CAPÍTULO 24

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-¿Entonces el doctor Carlos está aquí en México? – la voz venía detrás de mí mientras tomaba la cartera del sofá de mi camerino.

-Las noticias siempre vuelan – me giré para ver a Fernando reclinado en la puerta - ¿quieres la verdad o prefieres que te mienta a pesar de las pruebas?

-La verdad, leí lo que decían los titulares – entro a mi camerino cerrando la puerta tras de él, pude escuchar cómo le ponía el seguro – pero no creo nada de ellos, tú no eres así.

-¿Así? – me cruce de brazos.

-No utilizas a los hombres para sacar celos a otros, tú juegas mejor, castaña seductora. – esbozo una sonrisa.

-¿Viniste para eso? Porque tengo prisa.

-Quería saber si esta noche me acompañaras al lanzamiento oficial del vídeo, habíamos hablado de eso el mes pasado. .

-Eso fue cuando estábamos juntos, no creo que ahora deba ir, tú y yo no somos nada, pero sé que estarás en buena compañía.

-La única compañía que quiero es la tuya – dio unos pasos más y yo hice lo mismo en dirección contraria, sabía que no podía estar cerca de él – por favor, ven conmigo, aunque sea como amigos.

-Tu sabes perfectamente que no podemos ser amigos – avance hacia la derecha con el objetivo de rodearlo y salir de su alcance – te felicito por el vídeo y por los dos conciertos que brindaste, pero no cuentes conmigo para que te acompañe, entre nosotros está todo dicho. – saque el seguro de la puerta y abrí lo más rápido posible para después salir casi corriendo de esos pasillos, me despedí de la recepcionista de manera rápida y busque mi coche en el estacionamiento, mi corazón latía a toda prisa por el encuentro que había tenido con Fernando.

Una vez estuve en el primer semáforo de la carretera le envié un mensaje a Carlos para que fuera al restaurante que había escogido, tenía una hora y le había pedido que fuera uno cercano, el tráfico a medio día solía ser insoportable.

-Buena tardes, su acompañante está en la terraza, permítame acompañarla, señorita.

-Gracias. – seguí al amable anfitrión a través de las escaleras del restaurante y en breves segundos estábamos en la terraza que tenía un aire perfecto para esa tarde calurosa.

-Estas muy bella, como siempre.

-Gracias, doctor – se levantó para ayudarme a sentar - ¿tarde mucho?

-No, lo suficiente para que todo esté listo – un mesero llego con los dos platos de comida y otro puso el vino sobre la mesa – ¿cómo estuvo tu día?

-Sin contratiempos, tenemos grabaciones hasta las doce la noche.

-Nuestros trabajos se parecen, tenemos hora de entrada, pero no de salida – tomo la copa de vino – por ti y por mí.

-Salud – tome mi copa también y la choque con él - ¿tú jornada de Congreso?

-Interesante, el expositor resultó muy dinámico, no tengo quejas de él, espero que él de la siguiente jornada sea igual.

-¿De verdad no tuviste problemas por los titulares?

-Tranquila, eso está solucionado aunque no me gusto que dijeran que es por celos a tu ex.

-Así es la prensa, no dudó que en estos momentos ya existan fotos de nosotros en este restaurante – sonreí – gracias por comprenderme, tu compañía me hace mucho bien.

-¿Las cosas no son color de rosa en tu vida?

-No – mire el plato de comida – todo lo que le he dicho a la prensa es mentira, mi relación con Fernando está en los suelos, mi carrera está siendo amenazada por esos titulares, la compañera de Fernando me agobia con sus intrigas, es como si todo se estuviera acumulando.

SIEMPRE LOS DOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora