo de la silla, mirándola pensativo. Su bello rostro denotaba el cansancio y preocupación, pero sobre todo firmeza.

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