Capítulo 4.

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Salgo de la clase de dibujo con una gran libreta entre las manos, camino por el pasillo con la cabeza agachada escondiéndome tras mis largos mechones de pelo. Me choco con alguien sin querer y veo al chico de antes, al que estudiaba magisterio. Le miro y la sangre se me sube a los mofletes, su mirada es intensa, profunda y me toca por dentro. Se mueve el pelo y trago saliva.

-Hola…- Susurra, parece igual de confundido que yo, pero él lo controla más.

Intento responder pero mi boca no se abre, ni puedo pestañear. Él sonríe y se acerca a mi, me quedo más paralizada si es posible. Mi pulso acelera y cierro los ojos un segundo.

-Hola…-susurro al fin con el corazón en la garganta, la mejilla me palpita por el calor y respiro profundamente.

Él sonríe y suelta una pequeña carcajada que me hace sonreír a mi también.

-¿Un café?- dice mientras me lleva hasta la cafetería.

No me deja ni asentir, entramos en la pequeña cafetería de la universidad y unas chicas nos miran.

-Oye nena, cómprate ropa de tu talla, a no…que te la tendrías que comprar en la zona infantil.

Las chicas chocan entre si las manos y se rien como si se creyeran que han dicho algo gracioso, nuevo o si quiera ingenioso. Agacho la cabeza y aprieto más fuerte la mano del chico.

-Ey tú Triana, al menos su belleza es natural, y no necesita kilos de maquillaje.- Les grita el chico de la mancha en el cuello.

Sonrió por dentro y me muerdo el labio. Las chicas se callan y nos ponemos en una mesa alejadas a ellas, él me ofrece asiento como un caballero y me mira directamente a los ojos cuando me he sentado.

-¿Andrea?- dice levantando una ceja. Abro los ojos y miro para todos los lados.

-¿Quién?- le pregunto al final.

Él se ríe. No pillo la broma, se debe estar riendo de mi, o simplemente está tomandome el pelo en cualquier caso no me importa y acabo riendo con él.

-Perdona nena intentaba adivinar tu nombre.- Ese ‘nena’ se funde en su lengua y me sube los colores de nuevo.

-Lucía.- Le digo poniendo un mechón de mi pelo detrás de mi oreja. Él sonríe y se muerde el labio- ¿Me toca adivinar?

Asiente y me pongo un dedo en la barbilla pensativa.

-¿Robert? ¿Andrew? ¿Mark? ¿Harry?- digo de golpe, él niega, resoplo- Me rindo.

-No puedes rendirte, si te rindes…um…tendrás que darme un regalo.- Me levanta una ceja.

-Lou…¡LIAM!- Grito y le saco la lengua.

-¿Cómo lo has sabido?

-Fácil, lo pone ahí.- le señalo una pegatina que lleva en el pecho con su nombre. Le sonrió tímidamente.

-Entonces…supongo que me he quedado sin regalo…-dice poniendo cara triste.

-Pues sí, supongo que sí.- Bebo un sorbo de mi Cappucino y me mancho el labio superior con espuma sin querer. Busco servilletas pero no hay y con las prisas de esta mañana se me ha olvidado coger pañuelos. Miro nerviosa a Liam. Este sonríe y se acerca a mí, posa una mano sobre mi mejilla y la acaricia, le miro directamente a los ojos, no, por favor, no quiero que lo haga.

-Te has manchado aquí…- dice suavemente, trago saliva, su voz es como una brisa de verano, que acaricia y enamora.

Se acerca lentamente a mí y junta unos segundos sus labios con los míos, los separo enseguida y le miro. Me limpio los restos de café con el torso de la mano y me levanto.

-Yo…yo…-Busco una escusa convincente para irme, no quería que me besara, pero la mayor culpa a sido mía. Por dejarle.- Tengo que hacer de niñera.

Él levanta una ceja, ¿por qué habré mentido?, no tengo a nadie a quien cuidar, bueno sí, a mi misma que ya es bastante trabajo.

-Eh…esto, de acuerdo Lucía, pásatelo bien.- Noto algo en sus ojos antes de darme la vuelta, le levanto la mano cuando me dirijo a la puerta y me voy. Doblo la esquina y tiro mi bolso contra una pared, me deslizo sobre ella hasta acabar sentada en el suelo. Me tapo la cara con las manos y vuelvo a recordar cada segundo de esos 8 meses. Sin quitar ningún detalle por muy doloroso que sea.

Un paso hacia adelante, dos hacía atrás. (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora