Capítulo I

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Se acercó a mí con esa habitual y dulce sonrisa, sosteniendo su libretita de la que nunca se separaba y un desgastado lápiz en la oreja. Aquella amable y afectuosa señora me transmitía mucha confianza, pues me recordaba mucho a mi abuela.

-Buenos días, Ginger -saludé cortesmente.

-Hola, cariño. ¿Lo de siempre?

-Sí, por favor.

Desapareció tras aquellas puertas. Al rato regresó con una cafetera y una taza.

-¿Qué tal tu tercer día de trabajo? -preguntó, sirviéndome un cortado.

-Genial, es un sueño -noté que mis ojos brilaban. Ella rió por mi reacción

-Me alegro, cielo. Bueno, me encantaría quedarme charlando contigo, pero tengo que a atender a la mesa de al lado. -habló en un tono más confidencial- Acaba de llegar Bastian, si me disculpas -me guiñó un ojo y negué divertida.

Contemplé con ternura aquella adorable pareja de ancianos. Es cierto cuando dicen que no hay edad en el amor... Suspiré. Eso me hizo recordar a Óliver; más tarde le llamaría.

Ya habían pasado los quince mintutos de mi descanso, así que di el último sorbo a mi café, me puse de nuevo el abrigo y cogí el bolso Me despedí con la mano de la veterana camarera y puse rumbo de nuevo al edificio 602 en la octava avenida.

-____ -mi jefa entró por la puerta. Por un momento me asusté al creer que iba a despedirme, pero su cara reflejaba que traía buenas noticias. La angustia desapareció.

-Es un placer recibirla en mi despacho., señorita Abramson.

-Por favor, llámame Jill.

-Bueno, señorit... Jill, -me corregí- ¿puedo ayudar en algo?

-Necesito que redactes un artículo a cerca de uno de los millonarios más codiciados del país.

-Sin problema.

-Aquí tienes algunos datos a cerca de él, te serán muy útiles durante la entrevista. -colocó un papel  encima de mi mesa y lo extendió hacia mí- Lo quiero listo para el jueves.

-De acuerdo -dije dándole un vistazo al folio.

-Sabía que podría contar conmigo. -me dio unas palmaditas en el hombro- Una última cosa, ¿te importaría llevarle esto a Bill? Por mí lo haría, pero tengo una reunión en cinco minutos y daría mala imagen que la directora de la editorial se retrasase. ¿Lo entiendes, no?

-Por supuesto, no te preocupes. Ahora mismo voy -me levanté del asiento y cogí la pila de archivos.

-Muchas gracias -sonrió y se fue por donde había venido.

Cerré la puerta tras de mí para toparme con un centenar de empleadas observándome y murmurando sabe Dios qué. De camino a la planta de abajo me encontré con Rachel y esta corrió hacia donde estaba. Podría decirse que se había convertido en mi mejor amiga desde que había llegado a la ciudad.

-¿Es cierto? ¿Es verdad eso que dicen? 

-¿El qué? -fruncí el ceño, sin entender.

-¡Qué vas a entrevistar a Nathan Sykes! -empezó a dar saltitos como una niña pequeña, haciendo que media redacción se le quedara mirando.

-¿Quién es Na...? -recordé la conversación que acababa de mantener- Ah, sí, supongo -me encogí de hombros.

-¡Tía, es el hombre más sexy del planeta! ¡Deberías ver con qué envidia te miraban antes las demás!

Glad You Came (Nathan Sykes y tú) 1ª temporada TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora