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  "Tan mal como creías"   

LUKE

Negué con los ojos cristalizados. 

—Tú no lo entiendes—susurré. 

—Podría hacerlo—ánimo. 

—Él es un monstruo, no es capaz de sentir, él no es... Humano—advertí. 

Ella frotaba mi espalda con la lisa palma de su mano. Buscando las palabras adecuadas para sentirme mejor. 

—¿Te hizo daño?—cuestionó. 

—No te imaginas cuanto. O como debe de sentirse que tu propio padre te aborrezca desde que naciste, y todavía no sabes por qué es que odia tanto—confesé. 

Su mano se puso más tensa en mi espalda. 

—Luke—dijo y levantó mi cabeza. Quedando a una altura en que yo pudiera mirarla a los ojos.

—No creo, que él quiera que tu te sientas de ese modo, tan deprimido. Es tu padre y debe amarte—habló.

Ella era tan inocente. En realidad no sabía de que eran capaces las personas afuera. 

—Hace más de 1 mes, me entere que tiene una amante y un hijo de esa zorra. Y ha estado mintiéndonos y odiándome por no ser lo suficientemente bueno como lo es su otro hijo—revelé. 

Ella abrió los ojos y trago saliva. 

—¿Fue por eso que te fuiste?—cuestionó. 

Asentí. 

—Mi padre les compró una casa hace años, y cuando me entere que la tenían, la hice cenizas. Después mi padre me insulto de nuevo y me echó de la casa—admití. 

—De todos modos no iba a quedarme—sonreí. Dándome ánimos a mi mismo. 

Ella me miraba con las cejas juntas, y preocupación en los ojos. 

—Lo siento tanto. Ahora en realidad no sé que decirte—habló. 

—Pero voy a estar aquí para ti—animó. 

Solté el aire contenido, y me bebí un trago más. Estaba incompleto ahora, y necesita llenar esa ausencia de algún modo, aunque sólo fuera pasajero. Y el alcohol, iba a ayudarme a olvidar ese vacío por esta noche. 

Y bebí otra vez mientras le contaba lo de esta tarde, y lo mucho que lamentaba haber olvidado el cumpleaños de mi madre. 


LYDIA 

—¡Despierta!—gritaron en un susurró en mi oído. 

Aún con la pesadez en mi cuerpo, abrí los ojos para encontrarme con la mortificada cara de Karen.

—¿Qué pasa?—hablé adormilada. Me removí en la cama, y mire a Luke durmiendo pacíficamente. 

—Tú respóndeme eso—dijo y me tomo de la mano.

—¿Qué esta pasado?—cuestionó mientras me llevaba escaleras abajo.
Frote mis ojos cuando sus jaloneos terminaban. Trate de mantenerme en equilibrio mientras ella me miraba. 

—¿Qué está pasando?—preguntó por segunda vez. 

—No entiendo de que hablas—respondí al fin.

—Te pierdo de vista toda las noche, y a la mañana siguiente, te encuentro en tu habitación con ese chico—habló tratando de sonar tranquila. 

Pensé un momento sus palabras y luego reí por lo que ella y su mente sucia trataban de insinuar.

—Pudo ser lo que fuera, menos lo que estas pensando—dije sonriente. 

Karen me miro todavía disgustada. 

—Escucha, él comenzó a beber más de la cuenta, y luego estaba muy mal como para volver solo. Lo mejor que se me ocurrió fue llevarlo a mi habitación y dormir—expliqué. 

—Hay más habitaciones—regaño.

—Eran más de las dos de la mañana, no pensaba con claridad. Además ¿Como crees que iba a sentirse despertando en una habitación extraña con un tremendo dolor de cabeza?—cuestioné siendo razonable. 

—Entonces la tuya debe conocerla a la perfección—habló todavía más enojada. 

—No habló de eso—defendí. 

—¿Lydia?—habló Luke adormilado. 

Karen me miro furiosa, e hizo una señal con sus dedos en señal que me estaba vigilando y después de marcho. 

—¿Lydia?—cuestionó de nuevo. 

—Abajo—respondí. 

Después de unos segundos,Luke apareció un piso arriba de mi con una sonrisa inocente y un poco más despeinado de lo normal. Que hacían un complemento seductor y tierno a la vez. 

—Hola—sonrió. 

Le sonreí también. 

—¿Dormiste bien?—pregunté. 

Él asintió con una sonrisa más amplia y su cabello moverse al mismo ritmo que su cabeza. 

—Hubiera sido aún mejor despegar contigo a mi lado—comento. 

El calor subió a mis mejillas. Me tomó por la cintura y me dio un pasional pero corto beso. 

—¿Quieres comer algo?—dije.

Lo dudó un segundo y luego negó.

—Será mejor que me vaya, pero ha sido la mejor sensación del mundo dormir a tu lado—dijo. 

—¿Estabas consciente de eso?—cuestioné avergonzada. 

Él sonrió con picardía y luego tomó su saco del sofá y camino hacia la puerta. 

—No estaba tan mal como creías—habló finalizando. Cerró la puerta y me quede sonriendo un minuto más. 

—Fue lo mejor que se haya ido—comento Karen desde atrás. 

Reí y rodé los ojos.   

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las amo


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