Capítulo 20

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―Que sorpresa ―dijo Derek con fingida admiración. Estaba por entrar al restaurante cuando los vio salir y espero intencionalmente que Eric se fuera para acercarse a ella. De sobra sabía que no era santo de devoción del chico y que se pondría pesado.

―Lo mismo digo ―contestó incomoda mirando la entrada del lugar, evitando verlo a los ojos. Había pasado de ser su persona preferida a alguien que no le apetecía saludar.

―Me alegra saber que estas bien ―comentó con el mismo tono amable, algo que no la convenció. Había aprendido a notar sus cambios de actitud y aquellos que usaba cuando intentaba ganarse a los demás. Ese era el que usaba en ese momento.

―Gracias ―respondió con una ligera sonrisa. «No puedo decir lo mismo, Derek», pensó para sí misma.

―Quería hablar contigo.

― ¿Conmigo? ―pregunto incrédula.

―Sí, ayer fui a buscarte a tu nuevo departamento, pero no estabas. ―Espero una respuesta, pero ella se limitó a encogerse de hombros. Camila quiso decirle que en primer lugar, no debía saber dónde vivía; y en segundo, no había nada más que decir. Aquella noche asumió que todo termino entre ellos y termino de hacerlo cuando él no apareció, dejando que sacara sus cosas de su casa―. ¿De verdad estas con Grover?

«¿Es solo por eso?», se cuestionó mentalmente. Sus ojos se clavaron en los suyos.

Derek se sorprendió por la radiante expresión que tenía en ese instante, mientras charlaba con Eric, algo muy diferente a aquella noche en que terminaron. Pero él estaba cansado de fingir que le quería, así que optó por dejarla. No se casaría, no porque le fuera indiferente, porque admitía que le gustaba físicamente, pero Camila era demasiado correcta para sus fetiches y sobre todo la mejor amiga de su hermana, con ello no podría mantener sus gustos en secreto si terminaban enemistados en algún momento. Eso siempre lo detenía y frustraba a la hora de jugar; hasta que conoció a Mery, quien era lo que buscaba o eso creyó. Nunca en el tiempo que estuvo juntos, vio esa felicidad en la cara de su exprometida y que pudiera deberse a Blake, lo molesto de sobremanera. Muchas de sus mujeres no dejaban de compararlo e incluso cambiarlo por, quien dicho por ellas mismas, era el mejor amo que podrían tener. Eso fue lo que despertó su interés. ¿Porque alguien que podía tener a cualquiera, estaba con ella, con Camila? ¿Por qué? ¿Acaso había probado algo que él no había sido capaz? Con él siempre fue reservada y tímida. «Hipócrita», pensó apretando los dientes.

―No creo que ese sea tu asunto ―contestó con frialdad. Que ese fuera el motivo de su interés le molestaba. Ella no exigió explicaciones, muchos menos cuestiono sus motivos, nada―. Y sé lo que dirás ―se anticipó―, ya me lo han dicho.

―Entonces deberías escuchar. Grover no es alguien para ti ―hablo con rotundidad, que aumento su malestar.

―Suena cómico viniendo de ti, Derek ―dijo con una sonrisa irónica―. Puede que no sea la mejor persona, pero estoy segura de que Blake al menos se tomaría la decencia de avisarme con anticipación que quiere que me mude o le haría saber a nuestros padres que hemos terminado nuestro compromiso.

Su respuesta lo dejó helado. No solo por lo directo, también por la mirada que le dirigió. ¿Dónde estaba la chica reservada y amable?

―Camila...

―No estas en posición de decirme nada. No creo que sea peor que tú, así que no hace falta que finjas interés. Tan solo ocupante de tus asuntos, que yo lo hago con los míos. ―En ese momento aparco Eric, sorprendido por verlo ahí.

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