Lo primero que percibió, fue un olor agradable, pero sobre todo, familiar. Abrió los ojos de golpe y sobresaltada se removió entre las blancas sábanas, hasta sentarse. Desorientada observo el tono pálido de las paredes, las pesadas cortinas azules, el enorme tocador falto de maquillaje y fragancias femeninas, y un saco de hombre sobre una silla, confirmando sus pensamientos. «¡Blake!».
― ¡¿Que hice?! ―murmuró llevándose las manos a la cabeza―. ¡Mierda! ―El intenso dolor de cabeza la asalto con fuerza―. ¡Mierda! ¿Cuánto bebí? ―La pregunta la hizo recordar un poco lo ocurrido.
Removió la manta, para revisar su aspecto. Tiro de la camisa. Descubriendo que debajo llevaba una playera de tirantes y un bóxer, los cuales sustituían sus prendas íntimas. «¿Qué hice anoche?», gimió negando. Tomo un mechón de su pelo, llevándoselo a la nariz. De inmediato percibió un olor distinto a su shampoo. Algún tipo de jabón.
― ¡Santo cielo! ―Negó cubriéndose el rostro con ambas manos.
En cuestión de segundos recordó todo lo sucedido. El bar, los tragos, el karaoke, los hombres, Blake, la discusión, el auto y por último... el vómito.
―Por fin despiertas ―Su voz la hizo dar un salto y sentir un nudo en el estómago.
Junto a la puerta se encontraba Blake, vestido impecablemente, observándola fijamente. Muchos pensamientos cruzaron su mente, pero era evidente que los restos del alcohol seguían nublando su mente.
― ¿Que hago aquí? ―cuestionó saliendo torpemente de entre las mantas. Quería huir, desaparecer en ese instante. Había hecho un auténtico espectáculo.
Blake la miró, intentando ocultar la diversión que su desasosiego le provocaba. Había tenido que dejar la cama aun en contra de su voluntad, pero su aspecto le resultaba adorable. Desde sus prendas cubriendo su pequeño cuerpo, hasta su desalineado cabello y su expresión de pánico.
― ¿No recuerdas? ―inquirió con voz neutra.
―No ―mintió sin dudarlo. Aceptar que permitió que la llevara hasta su casa, no le parecía una buena idea. No cuando se suponía no volvería a verlo, ni dejar que la tocara. Lo peor de todo, era que no recordaba en que momento le quito la ropa y si había pasado algo más entre ellos. La última parte que recordaba era su desastrosa escena en el baño y después, nada.
―Te manchaste y te limpie ―explicó al notar su expresión pensativa―. Descuida, no te toque.
Camila no pudo ocultar el efecto que sus palabras le provocaron. Un sabor agridulce. ¿Deseaba que lo hubiera hecho? Si. Por mucho que quisiera fingir, seguirá deseándolo. A pesar de saber la clase de hombre que era, pero... ¡la llamada! Recordó su seguridad y las palabras de esa mujer. ¿Había sido real? ¿Podía confiar en esa mujer?
― ¿Por qué me trajiste? ―cuestionó componiéndose. No importaba lo que hubiera dicho, tenía que marcharse.
―Necesito que me escuches ―dijo dando un par de pasos―. Ven. ―Con recelo miró su mano.
Tocarlo era una tentación demasiado grande, pero sus intenciones no parecían de ese tipo y de nuevo la decepción se apodero de su interior. ¿Por qué no intentaba convencerla? ¿Por qué no le había rogado? ¿O buscado en esa semana como lo hizo en Italia? El pensamiento de que solo hubiera ido por esa mujer la atormentaba.
Al ver su vacilación, Blake se acercó y tomo su mano, sin esperar su consentimiento. Había tenido que organizar todo para lograr convencerla y no perdería el tiempo. Camila tenía que dejar de creer que mintió, debía entender que era serio.
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Pleasure
RomancePrimera parte de la serie Pleasure. Dolida ante la ruptura de su compromiso con el hombre que ha creído el amor de su vida, Camila busca venganza de la peor de las maneras. Castigándose a ella misma. Encontrándose así con un desconocido que es...