Capítulo V

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Decidí ponerme unos vaqueros ajustados, camiseta blanca algo suelta, una americana negra, un collar con un búho plateado y unos peep-toes rosa salmón. Cogí las llaves, guardé el móvil en mi bolsillo junto a mi cartera y pedí un taxi con la dirección de la redacción.

***

"Ya queda menos" suspiré, animada, terminando de pasar al ordenador la entrevista que había mantenido con Nathan. Alguien pidió al otro lado permiso para entrar

-Adelante.

Rachel cerró la puerta tras de sí con una delicadeza extrema, intentando no hacer ruido y evitar que la directora Abramson la descubriese escaqueándose de su trabajo.

-Tía, cuéntame, -habló en voz baja, tomando asiento frente a mi escritorio- ¿qué tal te fue anoche con el millonario-sexy-Sykes?

-¡¿Te has vuelto loca?! -murmuré- ¡Si Jill te pilla te mata!

-Me gusta vivir intensamente. -bromeó, haciendo que pusiera los ojos en blanco- ¿Y bien?

-¿Cómo que "y bien"?

-¿No hubo acción ni...?

-¡Fue una noche normal entre adultos, no seas mal pensada!

-Bah, que sosa eres, hija. Hay miles de mujeres deseando llevárselo a la cama, te invita fuera, ¿y ni un triste beso?

-No sé cuántas veces quieres que te lo explique... ¡Tengo novio!

-Amargada -farfulló por lo bajo.

***

-¿Pero lo has pasado bien?

-¡Claro que sí!-di un pequeño sorbo al cortado.

-Pues eso es lo que importa -sonrió.

-Gracias, Ginger, tú sí que me entiendes y no la petarda de Rachel -rodé los ojos y soltó una carcajada.

-Aunque ella en parte tiene razón.Tienes que dejar de preocuparte tanto por Óliver y comenzar un poco a pensar en ti misma. -me acarició la mano y se levantó de la silla- Me llaman en la mesa tres, luego hablamos y piensa en lo que te he dicho -me guiñó un ojo y se fue. Pestañeé un par de veces, algo descolocada por las palabras de la camarera. Creí que solo mi amiga lo decía porque bueno, ella era así, ¿pero de Ginger?

Mi móvil comenzó a sonar. Solté un bufido al ver quien era.

-¿Qué tal está mi dulce niña?

-Bien -reí falsamente. 

-¿Entonces ya te encuentras mejor? Me alegra oír eso. Por cierto, ¿qué te parece ir esta noche a una discoteca?

Hice una mueca. ¿Por qué le daba por invitarme ahora si hacía tres años que no me llevaba a una?

-Emmmm, sí, claro -fingí una sonrisa. Cada vez este chico era más raro.

-Perfecto, es que quiero aprovechar los últimos días que me quedan contigo hasta que me vaya.

-¡¿Cómo?! -escupí el café que tenía en la boca.

-Tengo que hacer un viaje de negocios a Tokio. El dueño de Toyota, Akio Toyoda, nos a ofrecido una generosa cantidad de dinero para expandir la publicidad de la marcad e coches en Estados Unidos y como representante oficial de la empresa en EEUU, debo visitarle para firmar el pacto.

-suspiré- ¿Y cuánto tiempo vas a estar fuera?

-Una semana. -gruñí- Lo siento, cari, son cosas del trabajo. Lo entiendes, ¿verdad?

Glad You Came (Nathan Sykes y tú) 1ª temporada TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora