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"El daño que te hizo"

LYDIA 

Tres toques en mi puerta me estremecieron de miedo. 

—Abre la puerta, por Dios—pidió Ashton. 

Él continuó tocando a la puerta. 

—Algún día tendrás que salir de ahí—advirtió.

—Pero no hoy—respondí. 

—No me iré de aquí hasta que me abras, lo juro—dijo.

Trate de ignorar sus palabras. Pero luego escuche el peso de su cuerpo caer sobre la puerta. Ashton había pasado seis noches esperando afuera, por mi. Él no merecía esto, yo sabía que él no merecía que yo lo tratara así. Y honestamente no sabía la manera en la que él había soportado tanto ahí afuera.

Con los contras en mi cabeza, me levanté de la cama. Y me mire en el espejo. Me veía realmente espantosa. Con ojeras bajos mis ojos, y estos hinchados y rojos. 

—Está no eres tú—susurró mi subconsciente. 

Asentí, respondiéndome a mi misma que lo sabía. 

Cuando abrí la puerta Ashton se levantó de inmediato y me miro. Sus ojos decepcionados, hicieron que yo bajara los míos. 

—Mírate—susurró. 

—Te advertí que no quería que me vieras así—dije.

—Tú no deberías estar así y mucho menos por él—continuó. 

—Todo el mundo se pregunta donde has estado. Allison ha venido unas cuantas veces—informó.

—No deberías quedarte y perder tiempo de vida por mi—hablé. 

—Eres lo más importante para mi, puedo esperar el tiempo que sea—dijo. 

Negué.

—No,Ash. No debes esperar. No hay soluciones para mi, ¿entiendes? Estoy hundida—sollocé. 

—¡No! Por favor, vas a estar bien, te lo prometo. Pero no llores más—pidió y me condujo hasta la cama.

—No has comido en cuatro días, debes estar hambrienta. Espera ahí y no te muevas—ordenó. Escuche sus pasos rápidos por toda la casa. No tardo más de cinco minutos en volver, con un plato de sopa caliente. 

—Abre—dijo. Obedecí su mandato y una sensación de alivio provino de mi estómago. 

Él me miraba con decepción cada vez que masticaba la sopa. 

—¿Hay algo mal en mi?—cuestioné. 

Él negó, y bajo la mirada. 

—Es solo que no puedo creer todo que el daño que te hizo—comentó.

Asentí.

—Ni yo—dije.

Escuche unas voces provenientes de abajo, era Karen gritando algo y subiendo las escaleras aceleradamente. Me sorprendió demasiado ver a mi padre en la puerta. 

—¿Qué haces aquí?—pregunté.

—Sé lo que pasó Ly—advirtió. 

—Es solo un resfriado, no tenías que volver por eso—respondí. Y no era verdad lo que decía solo que no quería que supieras más allá de mi enfermedad.

—No, sė todo lo que pasó esa noche. Y no tengo palabras para reconfortarte—tragó saliva.

Yo también trague saliva, y mire amenazante a Ashton y Karen.

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