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  "Lamento tanto admitir que la amo"   

LYDIA

 Recargue mi espalda en la fría madera del árbol, mientras inúltimente esperaba que alguna vez el chofer fuera puntual. La fuerza del viento alteraba mi cabello que chocaba contra mi cara. 

—Es asombroso estar en parentesco contigo—habló Ashton saliendo de la nada. 

—No pienso lo mismo—sonreí falsamente. 

Él me sonrió de manera diferente. 

—Sé que en algún lugar dentro de ese cuerpo. Te fascina la idea de verme paseando por tu casa—dijo y se acerco más a mi.

—Que seas hermano de Natalie no me importa—respondí nerviosa por su cercanía. 

—No, pero hago que pierdas la cabeza—comento y coloco un dedo en mi boca. 

Lo empuje con todas mis fuerzas y solo logre moverlo unos centímetros. Él me tomó y encajo sus dedos en mi cintura. 

Me beso en los labios de manera rápida y yo hice lo posible por empujarlo. 

—¿Qué es lo que te pasa?—grite molesta. 

Sentí unas manos en el abdomen y después lo único que vi fue a Luke estrellarle el puño a Ashton en la cara. (n/a:DAMN ASHTON.DAMN.)

Luke se abalanzo sobre él y lo golpeó una y otra vez con ira desenfrenada. 

—¡Para!—pedí en un grito pero él pareció no escucharme.Ashton solo sostenía las manos sobre su rostro para evitar recibir más golpes. 

—¡Para Luke!—rogué y lo abracé por la espalda. Después de escuchar ese grito de súplica, él se detuvo. 

Me hice a un lado para que él pudiera levantarse,Luke me miro a los ojos. 

—Lo siento—susurró. Y luego se alejó apresurado. Su expresión jadeante y a punto de quebrarse hizo que mi pecho se obstruyera. 

Mire a Ashton con furia, a pesar de recibir todos esos golpes, él estaba bien. 

Me levanté y camine buscando a Luke. Di varias vueltas por el estacionamiento, hasta que vi su auto rojo estacionado. 

Vi a Luke sentado en la acera y recargado en la puerta. Me puse de rodillas a su lado.

—¿Estas bien?—Cuestioné. 

Él asintió. 

—Lo siento, yo no... No pude contener lo que sentía viéndote así con él—disculpó. 

—Luke, está bien. Lo entiendo, no debes sentirte mal por eso—dije. 

—Lo lamento—susurró de nuevo. 

—Está bien—susurré en su mismo tono. 

El claxon del auto nos aturdió, y mire al Luke roto a mi lado. No podía dejarlo así. 

—Luke, quieres que yo...—hablé a medias.

—Te veo mañana—dijo y se levantó del suelo. Tomó mis manos y me levantó también.

Me dio un beso corto y camine hasta el auto. Me despedí de él con la mano y deje de mirarlo hasta que su silueta de difumino con los árboles. 


LUKE

Eche la cabeza hacia atrás y trate de calmarme un momento. 

—Lárgate de una maldita vez—le exigí en un grito. Ashley me atravesó con la mirada. 

—¿Qué es lo que te pasa Luke? ¿Ahora le eres fiel a tu pequeña zorra?—cuestionó furiosa. 

—La única zorra que ha cruzado esa puerta, eres tú—expresé. 

Su cara de ofensa se esfumó de inmediato y su furia aumentó de nivel. 

—Créeme que un día de estos vas a llamarme, suplicando que regrese—advirtió. 

Tomó sus cosas del sofá y luego azoto la puerta antes de salir. Me tire en el sofá y Calum salió de su habitación con una sonrisa satisfactoria. 

—¿Acaso escuche mal o Luke Hemmings rechazó a una Barbie en celo?—cuestionó fingiendo sorpresa.

—Déjame en paz—ordené. 

—¿Es que tú no lo ves?—cuestionó sorprendido. 

—No,Calum. No puedo ver las cosas absurdas que supones que siento—hablé. 

—Caíste en tu propio juego—dijo.

—¿Qué juego?—cuestioné confundido. 

—Esto—me señalo. 

—Estas estúpidamente enamorado de ella... Caíste en tu propio juego de enamorarte de las personas, y de romperles el corazón.—explicó Calum como suenan esas estúpidas telenovelas. 

—No hay ningún juego... Puedo romper con ella cuando yo quiera—aseguré. 

—¿Estas seguro de lo que hablas?—cuestionó con una ceja encarnada.

Asentí y tome mi teléfono. Y me sentí idiota por mirar su número y foto en él mientras negaba amarla. Porque yo me juraba a mi mismo, que no era así. 

—¿Entonces por qué no le cuentas la verdadera historia del auto rojo?—preguntó. 

Levanté la cabeza y mire un punto fijo en la pared mientras me planteaba a mi mismo esa pregunta. 

—¿Cómo crees que se vería su rostro cuando se lo digas?—enveneno más. 

—Aléjate de mi—pedí y me levanté del sofá. 

—¿O cuéntame de una vez por qué tus nudillos sangran?—habló con tanta verdad en cada palabra. Mire mis manos y todas esas confusiones le hacían mal a mi cabeza. 

—Estas enamorado de ella... ¿Por qué lamentas tanto admitirlo?—dijo, 

—Lamento admitir que la amo, porque no quiero hacerlo. Pero la amo—respondí por fin. Siendo sincero como desde hace meses no lo hacia. 

—Déjame por favor—pedí en un susurró. 

Azoté la puerta de mi habitación y Calum no entro a hacer más preguntas porqué sabe que si lo seguía haciendo, unos de esos ataques de pánico azotaría mi cabeza de nuevo.
Y no quería admitirlo, porque si lo admitía, esta vez en realidad no podría negármelo a mi mismo. 

forget;lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora