Capitulo 12 lluvia

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Desperté en un cuarto obscuro, amarrada a una silla, sudada y con un fuerte dolor de cabeza. Miré por todo el cuarto, pero no pude ver nada, todo era obscuro, menos una ventana. Estaba asustada, temblando y mis pensamientos fueron interrumpidos por el sonido de una puerta abrirse.

—Oh, ya despertaste, Jack ven aquí, la niña ya despertó.

—Voy, ¿traigo los cuchillos?

—Si, por si acaso ¿pero te portarás bien verdad?

— ... —yo no pude contestar, el miedo había invadido mi cuerpo y no dejaba de temblar, sentía recorrer grandes gotas de sudor por mi cara y mis lagrimas empezaron a salir, ¿por qué a mí? Tengo que salir de aquí ¿cuánto habré dormido?

—¿Qué pasa pequeña? deja de llorar ¿o quieres ser castigada? —era una voz ronca, levanté mi cabeza y era un señor gordo, con barba y calvo, se podía ver que era un felino y llegó Jack, el hombre con el que estaba hablando, delgado, fuerte y cabello corto, pero su cara ruda me intimidó, con cicatrices y un pañuelo que cubría su nariz y boca.

—¿Está es la princesa? Parece que no tiene un animal dentro, no salió, pero lo comprobaremos.

—Jack, pásame un cuchillo pequeño, no ese no, el más filoso.

—Ten, no la cortes toda, odio limpiar el piso con sangre.

—Esta bien, Jack.

El hombre lentamente pasó la cuchilla por mi piel, de donde salió un líquido verde.

—¡Ahhhh! ¿qué es esto? —gritó el hombre gordo.

—¿Qué te pasa, por qué gritas? —dijo Jack acercándose.

—Jack mira esto, ella no es normal.

—Sangre verde, no recuerdo que ninguna persona le salga sangre verde, es tan espesa.

—Jack ¿sabes lo que significa? Es más valiosa de lo que creímos.

—Sácale más sangre y guárdala en estos recipientes —mencionó Jack señalando unos grandes recipientes.

—Si.

El hombre grande pasó de nuevo la cuchilla por mi piel, sentí un gran dolor, mis lágrimas no paraban de salir, mis sollozos eran casi inaudibles, quería salir de aquí, ¿por qué salí del castillo sin Negro y Blanco?, ¿los volveré a ver? Fer, Fer es mi serpiente, ¿la puedo llamar? ¿Qué hago? Ya no podía con el dolor, miré donde el hombre estaba cortando y cuando volví a voltear, el hombre tenía una gran inyección para sacar mi sangre.

—¡Ahhhh! Me duele, me duele, para, para, para ya.

—Ah, lo siento ¿te lastimé?—el hombre se rió— Me gusta como gritas. Pero a Jack no, y si no quieres perder un dedo o un ojo, es mejor que te calles.

Me quedé callada. Mi cara estaba llena de lágrimas, el dolor era indescriptible, yo quería salir, no quería estar más allí, ya, ya. Volvió a cortar, pero esta vez más y metió la aguja riéndose, estaba atacado de la risa que la aguja en mi piel se empezó a mover y llegó hasta mi hueso, esta vez no pude aguantar gritar de nuevo— ¡Ahhhh! Ya, ya no puedo, ¡déjame ya!

—¡Estúpida te dije que te callaras! —el hombre se levantó y me dio un puñetazo en la cara, saco un cuchillo de la mochila y me miró— ¿qué te dije que le pasa a las chicas malas? —se acercó a mí y lo encajo en mi mano, lo volvió a sacar y corto un dedo de mi mano, pero el cuchillo no era lo suficiente filoso, así que tuvo que cortarlo lentamente, el dolor era tan fuerte que no pude seguir despierta, me desmayé y no recordé nada más.

"Vamos Mori tú sabes qué hacer, llámalo, llámalo."

—¿A quién llamó?

"A tus poderes, úsalos, podrás escapar."

—¿Podré escapar ?

"Si "

—Podré escapar—reí— seré libre.

"Serás libre"

Desperté y olor a sangre inundó mis fosas nasales, miré a mi alrededor, todo seguía igual, miré mis pies y había un charco de sangre, desde mi mano hasta el piso, la puerta se abrió y escuche unas voces.

—No ha despertado en tres días ¿estará muerta?

—No, seguía respirando.

—Más te vale, no seas idiota, ella es muy valiosa.

—Si.

Era mi oportunidad, podía escapar, empecé a pensar en mis poderes, veamos plantas, "plantas, plantas vengan a mí" después de decir esto empezó a templar el piso, miles de platas lograron pasar por los huecos de la madera, pero ¿cómo les podría hacer daño a estos dos? "Venenosas" si plantas venenosas, espera esa voz, esa voz no la conozco " estoy aquí " busque por todo el cuarto, hasta llegar a la ventana, estaba lloviendo, pero había una chica de cabello celeste, con dos coletas, no tan alta, tenía tez blanca. Pensé en plantas venenosas y salieron una plantas muy extrañas de las que no sabía de su existencia.

—¡Ayúdame!, si tú, estoy encerrada.

—¡Hey! ¿Con quién hablas, quieres ser castigada de nuevo, niña?

—No, ayúdame, ayúdame, espera, no, no quiero castigada.

—Ya se volvió loca, duérmela de nuevo.

—Si, ya voy —el tipo gordo quiso venir a donde yo estaba, pero se detuvo por un dolor que tuvo en la pierna— ¿qué es esto, de donde salieron tantas plantas? Hey córtalas ahhhhh, me duele quema, wey ayúdame —el hombre gordo quiso salir de la habitación, pero cayó al piso porque se le enredó el pie con una planta— hey ven ayúdame.

—No, voy por un cuchillo —el hombre delgado corrió y rápidamente trajo consigo un cuchillo, trató de cortar las plantas pero no pudo, cayó igual que el otro y una gran planta con boca lo devoró, pero solo al hombre delgado.

El gordo era demasiado para la planta, pero ya no se movía, estaba lleno de granos por las plantas, las plantas rompieron la ventana y de ahí entró la chica, cuando estaba adentro pude ver algo curiosos en ella, traía una pequeña nube de donde salían pequeñas gotas de agua, ella me miró y me dedicó una sonrisa.

—Hola pequeña, he escuchado hablar de ti.

—A-ayúdeme... por favor —susurré, había pasado tantos días sin comer y beber algo que no podía hablar, mi boca estaba seca.

—Ten un poco de agua —me estaba quedando dormida, estaba tan feliz que no pude evitar llorar, mis lágrimas pasaron por toda mi cara y al tocar el piso, las plantas se hicieron normales, ninguna venenosa, había rosas, de todo, la chica se acercó a mí y con su mano extendida tocando mi boca, empezó a salir agua cayendo a mi boca, después me desamarró.

—Tu puedes curar, cura tus heridas.

—No sé cómo.

—Yo te ayudaré, ven conmigo.

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