Un poco más tranquila, salí de la cafetería y reanudé la búsqueda de un taxi que me llevase a casa. Al cabo de un rato un destartalado pero al menos estable automóvil se detuvo enfrente mía. Abrí la puerta, algo oxidada, y tomé asiento en la parte trasera.
-¿Adónde la llevo? -preguntó el conductor del vehículo, mirándome a través del espejo retrovisor.
Le di la dirección algo anonadada, ya que tenía la impresión de que aquel hombre se me hacía extrañamente familiar.
Estaba completamente segura de que yo no conocía a aquel señor en absoluto, pero sí había algo en él que me recordaba a algo, o quién sabe, a alguien.
-Usted no es de aquí, ¿verdad? -rompió el silencio de sopetón- Tiene acento extranjero.
-Soy de Liverpool.
-Mi sobrino también es de Inglaterra. Mmmmm, ahora que te veo... -me observó, y empezó a tutearme- Yo creo que eres de su tipo. Quizá podrías gustarle.
-¿Eso cree? -me ruboricé.
-Sí, sí. -se acarició un poco la barba.
"Quizá el chico sea majo" me dije "___, ¿no estarás pensando en...?"
-¿T-tiene su número? -pregunté dudosa.
-Claro -sonrió con picardía.
***
"¿Pero qué acabas de hacer, ____?" Me pregunté a mí misma, sin poder creérmelo. "Con lo tímida que eres, ¿y acabas de quedar con un chico que no conoces de nada?"
Estaba comenzando a arrepentirme. Yo no solía tomar decisiones tan a la ligera ni mucho menos, pero algo me impulsó a hacerlo. Inmediatamente llamé a Verónica y a Rachel y les conté lo sucedido. Creí que ellas concordaban conmigo en que lo que acababa de hacer era una locura, pero en vez de eso, escuché un: "vete a verle, no pierdes nada" por parte de ambas. ¿Realmente era buena idea ir?
-¿Tú que opinas, Teddy? -pregunté al viejo oso de peluche, al que de adolescente consultaba todas mis dudas. Lo había encontrado en una de las cajas que había quedado en el trastero sin desempaquetar durante la mudanza. Tenía un poco de polvo y estaba algo descolorido, pero para mí seguía siendo perfecto. Él no podía hablar, aunque yo siempre digo que un silencio vale más que mil palabras- ¿Tú también piensas que hago bien en ir?
Normalmente, en ese momento, se cruzaría por mi mente una contestación rápida, pero esta vez el muñeco no me dijo nada. Eso hizo que me desesperase. Lo agité un poco, esperando así que en mi cabeza brotase alguna idea, la mínima señal de respuesta. En vez de eso, todo lo que recibí fue una mirada vacía de aquellos ojos de botón que me habían visto reír y llorar tantas veces años atrás. Le acaricié un poco la cabeza. No podía culparlo, al fin y al cabo no era más que un trapo viejo al que había cogido cariño. Volví a lanzarlo lejos, haciendo que aterrizase en el interior del cartón. Por un momento me arrepentí de haberle pedido el número de teléfono de su sobrino al taxista, pero algo me hizo cambiar de opinión: una foto. No era una cualquiera; en ella estaban Nathan y Ariana, y bueno, Jay también. Sé que sonará ridículo, pero eso logró despertar una fiera dentro de mí que hasta entonces permanecía dormida. Sin pensarlo dos veces, escribí con decisión el número del chico al que estaba apunto de conocer y le mandé un mensaje.
***
Siete de la tarde. Yo, ____ Anderson, esperando por un chico del cuál ni siquiera sabía su nombre. Sí, al parecer tenía una cita con alguien que no conocía. Subreal, ¿eh?
Suspiré una vez más observando mi reloj. ¿Dónde demonios estaba ese chico?
Escuché unos pasos a mi espalda e inmediatamente me levanté, sacudí mi falda y giré sobre mis talones. Me aclaré la garganta aún con los ojos cerrados, pero una vez los abrí me atraganté con mi propia saliva.
-¡Tú! -exclamamos a la vez, uno señalando al otro.
Tenía ganas de pellizcarme en aquel momento para certificar que aquello era un sueño. Pestañeé un par de veces. Definitivamente no lo era.
-¡¿Qué haces aquí?! ¡Estoy esperando a alguien! -volvimos a decir a coro, haciendo que la situación se volviese aún más cómica de lo que estaba siendo.
Entonces encontré en sus ojos azules como el mar aquel parecido que había visto en el conductor del taxi. "De todos los chicos que hay en Manhattan, tenía que ser Jay" rodé los ojos, y ambos no sentamos en el banco. Ambos nos miramos y comencé a analizar esta situación tan propia de las películas. Hubo un momento de silencio y no pudimos evitar romperlo estallando a carcajadas. Minutos más tarde, las risas cesaron y recuperamos la compostura,
-Mira, esto no es lo que parece. No me gustas.
-¡No, ni tú a mí! -hizo que los colores se me subieran a las mejillas.
-Que pasa, ¿tan feo soy? -reí.
-¿Tan fea soy yo? -me señalé.
-¡Qué va! -negó divertido- Lo que pasa es que me gusta otra.
Entonces le miré rápidamente. Entrecerré los ojos y le observé fijamente, para así intentar averiguar quién era esa otra. Noté que se puso extrañamente nervioso y enseguida desvió la mirada al suelo.
-¿Y quién es ella? -pregunté, sonriendo pícaramente.
-Qué raro, es la tercera vez que nos vemos de forma casual, eh. Primero me topo contigo por la calle, luego resulta que eres amiga de Nathan, y ahora esto -rió nerviosamente para cambiar de tema.
-Sí, y que lo digas... -asentí lentamente.
Se formó un incómodo y demasiado largo para mi gusto.
-Tengo que irme, ¡adiós!
Y dicho esto, cogió su cazadora y salió de allí casi corriendo, dejándome en un absoluto shock. "Qué raro es a veces este chico" me dije.
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Glad You Came (Nathan Sykes y tú) 1ª temporada TERMINADA
FanfictionFanfic (o novela) con Nathan Sykes de The Wanted y contigo. ¡Espero que os guste! :3