―No tienes que venir ―repitió desabrochando el cinturón de seguridad―, no tardare demasiado ―aseguró abriendo la puerta del auto.
Brent la miró haciendo una mueca, retirando el broche. Verdaderamente no podía dejarla ir sola. Aunque solo había ido a verla para ayudarla con la hipoteca y responder algunas preguntas financieras, finalmente se había visto arrastrado hasta ese lugar. Pleasure. Un lugar famoso por sus prácticas bondage y de intercambio de parejas. No era lugar para ella, pero sabía que no la convencería de no entrar.
―Voy contigo ―murmuró siguiéndola hasta la entrada.
Las luces del lugar estaban encendidas, parecía temprano para la llegada de los miembros. Un hombre que fumaba distraído al verlos acercarse apagó el cigarrillo y se interpuso en su camino.
―¿Necesitan algo? ―preguntó con malos modales, que hicieron que ella quisiera darle un golpe en el rostro.
Estaba harta de la actitud prepotente que las personas mostraban por ella en las últimas semanas. Como si no hubiera sido bastante que la sacaran del hotel a ella y su hija, prácticamente a la fuerza. Hacerlas subir a una patrulla y abordar un avión, como si fueran peligrosos criminales. Y ese hombre estaba haciendo lo mismo. Quiso gritarle y sacar su frustración. ¿Haber sido engañada la convertirá en una estúpida o discapacitada? Su marido resultó una farsa, una mentira que la dejaba como lo que tanto decían sus padres. Una tonta, una idiota.
―Quiero hablar con Grover.
«Grover». El responsable de parte de sus desgracias. Si no fuera por su denuncia, quizás nunca hubiera descubierto su engaño. Era algo bueno, pero le odiaba más por intentar reclamar su casa, lo único que le quedaba. ¿Qué derecho pensaba que tenía? ¿Quién se creía? Desde el momento que lo vio, le odio. Y ahora el sentimiento rozaba en lo peligroso, pero no le importaba. Tendría al menos que escuchar todo lo que pensaba de él. Al menos eso.
―El señor Blake no se encuentra ―negó cruzando de brazos.
―Me refiero a su hermano. Está aquí, ¿cierto?
La reconciliaron con su hermana había servido para enterarse de que el tipo prácticamente vivía ahí. Tendría que estar, pues su cuñado se encontraba en una cena familiar con sus padres. Menudo lio en que se metería, pero pensaba aprovechar la oportunidad para decirle unas cuentas verdades al cretino que le había gritado sin consideración alguna por su hija.
―Sí, creo que sí, estaba en el bar, pero... ―dijo sin pensar, hasta que se percató de su error―. Solo los miembros del club pueden entrar y no creo que ustedes lo sean. Conozco a todos.
―Soy la hermana de Camila ―declaró con gozo. No le impedirían el pasó a la futura cuñada del dueño, ¿o sí?
Aunque le preocupó saber la relación que mantenía con su hermana, las pocas veces que le vio, Blake había demostrado ser distinto a su hermanito.
―¿La señora Camila?
―Sí, la novia de Blake. Así que... ―Sin esperar una respuesta, empujó la puerta y entró.
―No te preocupes ―afirmó Brent mirando compasivo al guardián―. Yo me encargo.
Entró siguiendo un amplio pasillo, iluminado con una tenue luz neón. Alcanzó a ver a Nax hablando con una chica medio desnuda que le señaló unas escaleras. Se apresuró a cruzar el lugar, viéndola desaparecer en lo alto. Suspiró comenzando a sospechar que no resultaría bien la idea.
Se internó en otro largo corredor, iluminado por una luz roja. Los sonidos llegaban de todas partes. Gemidos, gritos, golpes y chillidos. Ignoró todo y se concentró en ella, que tampoco parecía tomarlos en cuenta.
La vio empujar la puerta y entrar en una habitación bien iluminada. Se detuvo de golpe en el umbral, observando la escena.
Sobre una cama había un hombre atado de pies y manos, detrás de él, una chica con un arnés. Delante de ellos, una mujer con una fusta en la mano. Al parecer quien dictaba las ordenes.
―¿Qué demonios están haciendo aquí?
Reconoció al hombre después de un momento. Era Leandro, el hermano de Blake. Quien murmuro pidiéndole a la chica que lo soltara.
―Necesito decirte algunas cosas ―contestó Nax sin parecer afectada.
―¿No puede esperar? ―siseo mirándola con odio―. ¿Cómo diablos entraste?
―No, no puede esperar ―gruño golpeando el zapato en el suelo―. Tiene que ser ahora.
―¡Demonios! ―Bajo de la cama, enrollando una toalla alrededor de su cadera, sin dejar de mirarla―. Fuera. Vamos a otra parte.
Salió seguido por ella. Brent permaneció inmóvil, mirando de reojo a las dos chicas.
―¿Quieres ocupar su lugar? ―preguntó con tono juguetón Minerva. Brent era un hombre alto, de rasgos masculinos y mirada penetrante. Su aspecto formal de concedía un aire de superioridad, pero ella deseo ver que había debajo.
No respondió dio media vuelta y salió, cerrando la puerta.
―Parece que no le agrada esto.
―Tonterías. Los que se muestran más remilgados, suelen ser los más pervertidos y dóciles. Si lo sabré yo.
―¿Crees?
―Sin duda. ―Se acercó a ella, deslizando la fusta por su pecho, dándole un azote en el pezón―. ¿Quieres que traiga a alguien más o lo dejamos para otro día? Creo que esto llevara un raro.
―¿No te quedas? ―ronroneó buscando de nuevo un azote.
―Temo que no puedo dejarlo solo. ―Sabía que después de eso, Leandro estaría de un humor de perros, ni ella podría calmarlo.
―Envíame a alguien. Quiero jugar un poco más ―afirmó estirándose sobre la cama.
―Prometo que valdrá la pena y que no los interrumpirán...
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Gracias por seguir la historia, por querer a nuestro Blake!! Espero puedan darle el mismo amor a los que vienen. ♥
Pronto, pronto...
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Pleasure
RomancePrimera parte de la serie Pleasure. Dolida ante la ruptura de su compromiso con el hombre que ha creído el amor de su vida, Camila busca venganza de la peor de las maneras. Castigándose a ella misma. Encontrándose así con un desconocido que es...