CAPÍTULO 50

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-Pero simplemente no puedes irte así como así. – la voz de mi hermana se escuchaba claramente en el pasillo.

-Entiéndeme, Paola – era la voz de Carlos – debo regresar a Puerto Rico, mi

Trabajo está allá.

-Yo me quede por ti, ni siquiera me había dado cuenta que ya habían pasado dos semanas desde que llegaste, por favor no te vayas.

Un silencio profundo se hizo en la habitación, me cruce de brazos y decidí bajar las escaleras en busca de mi vaso de agua, era la una de la mañana y jamás pensé que mi hermana estuviera discutiendo con Carlos en su habitación y mucho menos que ya hubieran empezado una relación y si me atrevía a decir eso era porque de otra manera ella no le estaría reclamando que se fuera de nuevo a Puerto Rico.

Cuando llegue a la cocina, busque el vaso y lo llene de agua, aún sumida en mis pensamientos hasta que sentí pasos de la sala, deje el vaso de agua en la isla y antes de poder salir de la cocina, vi a Carlos, un poco despeinado y con su pijama color verde, me sonrió como apenado y dio la vuelta por el otro lado de la isla.

-¿No puedes dormir?

-No es eso, solo que baje por un vaso de agua – señale - ¿tu?

-¿Desde qué hora estás aquí abajo? – lleno un vaso de agua.

-Desde hace más de media hora. – mentí para saber si me decía algo o no.

-Yo...yo estaba con tu hermana – lo dijo sin mirarme a los ojos – estaba en su habitación, pero no pienses mal, solo estaba hablando con ella, es una muy buena amiga.

-¿Amiga? – alce la ceja con una sonrisa apoyada en la isla.

-Sé que eres mujer y te das cuenta de las cosas antes de que te las confirmen – río – es lo que estás pensando, tu hermana me gusta y mucho solo que en momentos no sé cómo tratarla, sus reacciones son impredecibles.

-Pero tú no tienes una vida acá y ella tampoco ¿no crees que será un poco complicado que tú estés en Puerto Rico y ella en Ecuador y de vez en cuando en Francia?

-Lo he pensado – llevo el vaso de agua a sus labios y bajo la mirada por unos segundos – pero no se sabe si no se intenta, en estas dos semanas que he estado con ustedes me he divertido mucho con ella – sonrío – es muy activa y sobre todo sabe lo que quiere y como lo quiere, se nota que es tu hermana.

Reí – Gracias, ella es una niña muy linda, ha sufrido mucho en el amor, pero a pesar de eso no se cierra las puertas y creo que también está interesada en ti.

-Me lo dijo – sonrío – el mismo día que vino tu padre a hablar con Fernando.

– Realmente es muy activa – pase el dedo por el vaso que yo había dejado segundos antes - ¿qué piensas hacer entonces?

-Mañana tengo que volver a Puerto Rico, mi trabajo aquí culminó y ella no quiere que me vaya, no sé qué hacer, puedo pedir unos días de permiso en la clínica aunque eso no resuelve nada, como dices son países los que nos separan y tengo miedo que ella o yo nos fijemos en otras personas estando lejos.

-¿No estás seguro de tus sentimientos? – él se sentó a mi lado con el vaso de agua aún en sus manos.

-Nos estamos conociendo recién y puedo decir que siento una atracción física muy fuerte y ella siente lo mismo, pero de ahí a otra cosa no puedo asegurar nada – bajo la mirada hacia mis manos – debo confesar que cuando vine aquí aún tenía sentimientos por ti.

SIEMPRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora