Escuché unos ruidos fuertes y persistentes, como si alguien estuviese aporreando algo. Intenté levantarme, pero un peso que rodeaba mi cintura no me lo permitió. Al principio me extrañé, pero no tardé en darme cuenta de que no estaba sóla. Sinceramente, no daban ganas de moverse, pero los golpes cada vez eran más sonoros y me producían curiosidad. Contemplé unos segundos el rostro angelical de Rubius. Y es que cuando dormía, lo veías y no te creías la de locuras que hacía cuando estaba despierto. Me dio lástima levantarlo, por lo que, con toda la delicadeza del mundo, me escurrí de entre sus brazos y coloqué una almohada en el hueco que ocupaba yo segundos antes. Reí por lo bajó al ver como arropaba el cojín y se frotaba contra él. Deposité un beso en su mejilla y salí del cuarto.
Una vez estuve en el salón de aquella casa, pude distinguir que aquel estruendo provenía de la puerta principal.
- ¡Ya voy! -grité. Caminé en esa dirección, me adecenté un poco y giré el pomo despacio.
Mi amiga estaba mirándome fijamente, con su cara tan característica de "traigo malas noticias". Por un momento se desvaneció.
- ¿Habéis...? -preguntó con sonrisa pícara, observando mi seguramente cabellera. Le mandé callar y negué rápidamente con la cabeza- Bah, que estrecha eres.
Rodé los ojos y sonreí al recordar que no habíamos hecho eso, pero sí habíamos compartido cama. Alejé esos pensamientos de mí, pues sabía que Rachel si había venido hasta aquí con esa expresión, era que algo tenía que contarme.
- ¿Qué querías?
- Oh, sí. -de nuevo, se la veía preocupada- Verás, no sé como decirte esto... Seguramente me vas a matar. -No entendía nada por dónde iba la cosa. Hice un gesto para mostrar mi confusión- Verás, ¿recuerdas cuando te dije que debías pasar un poco de ya sabes quién y eso? Bueno, ¿esa persona te llamó en algún momento? -hice un poco de memoria. Mi teléfono había sonado un par de veces, sí. Pero luego lo había apagado para evitar que se molestase más- Y deduzco que no le contestaste porque te lo dije yo, ¿no es así?
- Me estás asustando, Rachel.
- Lo que te quiero decir es que Nathan te llamó porque tenía hambre. Como sabía que no podía hacer esfuerzos intentó que tú vinieses, pero no le cogiste y como Ariana se volvió a Francia y Jay estaba de vacaciones, no tenía quién le ayudase.
- Ajá -intenté parecer tranquila.
- Entonces se levantó por su propia fuerza y se fue hasta la cocina. Sabes que en el pasillo hay un ventanal muy grande, ¿verdad? -asentí- Entonces estaba abierto porque Jay la había abierto para ventilar la casa. Nathan pasó por delante y perdió el equilibrio y, y...
El alma se me calló a los pies. La miré incrédula. Esto no podía estar pasando. Mis manos comenzaron a temblar y una gota de sudor frío se deslizó por mi frente. Sentía que me faltaba el aire y comencé a marearme. Tenía la sensación de que el corazón se me había detenido en aquel mismo instante. Lo último que recuerdo fue el rostro asustado de mi amiga, antes de que se volviese todo negro.
~*~
Abrí los ojos de repente. "Una horrible pesadilla" -me dije. Miré mi muñeca derecha y me quedé algo confundida. ¿Por qué tenía un cable enganchado? Miré a ambos lado y encontré a Rubius y a Rachel. Se dieron cuenta de que los estaba mirando, por lo que reaccionaron.
- Rubén, ¿puedes dejarnos un momento a solas?
- Claro, sin problemas -dijo el, saliendo de aquella sala completamente blanca y fría.
No hizo falta que dijese nada; mi amiga ya me conocía bien y sabía que quería una explicación de porque estaba en una habitación de hospital. Me contó que me había desmayado por un bajón de azúcar, aunque lo último, por la manera en la que lo dijo, no me convenció del todo.
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Glad You Came (Nathan Sykes y tú) 1ª temporada TERMINADA
FanfictionFanfic (o novela) con Nathan Sykes de The Wanted y contigo. ¡Espero que os guste! :3