Capítulo IV

3.1K 96 3
                                    

Abrí la puerta y lo vi ahí, parado, sin decir ni mú. Se suponía que no debería estar allí.

-¿Adónde vas así vestida?

-Emmm, esto, yo... A-a-a ninguna parte.

-¿Y entonces que pintas son esas para estar por casa? Nunca te había visto ese vestido -me inspeccionó de arriba abajo.

-Pues porque me lo compré para ti especialmente y me lo estaba probando -mentí con una falsa sonrisa.

-En ese caso vamos a aprovecharlo. ¿Te apetece cenar fuera?

-No puedo -aparté la mirada. Algo me decía que esto no iba a terminar bien.

Óliver me observó callado. Su rostro reflejaba confusión.

-¿Por qué no?

-Porque... -"vamos, ____, piensa"- Estoy enferma -empecé a toser fingidamente. Me miraba desconfiado, la verdad es que debía mejorar un poco mis dotes como actriz.

-¿Estando mala te pones a pro...?

-¡Óliver!

-Vale, vale, ya paro de hacer preguntas. -rodó los ojos- En fin, cuídate mucho, cielo, ¿de acuerdo? Ah, y descansa.

-Lo haré -esbocé una pequeña sonrisa y besé su mejilla.

Suspiré aliviada una vez que se fue. Me sentía mal, muy mal. Acababa de mentirle a mi novio para salir con otro chico.  Jamás le había hecho esto a él. Tenía muchos remordimientos, eso no había estado nada bien.

Diez minutos después llamaron a la puerta. Ese debía ser Nathan.

-Hola. -dije algo tímida. No pronunció palabra alguna. Se limitó a observarme con los ojos como platos y no pude evitar ruborizarme- ¿Tan mal voy? -reí.

-Guau... Dios. -balbuceó. Mis mejillas ardían- Quiero decir, -negó con la cabeza- estás preciosa.

-Gr-gracias -mordí mi labio inferior. Óliver nunca reaccionó así al verme, eso me entristeció en el fondo.

-¿Qué tal llevas la picadura del mosquito? -fruncí el ceño- Ya sabes, con lo que tenías los labios hinchados como esponjas -largó una carcajada y le di un codazo- Vale, lo siento, lo siento... -dijo sin dejar de reír. Le miré con seriedad unos instantes y su risa cesó.

-¿Cómo has sabido que este era mi piso? -cambié de tema.

-Ah, me lo dijo el portero. -se acercó a mí y hablo en un tono confidencial- Parece que tiene la regla, menudas malas pulgas tiene. -negué divertida y él pasó una mano por encima de mi hombro- ¿Nos vamos ya?

-Vamos -sonreí.

***

No imaginé que Nathan me traería a una discoteca. Esto no significa que la idea no me guste, que por cierto me encantaba, pero creí que iríamos a un restaurante o algo. Mi novio siempre lo hacía y eso ya me aburría. Yo buscaba divertirme un poco.

Al principio pensé que sería un antro con olor a tabaco, gente peleándose entre otras cosas y personas por el suelo, pasados de copas. Esa imagen tenía yo de estos sitios desde la primera y última vez que Oli me trajo a una, hacía ya por lo menos tres años desde entonces. "¿Por qué no dejas de comparar lo que hace Nathan con lo que hace Óliver?" me preguntó una voz en mi cabeza. Tenía razón, ellos eran dos personas distintas: una mi amigo y otra mi novio. Nada más.

El castaño me arrastró hacia el centro de la pista. Era un poco difícil abrirse paso entre la gente, pero logramos hacernos un hueco. Comenzamos a bailar individualmente al ritmo de la música electrónica. Me era imposible contener la risa por las extrañas caras que él me hacía. No lo estaba pasando bien del todo ya que cuanto más vez intentaba no hacerlo, más pensaba en mi chico de ojos azules.

Glad You Came (Nathan Sykes y tú) 1ª temporada TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora