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"Como tu"

LUKE

2 años después. 

Mire su nombre escrito sobre la piedra, y negué varias veces. 

—No puede ser así—le susurré. 

—No me puedes dejar aquí, solo—lloré. 

Sentí la mano en mi espalda y una caricia reconfortante. 

—Luke—dijo Allison.

—Yo también la extrañare—habló después.

Asentí

—Lo sé—dije


—La amo demasiado Luke, pero debemos irnos, llevas horas ahí sentado y no pienso dejarte. Es el momento—continuó. 

La ignore y continué penando en silencio.

—Ven conmigo a casa—pidió. 

—No iré a esa casa jamás—dije. Su expresión optimista cayó, y el corazón se me encogió aún más.

—Prometo que te visitare ¿si? Pero por favor déjame estar con ella otra vez, quiero estar solo con ella—lloré.

Allison hizo la misma caricia. Y escuche sus pasos alejarse por el césped. 

Las lágrimas caían a mares, mientras acariciaba la lápida. 

—Te voy a extrañar—sollocé alto. 

—Lo sabes ¿no?—le dije en un hilo de voz.

Asentí a mi mismo, pensando en que ella podría escucharme.

—¿Por qué debiste ser tú?—confesé. 

—¿Hubieras preferido que fuera yo?—cuestionó detrás mío. 

Todo ese dolor, se convirtió en un odio repentino. 

—Mil veces—le respondí. 

—¿Disfrutas verme sufrir?—cuestioné al notar que no se largaba. 

Asintió. 

—Si no fuera mi esposa la que está ahí celebraría una fiesta en honor a mi buen trabajo—admitió.

Mi padre se encogió de hombros y río. Cerré los ojos y mire hacia otro lugar. 

Él tomó asiento junto a mi y le dio una calada a su cigarrillo en completo silencio. Podría apostar a que está pensando en algo más para herirme, y todos sabemos lo bueno que soy para eso de las apuestas.

—Creo que has sufrido más ¿no Luke? Digo que lo de tu madre fue solo otra adición más a tu vida asquerosa porque aún no tienes lo que mereces ¿O es que la chica por la que lloraste tanto ya te perdono?—dijo. 

—Cállate—ordené. 

—Seguramente ya consiguió a alguien mejor que tú, claro que, cualquier persona es mejor que tú. Solo me preguntó donde estará ahora, me encantaría saludarla de nuevo—habló después. 

—No la metas en esto—exigí. 

—¿Qué pasa Luke? No me digas que todavía la quieres... Pensé que una persona de porquería como tú no podía amar a alguien que no fuese sí mismo. Debería mandarle una tarjeta de agradecimiento por todos estos años de sufrimiento. Ni yo lo hubiera hecho tan bien—continuó. 

—¡Lárgate de una puta vez, joder!—exigí. El dolor me quemaba en las entrañas, haciendo que ardiera cada palabra porque aún podía sentir tan frescas las mismas heridas. 

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