Capítulo 9.

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Camino por la calle, llevo un vestido turquesa con las mangas al codo. Me he calzado unos tacones beiges a juego con una chaqueta de cuero del mismo color, y llevo el pelo recogido en una trenza. Hacía tiempo que no me arreglaba tanto. Camino hacía una cafetería del centro de Irlanda. Entro y varias personas se vuelven a mirarme, camino hacía uno de las mesas que hay libres y me siento, una camarera se acerca pero le digo que estoy esperando a alguien. Apoyo mi cara en mi mano y resoplo, miro el reloj de mi muñeca y doy golpecitos con el pie. Es pasada la hora, llega tarde como siempre.

La campanita de la puerta de la cafetería avisa que alguien ha entrado, suspiro y no levanto la vista, seguro que no será él. Se ha olvidado. Me ha dejado plantada. 

-¿Lucía? ¿Eres tú? joder que cambiada estas.- Oigo su voz, la del chico que conocí hace bastantes meses.

-¿ZAYN?- Me levanto de golpe y derramo el vaso de agua que tenía encima de la mesa sobre sus pantalones.- Ay perdona, perdona, perdona...

Él se rie y yo le miro sonriente. Le doy un gran abrazo. Nunca le he dado un abrazo, bueno sí, cuando Gadih murió.

-Lo de la torpeza sigue en su sitio, pero...lo demás...- Dice suavemente a mi oido y me acaricia la cabeza como si fuera un cachorro abandonado.- Te he echado de menos pequeña.

Asiento y me escondo más entre su cuello y su hombro. Zayn me suelta y veo el estropicio de los pantalones.

-De verdad que siento haberte tirado el agua encima, parece que...- Suelto una carcajada, no puedo ni decirlo.

-Que me he meado, ya, eres muy infantil chica.- Se rie y me da un beso en la frente.

Sonrio colorada y me vuelvo a sentar en la silla.

-¿Que tal te va todo Malik?- Le pregunto mientras llamo a la camarera que ya me había dado por una chica plantada.

-Bien, me han ofrecido un trabajo.- Dice restandole importancia.- ¿Y tú?

-¿Qué un trabajo? ¿Donde? ¿Cuando?- Digo avalanzandome sobre la mesa.

-Nada...es...¿Como estás Lucía?- pregunta preocupado.

-Pues...bien...Ya casi no pienso en...- Me pienso dos veces lo de decir su nombre en frente de Zayn, sigue siendo doloroso.

-¿De qué te sirve mentirme a mi? Ya sabes que eres como mi hermana pequeña.- Dice cogiendome la mano.- No me mientas por favor.

-Lo sé Zayn, sigo pensando en él, en como murió en como tú le viste morir como yo, como murió en mis brazos. Nada es facil, y admiro tu habilidad para parecer que estas entero y no destrozado como yo.- Agacho la mirada.- Y ahora dime cual es ese trabajo.

-Vuelvo a Africa. Me han vuelto a llamar, ya sabes para qué, a Kenia. Y...-Esa pausa hace que se me congele la sangre y ponga la vista en un punto perdido. Y ahí empiezo a recordar.

Hace varios meses atrás:

-Zayn eres idiota.- Le grito, cojo a un pequeño del poblado en brazos y sonrio.

-Pero soy tu idiota y lo sabes.- Me dice él que juega con una pelota que llevaba en su equipaje.

Varios niños se le unen e intentan quitarsela, Zayn les sonrie y al final se la da, ellos juegan y entre ellos Gadih. Zayn y yo los miramos vigilandolos. Tengo la garganta seca y me recojo el pelo en un moño alto. 

-¿Tienes sed?- Le digo a Zayn, pasandole una pequeña garrafa que rellenamos todos los días.

-No, bebe tú.- Dice y me regala una de sus cortas pero bonitas sonrisas. Los dos estamos muy delgados.- ¿Volverás? Aqui...digo.

-No sé, supongo que sí, si es que me voy.- Digo cogiendome las rodillas y mirando a los niños.

-¿Es que no quieres volver a casa? Prometeme que si a uno le ofrecen volver volveremos juntos. Para pasar de la mano las malas rachas que nos lleguen. Yo no podría estar aqui sin ti.- Sus ojos se llenan de algo que no reconozco, supongo que esperanza.

-Te lo prometo.

Un paso hacia adelante, dos hacía atrás. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora