CAPÍTULO 14

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Mi cerebro estaba procesando todo lo que había escuchado por lo cual no reaccionaba y no enviaba ninguna orden a las otras partes de mi cuerpo para que se movieran, me había quedado ahí parada sin hacer nada ante la vista de esas dos personas que estaba empezando a odiar en ese mismo momento, tenía un dolor en el vientre desde hace una hora por todos los pormenores que había teniendo en el vuelo que se había retrasado bastante y ahora con eso el dolor solo estaba aumentando así como la ganas de llorar, de gritarle y de lanzarles todo lo que tenía conmigo.

-Scarlet – Fernando empezó a caminar hacia mí y Amelia solo se dio la vuelta con sus manos sobre su cuerpo – Scarlet, yo...

Mi primera reacción fue una bofetada en su rostro con toda la rabia de mi ser que hizo que hasta yo me sobresaltara por el fuerte sonido – ¡Eres el imbécil más grande de todo este planeta! – las lágrimas rodaron por mis mejillas.

-Amor – me miro con los ojos suplicantes.

-¡Olvídate que existo, Fernando Montero! – di media vuelta y salí corriendo de esos pasillos aunque el dolor en el vientre aumentaba a cada minuto, escuche los pasos de Fernando tras de mí, pero no podía aumentar el ritmo de mi fuga, llegue la lobby y al parecer la prensa se había dado cuenta de mi presencia por lo que empezaron a interceptarme, tenía los ojos rojos y las flashes de las cámaras solo hacían que este dolor de cabeza aumentará más así como el dolor en la parte baja ¿qué me estaba pasando?

Todo me estaba dando vueltas, me estaba sintiendo muy mal, las luces las sentía distantes y los ruidos se hacían más fuertes, sentía que en cualquier momentos me iba a desmayar entonces fue cuando sentí como una mano me sacaba de ese círculo de preguntas que no entendía y de cámaras que luchaban por tener la mejor toma de lo que estaba sucediendo.

- ¿Estás bien? – un joven que se me hacía conocido me tomó por ambas manos.

-No – cerré los ojos porque el dolor aumentaba – sácame de aquí, por favor.

El ruido detrás de mí se hacía más intenso y supe que Fernando había sido acorralado por las mismas cámaras también y al menos eso me daba un poco de ventaja para salir de ahí y que no me alcanzara, el joven tenía una mano por mi cintura y la otra sostenía la mía, habíamos avanzado unos pocos pasos hasta que sentía como un líquido recorría mis piernas, el pánico se apoderó de mí y me detuve.

-¿Qué te pasa? – el joven me miro con confusión y pánico al mismo tiempo.

-No me sueltes, te lo suplico.

Mire al suelo y un grito salió de mi, este se estaba manchando de sangre al igual que mis pantalones, las lágrimas me cegaron por completo y me aferré, con todas las fuerzas que tenía, al brazo del joven que me hacía sentir segura, el dolor de cabeza se hizo más fuerte y mi cuerpo no me ayudó más por lo que no supe de mí en un instante.

*** FERNANDO MONTERO ***

Los reporteros me encerraron en un círculo y no podía seguir avanzando, empecé a luchar contra ellos para poder alcanzar a Scarlet y que me escuchara, no quería perderla, el pánico se había apoderado de mí al igual que la culpa.

-¡Scarlet se desmayó! – una periodista grito y esta vez no me importó nada, empuje a los reporteros que estaban a mi lado hasta que me libere del círculo y por fin pude a verla, estaba en brazos de un joven, corrí los pocos metros que me separaban de ella consciente de que todos los medios de comunicación venían tras de mí.

-¡Scarlet! – llegue hasta ella y el joven me miro con cautela, el miedo que experimentaba en estos momentos se estaba apoderando de mí con más fuerza al verla cubierta de sangre - ¡Scarlet! – se la quite de los brazos y la tome en los míos, sin esperar respuestas me abrí paso entre el nuevo círculo de cámaras que se había formado a mi alrededor, todo era un completo caos, salí del hotel y Espinel no estaba por ningún lado, sola la limusina, Scarlet estaba inconsciente y su piel hervía en fiebre.

SIEMPRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora