Capítulo XXIII

2.1K 82 5
                                    

-Narrador-

Ella cerró los ojos, apretó los dientes y los puños con fuerza y retuvo las lágrimas unos escasos segundos. No era capaz de creer lo que sus oídos acababan de escuchar. Intentó mantener la calma, pero la situación le pudo esta vez y terminó por desplomarse en el suelo, estallando en llanto. Se sentía impotente, sin energía; como si aquellas duras pero sinceras palabras del doctor le hubiesen arrancado de las manos su vida, y en parte, lo habían hecho.

Ni el consuelo de Rubén, ni el de Jay, ni el de Rachel fueron suficientes para que recobrase la calma. "¿Qué hice mal?" era todo cuanto se preguntaba. Le parecía imposible que esto le estuviese sucediendo a ella, pues siempre creyó que estas cosas solo sucedían en las películas y en los libros. Pero no, esto era real.

~*~

Transcurrían las semanas y los meses. ____ seguía yendo cada día al hospital, con la esperanza de obtener otra respuesta de los médicos que no fuese "no tenemos nuevas noticias aún" o "las esperanzas de vida son prácticamente nulas". Aunque ella era testaruda como una mula, nunca se daba por vencida, resistía más que cualquier ser humano que hubiese habitado la faz de la Tierra. Y algunos se dirán: "¿Pero cómo, si se pasa el día llorando?" Eso, amigos míos, no tiene nada que ver. Porque no es que fuese frágil, sino que ya llevaba demasiado tiempo siendo fuerte.

- No, yo confiaba en ti. ¡Creí que me apoyarías! -se levantó repentinamente y la apuntó con el dedo.

- Cariño, no es eso. Sabes que es lo mejor para ti...

- ¡Cállate! -la interrumpió ____ con ojos llorosos, bajo la mirada expectante de toda la cafetería. Le miró con lástima- ¡Y no me mires como si fuese una loca, como hacéis todos!

La camarera permaneció en silencio y ella añadió:

- ¡Ya sé que todos queréis perderme de vista! -Ginger intentó discrepar pero ella no se lo permitió- ¿Y sabes qué? ¡Lo haré! ¡Puedo asegurarte que no volverás a saber nada más de mí!

Salió dando grandes zancadas del establecimiento, con el corazón en un puño. Caminaba pisando con fuerza el suelo, descargando su ira contenida, como si este tuviese la culpa de que el mundo se estuviese poniendo en su contra. Respiró aliviada al divisar a pocos metros de ella el portal de su edificio.

Subió hasta su piso y, una vez entró en su apartamento, se dejó caer en el sofá. Hundió su cara en uno de los cojones y ahogó un grito. Luego, comenzó a llorar sin consuelo.

Pasado unos minutos el llanto cesó, pues no le quedaban lágrimas.

Se paró a plantearse su situación.

Desde el coma de Nathan, ella había comenzado a comer cada vez menos, a no dormir... Ya no era la chica alegre y soñadora de Liverpool que había venido a comerse el mundo, no. Esa ____ había muerto en su interior. Parecía un ser sin alma. Había comenzado por odiarse a sí misma y terminar odiando al resto del mundo.

No soportaba que los demás la tomasen como una demente, que la tratasen como si estuviese mal de la cabeza.

Tanto Jay, como Rachel y Verónica le habían dicho que lo mejor era que se fuese lejos, para poder empezar de cero al lado de Rubén y olvidarse de todo esto. ____, en cuanto escuchó aquel consejo, creyó que explotaría. ¿Cómo iba a dejar a Nathan? Y ahora, Ginger también pensaba que era la mejor opción. ¡De ninguna manera tenía pensado irse! Se había jurado así misma cuidar de él como de su propia vida.

Aunque mentiría si dijese que no se planteó más de una vez eso de marcharse, pero enseguida aparcaba ese tema. No podía abandonar al chico de ojos verdes que la había enamorado y el cual habría dado en estos casos todo por ella. Ahora era cuando más le necesitaba.

Se levantó del sillón y se dirigió al baño. Abrió el grifo y dejó que el agua fría corriese. A continuación, puso las manos debajo de él y se lavó la cara un par de veces. Se miró al espejo, suspiró y se dijo: "no, ____, no llores más" y acto seguido, se derrumbó de nuevo.

Está también había sido otra de las costumbres que tenía a la hora de llegar a casa. A sus amigos esto les preocupaba, aunque no tanto como el hecho de que a veces tuviese que tomarse tranquilizantes y despertase con un ataque de ansiedad al soñar con la muerte de Nathan y que tuviesen que llevarla a la clínica.

Entonces, una locura se pasó por la cabeza de ____. Divisó algo metálico en uno de los cajones del baño. Sin pensarlo dos veces lo cogió. Por un momento creyó que sería la mejor opción, por lo que cogió la cuchilla y sé la clavó en la muñeca. Comenzó a apretarla con violencia y a hundirla en la piel hasta que unos ríos de sangre comenzaron a recorrerle el brazo. Apretó los puños con fuerza y cerró los ojos. Por un momento, se sintió bien, como si su dolor hubiese desaparecido. Dejó caer la oja plateada y se desplomó en el suelo, mareada. Su cabeza no respondía. Su visión se volvió borrosa.

Entonces miró la luz del techo del baño y comenzó a escuchar un sonido que cada vez se hacía más nítido. Sin duda, reconoció al instante la voz de Nathan.

- No, ____, no lo hagas -le dijo. Ella comenzó a sonreír. Le oía, estaba oyendo su voz después de tanto tiempo y eso le hizo aflorar un sentimiento en su interior que llevaba muerto demasiado tiempo.

- Nathan... -miró a un punto invisible sin dejar de sonreír.

- ____, tienes que irte con Rubén, él te cuidará.

- Pero yo no quiero dejarte.

- Tienes que hacerlo, yo estaré bien -ella negó con la cabeza, sin decir nada.

- Tengo que cuidar de ti...

- No, no te preocupes por mí.

- Pero...

- ¿Quieres cumplir mi última voluntad? -preguntó y ella asintió- Entonces, sólo te pido una cosa. -ella afinó el oído y susurró- Vete y sé feliz.

Esas palabras rebotaron en su mente como si hubiese eco, hasta que dejó de oír su voz. "Lo haré" -se dijo. Estaba dispuesta a hacer feliz a Nathan por última vez.

Glad You Came (Nathan Sykes y tú) 1ª temporada TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora