CAPÍTULO 34

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-Buenas noches, señorita – la voz de mi novio me sobresaltó al descubrirlo apoyado en el barandal con dos copas en su mano – he decidido traerla hasta aquí porque quería pasar un momento con mi actriz favorita ¿su novio se molestara?

Reí y baje la mirada por unos segundos, el joven que me había acompañado desapareció por las mismas escaleras por la cual yo había subido – No creo que se moleste – camine hacia él – mi novio sabe que tengo un admirador preferido y lo comprende muy bien.

-Si yo fuera su novio, no podría comprenderlo – extendió la copa hacia mí – está más radiante esta noche.

-Gracias – tome la copa – ¿así que una reunión con Donatto? – reí junto con él que me atrajo hacia su cuerpo.

-Quería que fuera una sorpresa, sé que eres muy curiosa.

-Estaba muy intrigada – el viento de la noche revoloteo levemente mi cabello – aunque la historia de César no me convencía por completo ¿puedo preguntar a qué se debe todo esto? Aunque tus hermosas sorpresas nunca dependen de una ocasión importante, te amo por ser como eres.

-Siempre he dicho que mereces todo – dejó su copa aún lado de nosotros y pasó su dedo por mi nariz para después soltarme – digamos que quiero que esta noche se vuelva inolvidable para ambos. – sonrío.

Dio media vuelta y camino hacia la pequeña habitación, tome el champán que reposaba en mi copa y contemple la ciudad, México daba su espectáculo de luces ante la vista de cualquiera, podía entender perfectamente la fascinación de mi novio ante esa óptica.

Un ruido conocido quito la tranquilidad de la noche, un avión se aproximaba a la ciudad o al menos ese era el ruido que escuchaba, lo cual podía ser cierto porque el aeropuerto no se encontraba muy lejos de ahí, gire levemente la vista y Fernando salía de la habitación con una rosa blanca en la mano, sin decir nada me la extendió y yo la tome musitando un leve gracias, el ruido del avión cada vez se hacía más cercano, desvíe mi mirada buscando su procedencia y efectivamente era lo que había imaginado, o casi, un helicóptero sobrevoló a kilómetros de distancia, no tan lejos por supuesto, mire a Fernando como buscando una explicación y él no me miraba, también miraba el helicóptero, volví mi vista hacia este y mis ojos se abrieron repentinamente más de lo habitual.

El helicóptero iba muy despacio frente a nosotros porque un cartel del color blanco se desplegaba desde la parte frontal hasta la parte trasera, mis manos acompasaron mi boca al leer lo que decía ese cartel con letras doradas "¡Vamos a compartir cada día de nuestra vida por siempre! Yo estoy listo ¿tú?"

La sonrisa más grande se dibujó en mi rostro y al girar para ver a Fernando me encontré con que estaba arrodillado con una caja azul de terciopelo en su mano que dejaba ver un precioso anillo que destellaba por las luces del mirador, empecé a mover la cabeza de forma afirmativa porque las palabras no salían de mí, me incliné levemente para estar a la altura de mi novio y lo abrace rápidamente, casi pierde el equilibrio, pero me sostuvo entre sus manos – Por supuesto que estoy lista. – susurre en su oído sin soltar las manos de su cuello, él me abrazo fuertemente por la espalda y susurro un nuevo te amo, bese sus mejillas con insistencia por algunos segundos mientras ambos reíamos y después busque sus labios, nos vimos envueltos en un beso de amor que cada segundo se avivaba más, cuando nos separamos él me tomo de las manos y nos levantamos, mis rodillas estaba un poco entumecidas por la posición que habíamos mantenido y me di cuenta que las de él también, pero ahora nada importaba, solo él y yo.

Con mi mano en su mano, le ayude a sacar el anillo de la cajita, lo tomo entre sus dedos y con mi vista fija en ella, el anillo se posó en mi dedos con perfección, ambos miramos nuestras manos y él después la llevo a sus labios para darle un beso tierno – Gracias por ser la mujer perfecta para mí – miro a mis ojos – quería que este día fuera especial y que por siempre lo recordaras, no quiero estar separado más nunca de ti.

SIEMPRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora