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"Todo estara bien"

LUKE

"Y aunque me alejara lo suficiente de ti, en un lugar en donde ya no me dolieras, estarás ahí, siempre te quedarás dentro de mi vida y de mi memoria. Existiendo para ser mi única debilidad, y el más grande amor que aún puede lastimarme. Siempre serás lo mejor para mi, y algún día pondré esto en un lugar donde puedas leerlo para que por fin creas la verdad de mis sentimientos y no la mentira de mi vida"—leí nuevamente el papel escrito con mi letra y lo tire al cesto de basura.

Negué. Y corría por mi cara el agua ardiente desde mis ojos. 

—No—susurré.

Negué de nuevo, repetidas veces.

—No—repetí en un hilo de voz.

Y sus palabras y los golpes que mi corazón recibía, se repetían y retumbaban en mi cabeza. Yo necesitaba sacarlo, todo eso, todo el dolor. Ya no tenía ningún espejo, ni cualquier cosa que pudiese dañarme. 

Grité cuando sentí el filo entrar dentro de mi palma. La sangre comenzó a bajar con la misma rapidez que mis lágrimas, y no era por el dolor que me causaba haberme enterrado físico del bolígrafo, si no por las esperanzas pérdidas.

Y lo hice otra vez, porque aún podía sentir el sufrimiento caer oprimiendo mi pecho. 

Y otra, y otra vez y sentía como todas las emociones abandonaban mi cuerpo, me dejaban el maldito vacío irreemplazable de su ausencia. 

Me tire de rodillas sobre el suelo mientras el mar salado quemaban mis mejillas.

Negaba cuantas veces mi cuello me lo permitía, no.

Escuche la puerta abrirse de golpe. 

—¡Luke! ¡Dios santo! ¿Qué has hecho?—cuestionó en un grito aterrado.

—¡Basta!—exigió y me tomó por las manos. 

Negó varias veces al igual que yo. 

—¡Déjame!—grité separándome de él, cayendo sobre el duro suelo.

—¡Luke! ¡Mírame!—ordenó. Para mi no era posible ser sensato.

—No, ¡Tú mírame a mi! Es imposible seguir así, viviendo de una esperanza inútil—reproché.

Se tiró de rodillas frente a mi, a la misma altura. 

Todo estará bien—susurró.

—¡No! ¡No está bien! No me mientas cuando te necesito—exigí. 

—Esto está matándome—sollocé golpeando mi espalda a la pared. 

—Ok, está bien. Mírame, toma una pastilla, todo será mejor después—dijo.

Negué.

—Ni el alcohol, ni esas malditas drogas me hacen sentir mejor ¿No entiendes?—repliqué.

—Es un medicamento, no una droga—dice.

—Si lo es, porque nada después de tomarla es real. Porque el que ella no me ame, no me interesa con eso, y eso no es real—susurré. El escalofrío invadía mi cuerpo, erizaba todas mis extremidades.

—No, no, no, no ¡No!—dije. 

Lloré apretando los ojos y dejando caer la cabeza sobre mis rodillas. 

—¡Me está matando,Calum!—sollocé.

La sangre seguía escurriendo por mi mano y me aterraba aún más las cosas que osaban oír mi cabeza.

—Luke—susurró. 

—Tienes que calmarte—continuó en la misma voz.

Negué.

—No necesito eso, necesito mi vida de vuelta—rogué. 

—Lo sé—habló tranquilo. 

Negué

—No,Calum, no hagas eso—pedí. 

Sentí la aguja entrar por mi vena. Calum saco la jeringa lentamente de mi brazo. 

—Es un ataque de pánico, solo tienes que mirarme y todo estará mejor—susurró.

Lo mire, como pedía. 

—Vamos—dijo e hizo el intento máximo por levantarme del suelo.

Me tiró en la cama y asintió sin dejar de hacerlo. 

Mi mirada era borrosa, y mis párpados pesaban. 

Todo estará bien—repitió. 


LYDIA

Seguía mirando la foto de mi madre. Y aunque no quisiera me era imposible no recordar, las palabras dolorosas de Luke.

Negué, tratando de sacarlo de mi mente. 

—Herirme lo has hecho por años—recordé. 

—Aprendí a vivir así, solo y vacío—continuó.

—Quitándome el dolor por mi propia cuenta, rompiendo veinte botellas de alcohol en la pared y bebiéndome dos, pero el dolor volvía y era aún peor que la soledad—dijo su voz en mi cabeza.

Negué de nuevo. 

—Basta—me pedí a mi misma. 

—Nunca más ¿recuerdas?—me digo a mi misma.

Asiento. 

—Hola—susurra Ashton recargado en el marco de mi puerta


Le sonrió. 

—¿Cómo estas?—cuestiona al ver mi rostro.

—Mejor que nunca—mentí con una falsa sonrisa.

—La última vez que dijiste eso, terminaste yéndote al día siguiente— recordó.

—Eso nunca volverá a pasar—aseguré. 

—¿Qué va a pasar si algún día te lo encuentras por ahí?—dijo.

—Sé que él no te ha olvidado, nadie lo haría—continuó. 

—Tiene que aprender a hacerlo—respondí. 

—Tiene que aprender que no todo el mundo estará dispuesto a hacer lo que él quiere—digo

—Creo que aprendió a la mala—comentó Ashton.

Fruncí el ceño. 

—¿De que hablas?—cuestioné.

—¿No estabas enterada de nada?—ignoro mi pregunta.

Negué. 

—Allison se fue, se alejó de él después de que tu lo hiciste, jamás regresó. Su madre murió unos días antes de que volvieras, lo único que sé, es que sigue viviendo con Hood. No conozco a su padre—informó. 

Mis ojos se abrían aún más con cada confesión sobre su trágica vida

—Digamos que lo perdió todo—continuó. 

El hueco en mi pecho se llenó de aire helado. Me removí ante la sensación de escalofrío. 

Todavía recordaba a Allison, de vez en cuando ella hablaba conmigo. Lo de su madre explicaba obligatoriamente que no me haya llamado en todos estos días. Y lo de su madre, yo sabía como debía sentirse. Podía entenderlos, a ambos, incluso a Luke que no tenía cavidad en mi.

Asentí. 

Porque mientras más hablaba de él, más reales eran los recuerdos. 

—Es lo que se merece—respondí con las cejas arriba y mi labio inferior entre mis dientes.  

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