Vi la figura de Jay empequeñecerse hasta que finalmente desapareció de mi campo de visión. Dirigí la mirada hacia un estanque. Los tonos de su agua eran entre un verde y azul oscuro, y eso me recordó al color los ojos de Nathan; los incomparables y preciosos ojos de Nathan. Llevaba demasiado tiempo sin verle. "Él no te echará de menos, seguramente estará con Ariana" reí con amargura. "¿Y si lo que me contó Emma era mentira, y dijo aquello solo para hacerme sentir mejor?" me pregunté. "¿Y si él aún la quiere?" Una lágrima, silenciosa pero igualmente dolorosa, se deslizó por mi mejilla. Deslicé el dorso de la mano y la limpié. De nuevo me fijé en aquel estanque y en lo mucho que me hacía recordarle. Sin darme cuenta, el color del agua fue tomando forma hasta que se transformó en dos esferas del mismo color. Rápidamente levanté la vista y allí estaba él, al otro lado de la calle, mirándome con una expresión que no sabría explicar. Por inercia, miré hacia su derecha y mi vista se volvió aún más borrosa cuando lo vi al lado de ella. Nos quedamos mirando, como estatuas, sin decir nada; intentando descifrar los pensamientos el uno del otro, bajo la confusa mirada de Ari. Volví a la realidad y aparté la mirada de ambos. Cogí mi bolso, me levanté del banco y encaminé mis pasos hacia mi apartamento. Lo único que quería en ese momento era estar sóla.
***
Tiré el quinto paquete de pañuelos a la basura, llorando a moco tendido. El teléfono comenzó a sonar; era Rachel otra vez. Volví a colgarle y apagué el móvil, agachando la cabeza entre mis piernas. Aún se me hacía imposible asimilar que estaba enamorada de Nathan, pero todo lo que me hacía sentir sin ni siquiera tocarme o sin verle lo demostraban. Y es que no recordaba haber llorado tanto por Óliver cuando me fue infiel. Comencé a temblar cuando en mi cabeza se reprodujo el momento vivido aquella tarde, cuando nos miramos el uno al otro, como si el tiempo se hubiera detenido en ese preciso instante. Esos ojos, esos labios, ese rostro, ese todo que él poseía. Se notaba que soñar era gratis, ya que ese chico jamás me correspondería. Nunca podría aspirar a tanto.
Me levanté de la cama a duras penas, pues mis piernas ya no eran capaces de sostener mi propio peso. Bajé a la cocina con unas pintas horribles que, seguramente, si algún director de película me hubiera visto, me habrían cogido para una película de terror sin tener que pasar por un casting. Tomé mi taza y me serví un café. Bebí sorbo a sorbo, disfrutando de ese sabor amargo tan característico. Miré el reloj y escupí la bebida de golpe. ¡Había olvidado por completo llamar a Verónica! Marqué las teclas a gran velocidad y recé porque me cogiera el teléfono.
-¿Verónica?
-Lo siento, Verónica está apagada o fuera de cobertura. Por favor, deje su mensaje después de...
-Muy graciosa -la interrumpí.
-Ah, ____, ¿eres tú? Y yo que ya te daba por muerta. Bueno, ya habláremos otro día. Chao
-Por favor, no te enfades, se me olvidó...
-Ya lo sé, tonta, estaba de broma. -rió- ¿Crees que no conozco a la despistada de mi mejor amiga?
-¡Joder, que susto me habías dado, creí que te habías cabreado!
-Idiota. -escuché su típica risita- ¿Quedas esta noche?
Para ser sincera, lo último que quería era salir.
-Lo siento, no tengo ganas. Otro día, si eso... -intenté restarle la máxima importancia posible.
-Un momento, ¿____ Anderson rechazando una oferta para ir de fiesta? Muy bien, ¿quién se ha muerto?
-¡No es eso, loca!
-¿Entonces?
No quería preocupar a nadie con mis problemas, como siempre hacia. Ahora que ella había olvidado a Ángel y tenía a Bryan no quería ser la típica amiga de la que hay que estar pendientes.
-Es igual...
-Paso por ti a las ocho, fea. Te quiero.
-Pero... -"Mierda. Que manía con dejarme con la palabra en la boca" refunfuñé. Suspiré agotada. ¿Y ahora qué me pondría yo?
Fui hasta mi vestidor y comencé a revolverlo de arriba abajo. Tomé unos pantalones vaqueros desgastados cortos, una camiseta de tirantes gris con el dibujo de un lobo y unos botines con tachuelas. Dejé el pelo al aire y delineé mis ojos, apliqué rímel y un tono rosa pálido a mis labios. "Perfecta" sonreí. Entonces mi teléfono comenzó a sonar. Y al ver el nombre de Óliver en la pantalla lo apagué y lo lancé lo más lejos que pude. Esta era la segunda vez que me llamaba. ¿Qué querría? Ni lo sabía, ni me importaba. Oí el timbre, cogí todo y me reuní en el portal con Verónica.
-¿Nos vamos? -preguntó ella. Asentí con una sonrisa.
-Ten cuidado. -le dijo Bryan a Verónica y depositó un suave beso en sus labios.
-Oooh -exclamé tierna.
-¡Anda, tira! -me empujó avergonzada y reí.
***
Nada más llegar, Verónica me arrastró hasta la pista de baile con ella. Yo me movía algo tímida, ya que nunca me acostumbraba a un ambiente con tantas personas. En cambio mi amiga bailaba como una posesa, lo cual me hacía reír. Mientras soltaba una carcajada, desvíe mi mirada y el corazón se me quedó de piedra al ver a Nathan allí. Dejé de bailar por un instante y me centré en él, que estaba hablando con Ariana.
-¿Sigues ahí? ¡Tierra llamando a ____! -la voz de mi pelirroja amiga me devolvió a la realidad.
-¿Qué pasa?
-No, ¿qué te pasa a ti? -su pregunta me tomó por sorpresa- Llevas media hora en la luna.
-L-lo siento -agaché la cabeza.
-bufó- Voy fuera, que Bryan me está llamando. No te importa quedarte aquí, ¿verdad?
-En absoluto -mentí y recibí una sonrisa de su parte.
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Glad You Came (Nathan Sykes y tú) 1ª temporada TERMINADA
FanfictionFanfic (o novela) con Nathan Sykes de The Wanted y contigo. ¡Espero que os guste! :3