2.0

11 1 0
                                    

[escuchen la cancion cuando empiezen el cap pls]

"Si te pierdo a ti,lo pierdo todo"

LYDIA

 La puerta se mantuvo cerrada desde que Ashton se fue, y toda la habitación estaba en la oscuridad. Porque cuando estaba sola no podía evitar que todos esos pensamientos absurdos de que Luke volvería, me llenaban la cabeza.

Y después el otro hemisferio de mi cerebro, que tenía más cordura, decía que aunque el viniera, jamás lo iba a perdonar.

—¡Lydia!—escuche un grito desde abajo.

Mi corazón se hundió en el pecho. Seguramente eran alucinaciones, por todos estos días de hambre. 

—¡Lydia!—escuche de nuevo. Negué.

—¡Vete de una vez!—escuche gritar a mi padre. Mi pulso se aceleró desmedidamente de lo normal. Trate de no hacerlo, pero la curiosidad de saberlo era más fuerte. 

Trague saliva. 

—¿Qué demonios haces aquí Luke?—hablé tratando de sonar lo más firme posible.

Y entonces lo vi. 

Con ojeras bajos los ojos, justo como las mías. Con su cabello más despeinado que de costumbre, y con esa chaqueta que tanto me gustaba. Pero él seguía siendo él, y a pesar de su perfecto atractivo, él jamás cambiarla lo que es, seguía siendo el mismo idiota que me rompió el corazón. Vi como la luz le iluminaba los ojos, esos que a pesar de cualquier cosa me seguían pareciendo hermosos.

Vi como subía las escaleras laterales a prisa, y mi sistema reacciono al dolor que aún sentía por verlo y retrocedió.

—No te me acerques—pedí y una maldita lágrima aún se deslizó. Él se detuvo en ese instante y me miro con dolor en los ojos, pero eso no me conmovió. Yo quería verlo destruido y no me importaba lo maldita egoísta que sonara. 

—Por favor, sólo escúchame ¿si? No tienes idea de la manera en que lamentó las cosas que pasaron. Tu eres lo más importante para mi en el mundo entero, aún es imposible creer lo que ha pasado a causa mía. Sólo déjame que te lo expliqué, realmente lo siento—me dijo. Él término con la escalera y está vez me fue soportable tenerlo más cerca. 

—Lamento tanto haberte lastimado, y sinceramente te lo digo. Lo siento—sollozó. 

Él se acerco más a mi. Pude ver como las lágrimas estaban por salir de sus ojos rojos e hinchados.

—Tal vez deberías alejarte un poco, en cualquier momento mi naturaleza de zorra puede atacarte, ¿no? Después de todo soy la puta que te rompió el corazón—sollocé también.

—No, las cosas no son así—susurró.

—¿Entonces como lo son Luke? Sí todo lo hiciste así. Todo. Primero me haces creer que te importó y te doy lo mejor de mi. Y después me dices todas esas cosas que yo...—dije tragándome las palabras.

—Pensé habías cambiando Luke—susurré.

—Espero que hayas disfrutado de mi dolor—continué. Negó.

—Yo jamás haría eso. Te amo, y no me va a alcanzar la vida para pedirte perdón por ese error—dijo. 

—Tampoco será suficiente la mía para perdonarte—respondí. 

Él bajo la mirada.

Tomó aire, y dos lágrimas más cayeron de sus ojos, con los párpados aún más rojos se tiró de rodillas.

—No he comido, ni dormido... He estado viviendo en el infierno sin ti, recordándome todo ese daño que te hice. Y sé que no es fácil, sé que te herí, sé que me equivoque y verdaderamente sé cuando duele, pero yo te amo, realmente lo hago. Y no podría imaginarme como sería este maldito mundo si tu no estas. También sé que soy un imbécil, un maldito idiota que merece todo lo que pueda pasarle. Y puedo soportar todo lo que tengas para mi, menos esto. Que me rechaces y que me alejes de ti—dijo realmente con el corazón. Y negué. 

—¿No crees que ya es tarde para esto?—cuestioné. 

—Porque para mi lo es Luke, no solo me heriste, destruiste todo de mi. No puedo olvidar cada palabra que salió de tu boca, se repite dentro de mi cabeza a cada minuto de cada maldito día—continué.

—Yo no quise decirte eso, es una mentira. Sólo lo dije porque tenía celos y enojó. Estaba mal—contestó.

Él estaba realmente arrepentido, lo sabía. Pero eso no me bastaba, aún podía sentir como cada parte de mi cuerpo, sentía nuevamente esa puñalada.


—¿Es mentira que hiciste esa apuesta entonces? ¿Es mentira que te vi con Ashley esa noche? ¡Todo eso es mentira!—hablé. 

Él bajo la mirada, y la dejo ahí un buen rato. Eso, no era mentira.

—¿Y que se supone que debo hacer yo?—pregunté. 

—¿Aún te debo amar? Porque puedo sentir lo que sea por ti menos amor. Odio y asco son las primeras que siento ahora—expresé.

Escuche como su garganta pasaba saliva.

—No siempre te mentí—susurró.

—¿En que no lo hiciste? Si toda tu maldita vida es una mentira, y yo soy una de ellas. Es mentira cada palabra que sale de tu boca, y no puedo confiar que lo que haces es honesto. Es mentira si quiera que pienses que puedes arreglar esto con insultos hacia ti, y con disculpas absurdas que no me haces sentir mejor, aún me siento como una porquería,Luke—lloré.

LUKE 

—¿Aún te debo amar? Porque puedo sentir todo por ti menos amor. Odio y asco son las primeras que siento ahora—comentó destruyendo cada esperanza en mi. 

—No siempre te mentí—admití. 

—¿En que no lo hiciste? Si toda tu maldita vida es una mentira, y yo soy una de ellas. Es mentira cada palabra que sale de tu boca, y no puedo confiar que lo que haces es honesto. Es mentira si quiera que pienses que puedes arreglar esto con insultos hacia ti, y con disculpas absurdas que no me hacen sentir mejor, aún me siento como una porquería,Luke—sollozó.

Suspire y la mire a los ojos después. Esos ojos llenos de lágrimas que me miraban con dolor.

—No sé que puedo hacer o puedo decir para que creas que lo que digo es real, yo haría lo que fuera por ti, para que todos sea como antes. Sé que sin ti la vida sigue su curso, el sol sigue alumbrando al mundo. Sé que sin ti aún puedo seguir respirando, pero no quiero internarlo, no puedo intentarlo, y no lo voy a hacer. No puedo aceptar tu ausencia—lloré. 

—Puedes herirme ahora sí eso es lo que quieres, lastímame como yo lo hice, puedes golpearme, puedes decirme lo que quieras, si eso te hace feliz. Pero no me pidas que te deje. Si te pierdo a ti lo pierdo todo—susurré en la derrota. 

Ella solo me vio a los ojos mientras yo le decía todo eso, pero su expresión dura y fría no cambió. Se coloco de rodillas, a la misma altura que yo, y me miro a los ojos. Los suyos continuaban siendo hermosos a pesar de lo hinchados que estaban.

—Lárgate de mi vida de una vez—susurró con el llanto saliente. 

Negué. 

—No hagas esto—lloré. 

Después dos hombres con al menos cuarenta kilos y treinta centímetros más que yo, me tomaron por los hombros y me llevaron lejos de ella. Ninguno se inmuto al ver mis lágrimas. 

—¡Por favor, perdóname!—rogué en un grito. 

Los hombres caminaban a más prisa y luche. Pero era obvio que no podía contra ellos.

—¡Te amo!—grite después y ella tampoco se movió de ahí, ni un milímetro. La perdí de vista y luego pude ver mi maldito auto rojo sobre la acera en la que caí.

Esos hombres cerraron la puerta pesada en mi cara. 

Y me dejaron ahí tirado, dolido y roto. 

forget;lrhDonde viven las historias. Descúbrelo ahora