Capitulo 23

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POV MATT

—He dicho que me parece una puta mierda.

—John, solo escúchame, de verdad, sé que te molesta demasiado, pero entiéndeme.

—Matt, ustedes dos juntos lo único que causan es dolor y culpa, solo para ustedes mismos, al final van a autodestruirse.

Estaba en el departamento hablando tranquilamente —Nótese el sarcasmo —con John. Ver a Sam con el otro patán de Jason me entristecía, y más porque si seguíamos esta mentira, no nos llevaría a nada bueno. Pero nuevamente era lo que me hacía experimentar un agradable síntoma de enamoramiento por todo el cuerpo.

—Lo mejor es que la dejes ser feliz y tú también, pero fuera de su alcance.

—Ella me hace feliz —Me serví un poco de whisky y me lo tome de una sola sentada. — ¿Gustas? —Le enseñe la botella y el negó —Ya no se que hacer, te juro que sentí tantas ganas de partirle la cara al muy...

—Recuerda que el trabajó, bueno, si a eso se le puede llamar trabajo, con personas peligrosas.

—Me da igual —Me serví mas whisky.

—Mira, esto es fácil, si quieres casarte con ella y tener una familia, que Samantha le diga amablemente a Jason que la cosa se acabó y todos felices.

—Oh, por supuesto, no lo había pensado, y luego nos vamos al País de Nunca Jamás en un puto unicornio.

—Pues, no estaría nada mal ahora que lo dices. Y ¿como olvidarlo?, es como si estuvieras en mi situación... Ya sabes con el rollo de Lucy y Loren. —Sonrió nostálgico.

—Si... la diferencia es que tu no tenías que lidiar con un sicario, y además de que tenías una novia que se acostab... —Me detuve antes de seguir, porque aunque no quisiera, cargaba con esa culpa —El asunto aquí es que tu tenías las cosas más fáciles.

Pasaron las horas y yo estaba tendido en mi cama, estaba oscureciendo y John ya tenía un buen rato de haberse ido. Tenía ganas de salir a caminar, pero a la vez quería quedarme acostado, solo que eso significaría seguir pensando en cómo se solucionaría esto, porque siendo sinceros, no está bien.

Tome las llaves y una sudadera y salí sin más.

El aire estaba fresco, con un olor a hierba por unos vagos sin que hacer, los rodee y seguí mi rumbo.

Al estar caminando sentía que alguien me observaba, desde que salí, esa sensación solo empezó a hacerse más grande dentro de mí.

No deberías estar en este entorno tan oscuro y peligroso, recuerda que aun tienes a Sam, un hogar y una empresa que dirigir.

La voz de la razón estaba en lo cierto, solo que lo primero estaba en duda de cierta forma.

Retome el camino anterior y me dirigí al departamento.

Las calles estaban solas y ni siquiera en sonido del viento estaba presente, nuevamente me sentía observado.

Me fije que en donde los vagos de antes y ya no estaban, el lugar estaba solo con unas colillas de cigarro.

—Tu — Escuche a mis espaldas pero no había nada, así que lo ignore y seguí. Seguro estaba delirando de tanto pensar.

—Sí, tu —Esta vez el llamado fue claro, me di la vuelta y tenía a unos pasos un hombre con un pañuelo con el estampado de una mandíbula calaveria frente a mí, de momento solo era el, pero después otros tres tipos salieron de un callejón —Dame todo lo que tengas... ¡Rápido! —Dicho esto, sacó una navaja la cual me alerto.

Los cuatro tipos me acorralaron y me mostraron sus armas blancas, estos también tenían un pañuelo que ocultaba su identidad, dejando a la vista sus ojos.

Por instinto, saque mi billetera y se la entregue, pero no la agarraba.

—Es todo lo que tengo.

Ninguno de ellos la tomaba, solo me miraban, hasta que uno del lado izquierdo, en un movimiento brusco, me hizo una herida en la costilla, fue profunda por lo que sentí, salía bastante sangre. Después uno me dio un golpe en el rostro, los dos que estaban a mi lado, me aprisionaron contra la pared y comenzaron a golpearme.

Sin soportarlo más, caí al suelo, retorciéndome de dolor.

Entre la oscuridad vi una silueta, era un hombre, estaba vestido de un traje negro. Este se me acerco y pude verlo.

—Jason...

—Al parecer, no te quedo clara la primera advertencia Blackwell.

—No sé de qué hablas —Comencé a toser sangre por un momento y seguí mirándolo. Ya estaba perdiendo más sangre.

—Crees que no te he visto salir con Sam del departamento imbécil, para después encontrarlos detrás de la tienda. Mejor consíguete a una puta, porque Samantha es mía —Suspiró un momento y continuó —Vaya que eres una escoria muy débil, ni siquiera has podido con estos caballeros. Das pena —Recibí un escupitajo de su parte y después una patada en las costillas.

—Hijo de perra.

Escuche como se reía como un demente a la distancia.

Perdido En Ti [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora